- Eight.

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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐄𝐢𝐠𝐡𝐭: I really I love you

𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐄𝐢𝐠𝐡𝐭: I really I love you

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❝ Te amo, y te amare hasta que muera.
Y si hay una vida después de esta,
También te amare entonces ❞.






Narrador Omnisciente

Las manos de Palacios estaban por encima, de las de Vainstein, el sobredicho, tenia los ojos inundados en lágrimas, y hacía un gran esfuerzo para no dejarlas ir. Cada palabra que salía de la boca de su menor eran tan, tan sinceras, tan, tristes, y eso le daba más razones, para creer que era el indicado. Tal vez no era la persona más perfecta en el mundo, pero aun así lo quería.

— Manuel, lo siento tanto, tanto, tanto, de verdad, realmente, no se como sigues soportandome, al ser yo una mierda de persona —. Estaba al borde de las lágrimas, y sentía tanta pena por si mismo, que ni siquiera querría volver a verse en un espejo, después de eso —. M-manuel te amo tanto, te necesito, y tienes razón, tienes toda la razón, tienes todo el derecho de estar enojado conmigo, por que es cierto, es muy cierto, tengo alto miedo a que me digan que soy un homosexual de mierda, y que mis padres, m-me odien por ser así, y mi hermano, a-ahh, no quería que mi hermano me viera de esta forma, tan, tan estúpida... Manuel lo siento —.

Dos pequeñas gotas de agua salieron por los ojos de Mateo, a lo que el menor al darse cuenta, bajo la cabeza inmediatamente, para que Vainstein, no pudiera verlo, aun que así fue. Biquard tomo el rostro de Palacios y lo levanto buscando ver su cara.

— Ay Mateo... —. De los ojos de Vainstein, también comenzaron a brotar pequeñas lagrimas, que poco, a poco, iban cayendo —. ¿Por qué mierda sos tan lindo?.. —. Pregunto su mayor, alagando a Corazzina —.

Biquard, juntó sus labios con los de Palacios por un par de minutos, besándolo, con necesidad, besándolo, como si fuera la última vez, que lo haría. Después de un rato, ambos chicos se separaron, estando a centímetros de distancia, dejando ver un pequeño hilo de saliva que en un abrir y cerrar de ojos, se deshizo.

Oliva observaba aquella escena con algo de felicidad. Tal vez Palacios, no era su persona favorita, pero, si se trataba de ver a Vainstein feliz, podía hacer una excepción.

El gran reloj de pie, que se encontraba arrinconado en la casa de Oliva, comenzó a sonar y sonar, indicando la media noche. Era bastante tarde, y Biquard sabía que si llegaba a estas horas, su madre estaría esperándolo. Corazzina le sugirió quedarse en su casa, pues sus padres, tomarían un vuelo en unas cuantas horas, y en casa, se quedarían el, y su hermano menor. Vainstein acepto.

Ambos chicos, agradecieron a Oliva, por haberlos ayudado, de, alguna forma, y se fueron, de aquel sito a la casa de Palacios. Realmente, no era muy buena idea estar caminando por la calle en estos momentos, pues, con el hecho de que hay una pandemia mundial, en la cual, su país tenia mas de 5000 mil casos confirmados.

Llegaron a la casa de Palacios, y en la puerta de entrada, se encontraban sus padres, que al parecer, lo estaban esperando. En el rostro de la Sra. Corazzina, había una expresión de molestia, pero aun así, no le dijo nada. Sus mayores se despidieron de ambos chicos y se fueron, de camino al aeropuerto.

Los dos chicos entraron a la casa. Biquard fue a la habitación de Palacios, y el susodicho, fue a la habitación de su hermano menor, para corroborar que este durmiera, y efectivamente, así era. Mateo regreso a su habitación, para encontrarse con un chico alto tirado en la cama. Se acerco a donde su mayor, y se dejo caer bruscamente sobre él, a lo que Biquard, respondió con un "Ouch".

— Lo siento —. Dijo entre risas —.

— Acércate  —. Hablo Vainstein —.

Palacios acerco su rostro al de el mayor, y este, lo tomo de ambos muslos, y lo acerco aun más a el, Mateo lo tomo de la barbilla y comenzó a besarlo, y como siempre, sus labios, encajaban a la perfección.
Palacios devoraba los labios del mayor, como si fuese a comerle la boca entera. Sin pedir permiso, el menor introdujo su lengua en la boca del mas grande, y comenzó a jugar con la suya.

Poco a poco, las prendas de ambos iban desapareciendo, hasta quedar en una única. La posición de ambos había cambiado, el mayor se encontraba sobre el más chico. Dejaba castos besos por todo su cuello, pecho y abdomen. En los cuellos de ambos, habían marcas rojas, en forma de chupetones.

Las caricias entre ambos eran presentes, tratando de escudriñar sus cuerpos, conociéndose el uno al otro, como si fuera la primera vez, en la que estos se encontraba...

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Disculpen si es cortito gente, no me siento muy bien.

— Los tkm sweetty.

𝐄𝐘𝐄𝐒 𝐍𝐎𝐒𝐄 𝐋𝐈𝐏𝐒 / Trueplik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora