Terminé sentado tras él acariciando su suave cabello por mucho rato mientras las arcadas continuaban hasta que su estómago no tuvo nada más que expulsar. Luego me puse de pie, lo ayudé a llegar a su cama... pero él había tomado un vaso de agua antes de abandonar el baño así que volvió a vomitar, sobre su ropa y sobre su cama.
Suspiré con cansancio llevándolo nuevamente al baño. Lo senté allí y le pedí que esperara. Lo hizo obedientemente, cuando volví con ropa para él, estaba impaciente mirando la puerta. Sonrío al verme entrar y no pude evitar rodar los ojos acompañándolo con una sonrisa.
—Brazos arriba —pedí para poder quitar su remera.
Nano lo hizo perezosamente permitiendo el cambio y se puso de pie cuando se lo ordené para sacar sus pantalones y poniendo sus bermudas.
—Es sexy que me estés desistiendo Nacho, si aún fuéramos pareja ya estaríamos en la cama —dijo coqueto obligándome a mirarlo, sus ojos se entrecerraban con notable deseo. Yo, que me encontraba arrodillado frente a él para poder subir su prenda de vestir, me limité a morder mis labios para esconder una sonrisa.
Sus dedos se entremezclaron con mi cabello y acercó suavemente mi cabeza a su entrepierna. Giré mi rostro para que fuera mi mejilla quien chocara el abultado lugar y suspiré con fuerza. Ese Nano seductor hacía todo muy difícil.
—Te ves tan bien allí, abajo —sonrió moviendo sus manos para obligarme a mirarlo.
Suspiré con más fuerza y terminé de levantar sus bermudas para ponerme de pie también. Empujé sus hombros y lo obligué a sentarse en el inodoro sin poder evitar mirar su sonrisa burlona.
Busqué su cepillo de dientes y lo animé a abrir su boca para cepillarlos. Él renegó un poco pero me dejo hacerlo, incluso aceptó el agua que le di para que se enjugara y repetimos la acción.
—Dime que no me obligarás a bañarme —suplicó mientras yo limpiaba su rostro con una toalla.
—Sólo por hoy, la próxima no te salvas —aseguré parándome frente a él para correr el cabello de su frente. Le sonreí y me incliné para besar en ese lugar.
Nano tiró de mis piernas y me obligó a sentarme a horcajadas sobre él.
—¿Lo ves? Ahora te ves lindo arriba.
—Deja de jugar Nano —suspiré y me atraganté con el aire cuando sus labios fueron a mi cuello.
—¿Dejaste que te besara? —consultó y me tensé de inmediato. Él cortó el contacto y me miró, casi furioso. —Maldito. Dejaste que te besara.
—Nano... —me quejé empujándome de él para terminar con eso.
Caminé deprisa a mi habitación pero por supuesto él me siguió con más equilibrio y rapidez de la que me hubiera imaginado. Me abrazó por la espalda pegando su boca dolorosamente en la curvatura de mi cuello.
—Fernando —lo corté. Pero él me afirmó más fuerte. Dejando otro doloroso beso.
—Tú eres mío Ignacio ¿Escuchaste? —consultó con su cuerpo absolutamente tenso.
Me empujó con suavidad hasta que llegamos al sofá. Se sentó y tiró de mi cuerpo sobre el suyo, como segundos atrás en el baño.
Se afirmó a mi espalda escondiendo su rostro en mi pecho y apretó con fuerza mi espalda.
—Nunca dejaré que seas de nadie más ¿Oíste?
—Fernando, por favor...
—No —dijo con enojo posando sus manos en mi rostro para acercarme a su boca.
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Nítido.
Teen FictionSiempre que algo es difuso y los límites no son claros todo se vuelve confuso. Es por esta falta de nitidez en su relación que las cosas poco a poco comienzan a complicarse. ¿Podrán estos dos muchachos poner los puntos sobre las íes o todo quedará...