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Decisiones
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Caminé con entusiasmo entre los pasillos, ese día me había despertado con una felicidad especial, la cuál tan solo aumentó al recibir el e-mail de que había sido aceptada para participar en el concurso para el que había estado preparándome durante meses.Llegué a la puerta del salón de ensayo de piano y abrí las puertas, como en cada jueves en la mañana, Eros se encontraba ahí, tocando una pieza tranquila, muy distinta de las que solía tocar.
Me acerqué lento para que no me notara y cuando estuve justo atrás de él, pasé mis brazos sobre sus hombros. La hoja impresa de mi correo quedó frente a sus ojos.
- Quedé - Susurré cerca de su oído, me acerqué más pegando mi pecho contra su espalda, mordiendo el lóbulo de su oreja - En el concurso - Besé su cuello y rodee el banco hasta quedar frente a él, me senté sobre su regazo con las piernas a ambos lados de su cadera, besé sus labios.
-Sabía que lo lograrías - Repondió entre los besos que el no correspondía, algo que traté de ignorar o pasar por alto.
De nuevo bajé hasta su cuello, subiendo mis manos a su camisa, desabrochando los primeros botones.
Él tomó mis manos deteniendome en el segundo botón.
Me separé un poco, extrañada -¿Sucede algo? - Cuestioné, su semblante era diferente al que tenía siempre.
Asintió.
-Debemos parar esto - Fruncí el ceño.
-¿Esto?
-Lo nuestro - Lo miré desconcertada y me puse de pie, el tomó mis muñecas logrando que quedara atrapada entre sus piernas y el piano.
Parecía agobiado, pero bastante seguro de sus palabras, de cierta forma inquieto.
-¿De que hablas? - Él desvió la mirada y suspiró -Eros - Llamé y el regresó a mí, si no fuera por sus palabras, habría jurado ver dolor en sus ojos.
-No podemos seguir viendonos - Respiré profundo tratando de comprender lo que decía, hasta hace unos días, habíamos dormido juntos en su departamento.
-¿Vernos? - Pregunté fuera de mi misma. Me solté de su agarre y retrocedí a otro sitio lejos de él sin dejar de verlo, quien se levantó caminando detrás de mí -¿Todo este tiempo hemos estado "viendonos"?
-Ann... - Levanté la mano en señal de que parara y lo hizo, deteniendose a un metro de mí.
Pensé en el momento en el que lo conocí, su altanería y romanticismo, en cada momento, cada detalle. En la última noche que habíamos pasado juntos, que me había visto con un amor incontenible y que nos habiamos perdido en nosotros mismos.
-No te creo... - Susurré acercandome los pasos que nos separaban, notando el conflicto en su rostro - ¿Como alguien puede cambiar tan de repente? - Le pregunté por que en verdad esperaba una repuesta, por que ansiaba que riera y todo siguiera normal, pero eso rebasaba lo imposible.
-Solo fueron unos meses - Aquello me paralizó de una manera horrible.
Mis labios se entre abrieron con desepción, con más dolor del que quisiera admitir. Le dí una mirada agria pero no pude seguir ahí, así que salí del salón, sientiendo como el aire regresaba a mis pulmones.
¿Que estaba pasando?
¿Que era esto?
Me detuve a unos metros, dejando que mi espalda se apoyara contra la pared, necesitaba un soporte mientras las lagrimas corrían por mis mejillas.
Eros.
Pensé que me olvidaría de ella.
Pensé que tras saber lo que sentía tenerla entre mis brazos, sería sencillo desaparecer esa conexión que me llamaba a quitarle la ropa cada día.
Pero se volvió adictivo, tanto que mis sentimientos comenzaron a florecer a la par de mis deseos.
Y ahora...
El olor de sus lagrimas aún llegaba hasta donde estaba cuándo Nathan cruzó las mismas puertas por las que ella se había ido.
- Fue lo correcto - Dijo apenas me vió sentado en el banco del piano observando en dirección a la puerta, ansiando que ella volviera a entrar y yo pudiera abrazarla y secar esas lagrimas - Eros... - Se sentó a mi lado, notando el papel entre mis manos, su aprobación al concurso.
-No sé que pensé cuándo comencé a salir con ella - Susurré - ¿Que estaría con ella más de dos años? ¿Que se preguntaría por que no envejezco? -Entrecerré los ojos recordando los momentos junto a ella, la primera vez que tomé sus manos, algo nublaba mi vista - ¿Que pasó por mi mente? ¿Que buscaba? - No dejaba de martirizarme la cabeza, llenarme de pensamientos negativos, de posibilidades.
-No lo pienses más - Interrumpió - Lo hiciste por su bien, nosotros no podemos enamorarnos de humanos.
-Yo no...
De nuevo las puertas se abrieron, estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me percaté de que mi hermano se aproximaba.
- Debo decir que estoy sorprendido - Mencionó observando el salón - Es un edificio precioso, con mujeres hermosas e instrumentos divinos - Cerré los ojos y sentí como por mi lado izquiero chocaba palmas con Nathan.
- Hey, Aran - Dijo él en forma de saludo. Traté de retomar la compostura, volví en sí al momento y observé a mi hermano menor de pie frente a mí.
"Pésimo momento" - Pensé
- Un año - Propuse, había decidido confiar en él, sabía que no haría daño a nadie, si había alguien queriendo dañarme sería un medio de protección dejar a Aran en este lugar, de cualquier manera no dejaría sola a Annelise en ninguno de los casos. El bufó.
- Un semestre - Fruncí los labios - Seis meses.
La verdad me parecía una tremenda tontería discutir, así que terminé accediendo, pensé que pararía ahí, solía desinteresarse en las cosas demasiado rápido, pero comenzó a caminar por el salón - ¿Entonces se supone que mi inexistente abuelo construyó esto? ¿Geralt Márquez?, ¿Seré algo así como una celebridad? - Nathan comprendió que yo no estaba en el mejor momento para responder sus dudas, así que el se ofreció a darle un tour, explicándole el teatro que había formado acerca de "nuestra familia"
Pude sentirme en paz cuando volvieron a salir, ahora el aroma que Annelise había dejado en la habitación era casi nulo. Me parecía increíble la manera en que su esencia me había penetrado, como sin saberlo, me había vuelto adicto a su piel.
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Tentación a media noche [Completa]
RomanceNo era destino, se trataba más bien de un capricho, deseo carnal y una atracción desenfrenada que lo hacía adicto a la piel de esa mujer.