Cuando llegué a la sala los niños estaban jugando con Amelia en su corral y los hermanos Torrenst se encontraban en la cocina. Me adentré en el lugar y oí como Eva retaba al chico en susurros.
—Fue mi culpa —dije fuerte y claro.
Ambos se giraron a verme. Ignacio bajó la mirada de inmediata con un notable sonrojo en sus mejillas y Eva casi me comió con la mirada.
—Yo no recordaba que tú tenías llave, no me di cuenta que no había cerrado la puerta de la habitación. Lo lamento.
—Yo pensé que ustedes habían terminado —escupió directa.
—Eva.
—Tú hermano terminó conmigo y yo lo acepté —la corregí cruzándome de brazos. —Porque él me asusta ¿Sabes? ¿Quieres que te cuente?
—Fernando —esta vez la advertencia fue para mí.
—Pero ¿Sabes qué es lo divertido? —continué ignorando los ojos enojados de Ignacio. —Que él puede volverse muy dócil cuando alguien tiene intenciones de otra cosa. ¿Por qué no le preguntas al chico con el que se estuvo revolcando anoche?
—¡Fernando! —gritó espantado.
Eva se puso casi morada antes de darme la espalda para continuar guardando las cosas que había llevado. Ignacio por su parte me arrastró de un brazo a mi habitación y cerró de un fuerte portazo.
—¡¿Qué demonios va mal contigo?!
—¡Tú! ¡Todo esto es tu culpa! —grité de vuelta mientras en la sala se oía cómo comenzaban las canciones infantiles. Respiré profundamente varias veces antes de tragar saliva. —Me engañaste.
—Debes estar jugando conmigo —dijo dejándose caer abatido en la cama.
—Te dije que te amo Ignacio y a la primera de cambios te vas con otro tipo y dejas que te haga... eso —señalé su cuerpo, él sabía a lo que refería.
—Yo ya te dije que tu "amar" no es suficiente para mí, lo lamento.
—¿Y por eso dejas que otro tipo te folle Ignacio?
—Fernando. Cierra la boca. Me estás cansando.
—Estoy enojado —dije parándome frente a él con los brazos cruzados. Ignacio sólo negó con su cabeza.
Respiré un par de veces y me puse en rodillas frente a él, consiguiendo su mirada una vez más.
—No me gusta lo que ese tipo te hizo, no quiero verte nunca más así... tú no eres propiedad de nadie.
—¿Sólo tuyo? —quiso saber con enojo. Golpeó mi mano que iba a su rostro y se apartó un poco.
—¿Por qué nunca me dijiste que podías ser el pasivo Ignacio? —consulté a tiempo de que otra vez su rostro se teñía de rojo. —Una sola vez tú me dejaste tener el control un minuto y parecías aterrado... y entonces tú vas y te entregas a otro tipo que conociste hace dos horas atrás ¿Estás bromeando?
—Yo no lo había pensado antes ¿De acuerdo? —consultó con enojo, pero sin poder verme a los ojos.
Mis manos, en sus piernas, se apretaron con fuerza. Él acababa de confirmar que sí había estado con el otro sujeto.
—¿Sabes? Tú dices que lo que siento por ti no es suficiente Nacho, pero cada vez que yo te veo con alguien o siento que te voy a perder se me aprieta aquí y duele... mucho —dije señalando mi pecho. —Si ese no esté el amor al que te refieres, yo no sé que es lo que quieres.
Intenté ponerme de pie para largarme, pero me sostuvo allí, frente a él, con sus manos en mis hombros.
—Lo lamento... —susurró acariciando mi mejilla. Yo ni siquiera podía mirarlo. Estaba demasiado enojado, con él y conmigo. —Yo no sé qué decirte.
—Acepta lo que puedo darte, no busques en otro lado si sabes que lo puedes tener conmigo —dije arrimándome a sus labios.
—Te he dicho
—Ya sé lo que dijiste Nacho, lo has dicho incansablemente de hace más o menos un mes. No te alcanza, no te gusta y no quieres obligarme. Yo ya te he dicho que no me has obligado, y que, si bien no me he sentido cómodo, no me desagradaba... pero tú pareces no escuchar o escuchar lo que te conviene Ignacio —suspiré apoyando mi frente sobre la suya. —Quizás tu deberías haber sido más claro y habérmelo dicho de una vez y listo.
—¿De qué hablas?
—Tú no me deseas más ¿No? Ya no te gusto. Es eso.
—Te amo.
—Sí, lo sé. Pero creo que una cosa es amar y otra gustar, prender, calentar Ignacio. ¿Soy claro? —me solté de él y me puse de pie. Lo observé encogiéndome de hombros. —No lo sé, si hubieras querido me hubieras planteado las cosas de manera diferente, incluso podrías haber propuesto un cambio de roles para variar, pero no, tú... simplemente te diste por vencido, me echaste la culpa a mí. Que sí, que sí tengo culpa y mucha, pero... ni siquiera lo intentaste Ignacio. Entonces una noche conoces un tipo y te acuestas con él. Porque sí. No lo no amas pero te gusta.
—No, tú estás tan equivocado...
—Como sea Ignacio —suspiré completamente dolorido. —Yo no puedo hacer nada frente a eso. Al final tenías razón en algo. No era suficiente. Pero no mi amor, yo no soy suficiente y lo lamento, en serio.
—Fernando.
—No quiero pelear contigo, no hoy. Es tu cumpleaños. Yo quizás debí pensar antes de hablar pero quería decirte. Decirte que me enojé contigo porque te fuiste con otro tipo apenas a unas semanas de terminar conmigo, que sí, que tú pensabas que yo estaba con Lupe y todo... lo que sea —suspiré de nuevo. —Decirte que yo ya no creo que esto pueda continuar y pedirte disculpas por adelantado porque no va a ser fácil que yo te deje ir con otro hombre. Intentaré pero no te lo prometo. Y en serio, si yo pudiera hacer algo para volverte a gustar lo haría, pero no puedo, esto soy yo.
—¡Llegamos temprano! —se escuchó fuerte y clara la voz de Tiziano obligándome a llevar mi mirada a la puerta como si pudiera ver allí.
—De verdad necesitamos hablar —dijo poniéndose de pie para pararse frente a mí. Me tomé mi tiempo para para volver mi mirada a él. —Pero no ahora. Por ahora quiero que las cosas estén bien ¿De acuerdo?
—Sí...
—Fernando —tomó mi mentón con una de sus manos para obligarme a mirarlo. —¿De acuerdo?
—Sí, te dije que sí —dije tratando de liberarme de él, pero no me dejó. Posé mis ojos en los suyos y asentí.
—Bien.
—Bien.
Se inclinó para besar en la comisura de mis labios y fui yo quién movió su rostro para atrapar sus labios unos escasos segundos.
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Nítido.
Teen FictionSiempre que algo es difuso y los límites no son claros todo se vuelve confuso. Es por esta falta de nitidez en su relación que las cosas poco a poco comienzan a complicarse. ¿Podrán estos dos muchachos poner los puntos sobre las íes o todo quedará...