Frank Longbottom.

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-¡Hola queridas personas que no me conocen y que lucen muy jóvenes! ¿Cómo están? Sí, lo sé, sorprendidos, pero tendrán tiempo para conmocionarse después- interrumpió sus pensamientos la voz de un muchacho-. ¡Soy Frank Longbottom!

 Se escuchó un sonido sordo y cuando todos voltearon a ver, Neville Longbottom estaba en el suelo. Los futuristas rieron divertidos, mientras que los adultos del pasado se levantaron para ir en ayuda del rubio.

-Oye, Vic- habló Frank, mientras veía como su padre comenzaba a levantarse con ayuda de sus tías Luna y Ginny.

-¿Qué pasa, Frank?- preguntó la rubia.

-Creo que has olvidado a mi madre- observó el chico-. Porque, ya ves, no está aquí.

-Frank, no olvidé a tu madre- negó Victoire-. La busqué, pero no estaba por ningún lugar, así que le dije a Ernie Macmillan que si la veía, la mandase para aquí- le explicó.

-Ah, de acuerdo- aceptó Frank, luego volteó al frente y se encontró con que su padre volvía a estar en su asiento y lo miraba como si fuera un extraterrestre-. Hola papá, ¿cómo estás? Si ya no te vuelves a desmayar- Neville se sonrojó-, te puedo contar un poco de mí. ¿Te parece?

 Neville simplemente asintió, sin saber cómo debía referirse al hablarle a aquel chico.

-Bien, como dije, soy Frank Longbottom. Tengo dieciséis años y soy el hijo mayor de Neville Longbottom y...

 Las puertas de la sala de menesteres se abrieron, dejando ver a una joven de cabellos rubios que parecía haber corrido una maratón por lo agitada que estaba su respiración. Ella, al ver a todos los presentes en aquella habitación, se sonrojó furiosamente y bajó la mirada avergonzada.

-Hola, lamento la tardanza- se disculpó-. Es que debía acompañar a una niña de primero a la enfermería- se excusó.

-¡Hola, mamá! ¡Llegas justo a tiempo! ¿Por qué no te sientas?- la saludó Frank, y le señaló una silla junto a Neville.

 La muchacha de Hufflepuff miró a quien le habló como si estuviera loco, y por unos segundos pensó que quizá la loca que escuchaba cosas que no eran era ella, pero de igual manera tomó asiento.

-Neville- le susurró la rubia, cuando llegó a su lado.

-¿Qué ocurre, Hannah?

-¿Podrías explicarme... qué está pasando aquí?- pidió la rubia. 

-Es algo extraño y bastante increíble, lo digo en el sentido de que parece irreal- comenzó a contar el chico-. Pero, resumiendo, aquel grupo de chicos de allí- señaló a los futuristas-, vendrían del futuro y ahora están disque presentándose.

 Hannah quedó pasmada por unos segundos, como si hubiera entrado en un limbo. Segundos después, la chica parpadeó y meneó la cabeza, para luego suspirar. ¿Qué tan extraño podía ser el mundo mágico? Jamás dejaba de sorprenderse con él.

-Bien, voy a continuar con mi presentación- habló Frank, llamando la atención de todos-. Como iba diciendo antes, mi nombre es Frank Longbottom y tengo dieciséis años. Mis padres son Neville Longbottom y...- los niños hicieron redoble de tambores- ¡Hannah Abbott!

 Neville y Hannah se miraron, sonrojados, y se sonrieron tímidamente. Ella tomó la iniciativa y le cogió de la mano, sorprendiéndolo. Él no rehuyó al contacto, más bien se aferró a él.

-Que tiernos...- comentó su hijo-. Okey, sigo. El precioso sombrero seleccionador me puso en la casa de mi padre, ósea, Gryffindor- muchos le aplaudieron-. Gracias- murmuró sonrojado-. Soy el prefecto de nuestro grupo, supongo que Minnie... digo, la directora McGonagall- se corrigió ante la mirada de la profesora-, pensó que yo sería una buena influencia...

Un viaje inesperado | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora