capítulo 9

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Este abrazo me ha hecho tan bien fue como una consuelo, puede que no aparente que tenga sentimientos, pero sí que tengo, el abrazo a durando algunos minutos, cuando la suelto le intente preguntar una cosa ,mas no quiero que nada en mi cambie, aún más por lo que ya paso, ya tengo la lección aprendida, no solo en el tema del amor, sino también en el tema de la amistad... ya que no he dicho nada me tire en la cama de toalla, Sandra se tumbó de mi lado, mientras yo, y ella mirábamos al techo, el silencio rondaba por la habitación, mientras eso me recordé que si mis padres estarían fuera 5 meses, eso significaba que las navidades no la pasaríamos juntos, me encantaba pasar las navidades en familia, mismo que diga que es una asco, más lo decía porque tengo que mantener mi fama, de fuerte, de que me da igual todo, yo no soy tonta, se lo que las personas piensan de mí, puede que aparente que no me importa, que sus opiniones no sirven de nada, pero en el fondo, muy en el fondo sí que me importa, aun no me creo que mi madre está enferma, que se estaba muriendo, más lo peor fue la manera que mi hermano me lo conto, vale, me lo merezco por ser una tarada, y no escuchar a nadie que me habla.

-¡Bea! ¿Por qué no tienes fotos en tus marcos fotográficos?

Sandra me pregunto una pregunta que nunca conteste a nadie, antes que la contestara, quede mucho tiempo callada dentro de mis pensamientos, me desconecte del mundo, me acorde de detalle por detalle.

-un día te lo contare, solo dame tiempo, demuéstrame confianza.

-ow el mundo se acaba, tu no me has contestado mal.

Ante este comentario no he podido contenerme ante una buena risa, echarle una almohada a la vez, puede que ya lo haya dicho, pero lo diría una y otra vez, Sandra es especial, distinta, con ella puedo debilitarme, que no me pasara nada, o, eso me pienso.

-yo y mi madre, no éramos así como somos ahora, sea como seamos, éramos súper unidas, íbamos siempre juntas, yo dejaba que decorara mi mundo de color de rosa,! como es de imaginar! y ella hacia mis caprichos, jugábamos juntas, en esta época era su princesita, todas las noches del sábado, me leía un cuento, siempre era el mismo, no era un cuento cualquier era su primera historia de amor, me acuerdo que sentía la misma emoción, cuando empezó a estar diariamente fuera por el trabajo, me contrataron una niñera, la niñera no era mala, me daba pena, porque hacía de todo para acercase a mí, y nunca lo facilite.

-bueno no has cambiado mucho, solo el luc, porque lo demás sigue igual, bueno solo que no facilitas, que no dejas que los demás se acerquen a ti.

-¡mira Sandra! los chistes fuera, porque me cuesta hablar de esto.

-me gusta más la otra Bea, la que tiene sentimientos.

- entonces no la molestes, porque si no se va ¿sigo o no?

Ella solo afirmo con un gesto con la cabeza, me siento tan rara, hablar de este tema me está costando mucho, pero yo seguí con la historia.

-yo como era su princesa no hacía nada malo, el problema era que la echaba de menos, no quería una niñera, quería a ella, mi mama ya se tenía alejado de mí, y mucho, para que la viera tenía que hacer algo malo, lo único que se me surgió fue afeitar a su perro de la vecina, bueno en este detalle me lo tiene que agradecer, porque su pobre animal era feo, no sabía que este animal era tan importante para la vecina, así que la vecina llamo a mi mama, este día mi madre me dijo que si pudiera volver al pasado yo no estaría viva, que era la peor hija, este día me alejé mucho, la otra vez fue cuando he puesto fuego en la basura de clase, me dijo que no me merecía su amor, que no la llamara de mama, me pego en la cara , conforme me hacía mayo me decía que me llevaría a otro país para que le diera paz, mismo que le diga que me da asco, o que la odio, es mentira solo que la echo de menos.

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora