—Eso es realmente jodido amigo — me dice Caiden mientras juega con uno de los bebés de Gomita en regazo, sus manos están llenas de rascaduras y mordidas pero aún así mi amigo deja que La pequeña Pelusa le haga muchas más.
Los cinco gatitos de Gomita al parecer ya tienen nombres:
Una es Pelusa y su hermano Algodón de Azúcar, ellos son los que se parecen a su mamá, luego esta Botitas que ahora esta de seguro destrozando uno de mis zapatos, también esta la pequeña Diosa que en este momento está destrozando las cortinas como su fuera su juguete favorito y por último esta el Osito que de igual manera le encanta destrozar propiedad ajena y usar el sofá como su afilador de uñas personal.
La madre de estos pequeños traviesos descansa cómodamente en mi regazo ronroneando feliz de verme, aun esta un poco pasada de peso pero no es como cuando estaba embarazada.
Los gatos de alguna manera son relajantes y estresantes a la vez.
—Mañana iré a verla y no se como reaccionará — Caiden me mira comprensivo — ¡por dios! El internet, las revistas y programas de espectáculos, todos se hicieron un festín mientras duraba mi gira, fui tendencia en Twitter prácticamente todas las semanas — me froto el rostro frustrado conmigo mismo – es imposible que no haya visto todo lo que hice.
—¿Y que hiciste Bastian? Cuando hablamos siempre me dijiste que solamente eras “tu mismo” — hace comillas con los dedos — ¿Por qué te avergüenzas ahora? ¿No estabas bien? — la sonrisa comemierda que me da Caiden me provoca unas ganas enormes de destrozarla con mi puño.
—Cállate.
—¿Por qué? ¿No te gusta que te recuerde tus propias palabras o no quieres aceptar que ese no eras tu? Espera, claro que ese eras tu, solo que un tú idiota e irresponsable. Bastián te conozco, y yo si te puedo asegurar que el de los últimos tres meses no eras tu, tal vez en parte. Solo que tu siempre — enfatiza el siempre — reprimiste toda tu mierda y cuando Adra te rechazó todo eso explotó y lo llevaste a un extremo, no entiendo tu afán de ir siempre a un extremo. Primero fuiste el chico bueno, todo un caballero soñado de Disney. Para luego convertirte el chico malo, grosero e idiota de wattpad.
» Siempre en un extremo. Te voy a hacer una pregunta y quiero que me respondas con la verdad — con la mandíbula apretada asiento despacio — no me vale eso, quiero que lo digas.
Giro los ojos mientras observo a Gomita, acariciándola, me siento como un adolescente que recibe el sermón de sus padres, nunca tuve un sermón de mis padres y a mis tíos les valía lo que hacía con mi vida, siempre y cuando me mantuviera vivo y sin causarles problemas, pero claro que les importó mi vida en el momento en el que me tope con la fama, sonrío amargamente antes de hablar.
—Esta bien.
—¿Siquiera sabes quién realmente eres?
Quiero decir que lo sé, pero ya no estoy tan seguro, si no soy ese chico que mostré a las cámaras durante toda mi carrera y tampoco soy el que siempre oculté y el que deje salir. ¿Quién rayos soy?
Soy Sebastián Blackburn el chico retraído que perdió a sus padres y al que nadie se le acercaba por que el no quería hablar con nadie.
O Soy Bastián Black a quien todos quieren… y ya ni siquiera eso, a quien solamente sus fans quieren y personas a las que les interesa lo que mi fama les puede dar.
Me quedo en silencio por que no lose.
~°~°~°~°~°~°~°
Y otra vez estoy en el hospital, con una bolsa llena de dulces que se que le gustan a Adra, aunque a ella le gustan la mayoría de los dulces. Pero continuó en su puerta sin saber si entrar o no, tampoco se si ahora ella estará consciente o no, no se cual alternativa me asusta más en realidad.
Lastima que yo no tomo la decisión.
—¡Diez minutos! ¿Qué no sabes como abrir una puerta…? — Angie me mira con el ceño fruncido cuando me reconoce.
—¿Bastian? — miro por encima de Angie y me encuentro con los ojos de Adra, al parecer esta despierta, ella cierra los ojos y se los frota, como si pensara que esta alucinando y talvez lo hace, ese gesto me hace sonreír, levanto la mano en la que tengo la bolsa con dulces.
—Tengo dulces — eso la hace sonreír a ella, involuntariamente pero lo hace, y es ahí cuando noto su “cabello”, es una peluca azul… el mismo azul que el cabello de Ares, escaneo la habitación y me lo encuentro en una silla mirando a Adra, estudiándola, luego su cabeza se gira a mi y me observa atentamente antes de sonreír, quisiera decir que su sonrisa es falsa, pero no, su sonrisa es genuina.
Aparto la mirada antes de aclararme la garganta.
—¿Puedo pasar? — pregunto a Adra, sus amigos la miran esperando una respuesta especialmente Angie.
—Claro — susurra, Angie asiente y se aparta de la entrada dando paso.
Avanzo y siento las miradas en mi, estoy acostumbrado a que me miren un montón de personas cada vez que subo a un escenario, pero esto se siente diferente.
—¿Ares tienes hambre? — pregunta Angie a mis espaldas, Adra los mira con los ojos entrecerrados, y más cuando el chico con el cabello azul asiente frenéticamente — ¿Qué tal si vamos a comer algo mientras te cuento en que proceso está mi novela?
—Súper, ya quiero saber si Jaden logra matar a Yosel o ella usa sus sentimientos en su contra… — Ambos salen de la habitación hablando de algo que no entiendo para nada.
Al cerrarse la puerta surge un silencio un poco incómodo, no se que decir pero afortunadamente ella si.
—Y… ¿esos dulces no eran para mi? — me pregunta con la mirada en la bolsa con el logotipo de la tienda donde los conseguí.
—Por supuesto — se los doy y ella se pone a husmear dentro de la bolsa —Así que… — me quedo nuevamente en blanco y es ella la que nuevamente habla.
—Si, estoy bien y si, pase por una tormenta llamada cáncer pero logré patearle el trasero exitosamente — me sonríe relajadamente y se encoje de hombros — no voy a mentir, al principio la pase mal, pero muy mal, según me dijeron después, entre en una depresión profunda, no paraba de llorar y trate de alejar a todos de mi, pero todos regresaron como un boomerang, incluso tu — ella me mira un poco apenada — lo siento Bastián, por rechazarte y huir sin decir nada, eso estuvo mal.
—Si me lo hubieras dicho…
—¿Qué? ¿Te hubieras quedado? No podías, al menos te divertiste en Latinoamérica — siento mis orejas arder ante la mención de Latinoamérica, ella se da cuenta y ríe un poco — se que no te gusta que las personas crean que te conocen mejor que ti mismo, pero no eras tu mismo en la gira.
Quiero reír por que ya ni se cuantas veces escuché eso.
—Si, tienes razón, pero estoy empezando a creer que todos menos yo saben quien soy en realidad.
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Estrella Fugaz
Roman pour AdolescentsBastian Black, es el sueño húmedo de cualquier adolescente... Y hablo en serio cuando digo "cualquier". No puedo culpar las, si solo con verlo se te detiene la respiración y solo con escuchar su voz tienes un orgasmo. Pero con los años yo desarrolle...