Capítulo 4

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Annelise.

Después de lo que había sucedido ayer me era difícil prestar atención a las clases, mi mente giraba alrededor de esos ojos negros, y esa manera de alejarse del edificio cuándo estuve adentro.

–¿Ya me disculpé por dejarte ayer? – Preguntó Miranda a mi lado, mientras caminabamos a nuestro salón.

–Ocho veces – Respondí, se estaba mortificando por haberse ido sin mí, así que le sonreí – Todo estuvo bien de camino a casa.

–¿Y si no? – Continuó, se detuvo en una banca a abrocharse las agujetas de los tenis, justo a unos metros, fuera del edificio estaba Eros con el director y algunos profesores. Lo ví desde mi posición, sintiendo de nueva cuenta sus manos sobre mi rostro.

– Me encontré a alguien, me llevó a casa – Miranda frunció el ceño y se volvió a poner de píe.

–¿A alguien? – Cuestionó divertida – ¿Por eso has estado tan distraida en clases? ¿Quién es? ¿Cómo es?– Sus preguntas me abordaron sin que apartara la mirada de él.

– Es... – Podría decirle mil palabras en ese momento –... cautivador – A penas pude terminar de hablar cuando Eros se giró a mí, desvié la mirada al instante, si no estuviera a metros de distancia habría jurado que escuchó todo eso – Como sea, no tienes de que preocuparte... – Me habría encantado terminar mi oración, por que de haberlo hecho ninguna explosión habría irrumpido el patio principal.

Los gritos no tardaron, las emociones y las facciones pasmadas, habría continuado ahí, de no ser por que una explosión más pequeña hizo a una fuente volar a unos metros de Eros, intenté voltear en su dirección pero los escombros y el polvo no dejaban ver nada, Miranda tomó mi mano y me jaló hacia atrás, así hasta que comenzamos a correr junto a la corriente de personas que iban hacia la salida.

Salimos del edificio y corrimos sobre el cesped hasta la enorme reja negra, estabamos por salir cuando Miranda se detuvo, alzó la cabeza entre la gente buscando a alguien.

–Javier no ha salido – Mencionó preocupada – Ann, quedate aquí. Regresaré pronto – Intenté sujetar su mano con fuerza e impedírselo pero ella fue más rápida y más fuerte.

–¡Miranda! – La llamé mientras se perdía en los pasillos del edificio, los estudiantes continuaban saliendo veloces, cada vez en menores magnitudes, bufé antes de volver a entrar a la escuela, entré al edificio y finalmente me alejé de todos los demás, excepto de un chico que parecía buscar a alguien.

–¿Estás bien? – Pregunté al acercarme, me vió y frunció el ceño – No es seguro estar aquí, deberías de salir – No respondió hasta que de pronto el suelo bajo nosotros se agitó, me acercó a él y puso su mano derecha sobre mi cabeza, actuando cual fuerte para mi cuerpo, por suerte fue apenas un movimiento provocado por un estallida lejos de ahí.

Se separó –¡Aran! – Gritaron a mi lado, el chico reaccionó a ese nombre, que provenía de los labios de Nathan. A él lo había visto varias veces con Eros.

–Tú también deberías salir de aquí – Mencionó, le dirigí una mirada rápido a Nathan, ¿Quién era exactamente en la escuela? ¿Tendría la autoridad para sacarme de ahí? ¿Obligarme a dejar el edificio? No esperé a comprobarlo, solo había una salida y Miranda no había pasado por ella, así que corrí hacia los adentros hasta alejarme lo suficiente, pero no había nada.

–¡Miranda! – Llamé una y otra vez, pero sabía que era imposible. Pasé poco menos de 3 minutos caminado en su busqueda hasta que escuché pisadas acercarse por el pasillo, retrocedí hasta chocar contra la puerta de ma biblioteca, entré por ella y me mantuve observando por una rendija, rogaba por que Miranda se dejara ver, en su lugar una mujer con una tableta en la mano apareció.

Tentación a media noche [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora