3. Su Felicidad.

1.4K 186 67
                                    


—Sorprendido —dijo Tiziano al día siguiente cuando toqué la puerta de su casa. —Esa es la palabra para describir este momento. Estoy sorprendido.

—¿Estás sólo?

—Lo estoy —respondió corriéndose e invitándome a pasar.

—¿Podemos quedarnos un rato aquí?

—Sólo si me dices qué te pasó —respondió sacando a Amelia de mis brazos, ella estaba despierta y se encontraba tan feliz de ver a ese idiota. Yo aún no entendía cómo era que lo quería tanto siendo tan pequeña.

Me senté en la cama y me recosté en la pared. No había dormido casi nada la noche anterior, mi cabeza no había parado en ningún momento y cuando desperté en la mañana lo único que quería era alejarme de Nano y darle su tan preciado tiempo de descanso. Tomé una hoja y le dejé una nota: Saldremos de paseo, te vemos en la tarde. Descansa. Junto a la nota dejé mi teléfono, no quería saber nada de él en ese momento.

—Estoy esperando.

—No pasó mucho realmente... —suspiré apretando el puente de mi nariz. —Estoy un poco irritable y Nano no está acompañando... no es como si fuera su obligación, sabes, pero me hubiera gustado que no me estresara tanto en este momento.

—¿Nano estresándote? ¿Por qué?

—¿Quién sabe? —evadí mirando el desorden de ropa en el suelo de la casa de mi amigo. —¿Tú cómo estás?

—Bien —respondió cortante. —Sólo no he tenido tiempo de ordenar. No delires por favor.

—Yo no dije nada —me apresuré a decir encogiéndome de hombros. Respiré profundamente un para de veces y volví a verlo. —Dime algo Tiziano, y dime la verdad, ¿He sido intenso contigo con respecto a Amelia?

Él me miró frunciendo el ceño y no respondió durante largos segundos.

—¿Intenso?

—¿Te he agobiado con eso de cuidarla de vez en cuando durante este tiempo, he sido una molestia?

—Me estás insultado —respondió dolido. —Cuidar de ella nunca fue una molestia, y Nacho, siempre que no pude te lo dije. Nunca me has presionado. ¿Por qué lo preguntas?

Suspiré y me recosté completamente en la cama.

—Bueno, puede que Rocco haya sugerido que soy un poco intenso con aquello.

—¿Rocco?

—Él sugirió que Amelia se podía quedar a dormir con ellos algún fin de semana, luego dijo que sería bueno para que descansemos un poco... para darnos un respiro —continué. —Quizás no con ellos, y quizás no contigo, pero me puse a pensar que he presionado bastante a Nano con esto.

—Nano es el otro padre de Amelia Ignacio, no creo que él se sienta de esa manera —dijo de inmediato con calma y cuidado. —Quizás tú estás entendiendo mal las cosas, quizás deberías hablar bien con él antes de sacar conclusiones que no son.

—Nano a metido a una chica a nuestra casa para que cuide de Amelia —lo interrumpí intentando, en vano, contener la furia en mi voz.

—¿Contrató una niñera?

—No. Una amiga de él, una chica que se lleva bien con Amelia, que la cuida y le hace mimos —suspiré. —Porque Amelia necesita eso, necesita una mujer en su vida.

—Ignacio creo que realmente estás cansando y estás hablando idioteces —aseguró cuando cerré mi boca y tapé mis ojos con mi antebrazo porque decir lo que estaba pensando en voz alta había dolido un poco más de lo esperado. —Amelia y yo iremos por unas compras, tú descansa. Hablaremos después ¿De acuerdo?

Nítido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora