Todos los niños ya se habían presentado, era hora de despedirse, era hora de volver a casa. Los niños del futuro se encontraban con sus respectivos padres en versión joven, diciéndoles lo divertido que había sido el conocerlos a esa edad.
-Fue lindo conocerte tío Fred, le hablaré a papá de ti- le decía Fred Lee al gemelo de su padre.
-También fue bueno conocerte, Fred- le sonrió, para luego abrazarlo-. Dile a ese idiota que lo quiero- agregó en un susurro, sabiendo perfectamente el dolor que debió de pasar su hermano, porque él sentía aquel mismo dolor con tan solo imaginar el perder a George.
-Lo haré, tío Fred, lo prometo- murmuró Fred Lee.
Más alejados, se encontraban Ginny y Harry, quienes conversaban animadamente con los señores Weasley.
-¡Como han crecido!- exclamó Molly, emocionada-. Se ven tan... ¡tan mayores!- agregó, para luego abrazarlos.
-Sí, hermanita, y creo que tienes las caderas más anchas- dijo una voz a sus espaldas, la cual hizo que los corazones del matrimonio de futuro dieran un salto en sus cajas toráxicas.
-¡Fred!- exclamó Ginny, para luego correr a abrazarlo.
El pelirrojo la recibió con los brazos abiertos, luego la elevó del suelo mientras ella se aferraba a él como si su vida dependiese de eso. Y es que así lo parecía, porque era su hermano y hacía años que no lo veía, que no lo sentía, que no lo oía.
Hacía años que Fred ya no existía...
-Yo creo que sus caderas se ven bien- opinó Harry, ganándose un golpe en la cabeza y una mirada severa del señor Weasley.
-No sé que estás mirando, jovencito, pero ya no lo hagas.
Harry asintió rápidamente, ahogando una carcajada.
-¡Atención!- pidió Hermione, desde el centro de la habitación.
Todos allí guardaron silencio y la observaron expectantes, esperando recibir la información que la castaña quería darles.
-Creo que ya es momento de irnos, los padres de algunos de ustedes nos esperan y creo que tienen mucho que contar cuando volvamos- les dijo, mirando uno a uno a los niños.
-Hermione, tiene razón- concordó Harry-. Ya es hora de volver.
Un portal apareció de la nada en medio de aquella habitación y todos los que ya se habían despedido comenzaron a pasar por él, uno a uno.
Draco se acercó a donde estaba su hijo, su yo pasado y Astoria. Al llegar junto a ellos, vio como Scorpius soltaba silenciosas lágrimas mientras se abrazaba a la azabache, sin querer soltarla.
-Scorp, solo tienes que cruzar el portal, me verás del otro lado- le dijo Astoria, dulcemente, mientras le acariciaba el cabello.
Eso solo pareció empeorar la situación, porque el niño comenzó a hipar y la soltó para abrazar a su padre, quien lo recibió en sus brazos con comprensión, ya que él sentía el mismo dolor.
-¿Puedo?- le preguntó Draco a Astoria, insinuando que quería abrazarla.
Ella pareció entenderlo, porque le sonrió de lado y abrió sus brazos para que él la abrazara. El rubio no se tardó mucho para abrazarla con todas sus fuerzas y cariño, luego de unos segundos, también unió a su hijo al abrazo.
Draco veía la escena desde afuera, sin comprender exactamente qué es lo que sucedía. De igual manera, no había que ser muy inteligente para comprender que lo que pasaba o, mejor dicho, iba a pasar no era algo bueno.
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Un viaje inesperado | ✔
FanfictionUn viaje inesperado o, más bien, accidentado lleva a los niños de la tercera generación al pasado, donde habitan las versiones jóvenes de sus padres, tíos, abuelos y demás. ¿Qué pasará ahora? (Los personajes le pertenecen a la autora J.K. Rowling)