Me había despertado tarde aquel día, no tenía deseos de levantarme, aún sentía en mis labios la sensación de los besos de Elizabeth, anoche realmente fue mejor de lo que jamás imaginé, deseaba repetirlo ya, ahora, volver a tenerla a merced de mi placer pero debía dejarla descansar por lo menos un día.
Por suerte era domingo y podría descansar, no saldría de mi habitación de lo contrario la podría encontrar y seguramente no podría contrarme.
- Así que lo hiciste.- la puerta se abrió dejándome ver a mi padre enojado, realmente enojado.
- ¿Se escuchó muy fuerte? Es que lo disfrutó bastante.- Se puso rojo de la rabia ante mi comentario.
Creo que era la segunda vez que entraba a mi habitación, si me hablaba era para aparentar en las reuniones, tratarme de loco, pedirme algo o qué se yo, jamás para hablar como padre e hijo, preguntarme como estoy, que quiero para mi futuro o alguna mierda así, solo cumplía mis caprichos con dinero.
Salió de mi habitación frustrado, no podía hacer nada, yo cumplí mi parte del trato, Elizabeth se entregó voluntariamente, y en ese cajón de mi pieza tenía todo lo que usaría en ella.
Ya era lunes, realmente estaba aburrido en clases esperando la hora, le mandé un mensaje a Elizabeth para que llegara a una sala en específico de la escuela. Había entrado a la oficina de la dirección pidiendo los horarios de una sala que sabía que estaba en casi desuso, no me los habían negado porque se sabía muy bien que era hijo de uno de los dueños de esta prestigiosa escuela.
Estaba sentado en el escritorio realmente aburrido, podía ver el patio por la ventana de la sala de artes hasta que siento como golpean la puerta, era ella.
Le abrí la puerta y jale con fuerza para entrar, no le di tiempo y le comencé a comer la boca contra la pared. Su lengua recibió con gusto a la mía enredandose con ganas, tomé su mentón con fuerza separandome de ella, mirando su cara excitada, respiraba agitada por el intenso beso.
- Saca tu lengua.- Y me hizo caso, lami su lengua con la mía, disfrutando de su jadeo excitado, así que le gustan estos besos.
Segui jugando con su lengua, viendo como cerraba los ojos aferrándose a mi espalda, tomé sus caderas y saltó para envolver sus piernas en mis caderas. Tome sus nalgas descubiertas bajo la falda, el pantalón apretaba mi erección pidiendo atención.
La dejé sobre el escritorio sin dejar de besar su cuello mientras sacaba los botones de su blusa hasta dejar a la vista sus generosos pechos, realmente una maravilla verla tan sonrojada y jadeando. La torturaria un poco, la haría hablar.
Bajé el cierre de mi pantalón y saqué mi erección, necesitaba urgente darle atención, abrí las piernas de Elizabeth dejando a la vista su ropa interior negra y de encaje, joder, eso es provocarme demasiado. Pasé la punta de mi miembro por su intimidad sobre la ropa, tembló ante el roce, la textura de la tela me molestaba un poco pero ya me daba igual, me dirigí a su entrada e hize presión lentamente, jadeo al sentirme, volví a hacerlo con un poco más de fuerza sintiendo como se introducía lentamente junto a la ropa, mierda sentía como humedeciamos la ropa, comencé a simular embestidas metiendo un poco la punta junto a la ropa, mi punta entraba empuñando su ropa provocando jadeos excitantes en ella.
Jadeaba y mirabamos lo que hacía, muero de ganas de penetrarla de una buena vez, pero quería torturarla aún que yo igual reprimiera mis ganas. Fui lamiendo su cuello hasta llegar hasta el lóbulo de su oreja, respiraba un poco agitado, la piel de sus brazos se erizo cuando respire sobre su oído. Con mi mano libre acaricie sus piernas hasta su cadera.
Me senté sobre la silla del escritorio y la invité a sentarse sobre mí de espaldas, mi erección roza con su ahora desnuda intimidad, tomé su ropa interior dejándola en el escritorio. Bajé mis manos a sus piernas acariciando su suave piel hasta sus caderas, subí mis manos acariciando su silueta hasta sus pechos pero ignore sus pezones para acariciar sus brazos por sobre su blusa hasta su cuello. Tomé su cabello desde la nuca con fuerza echando su cabeza hacia atrás, dejé espacio para pasar lentamente mi lengua por su caliente cuello.
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Siempre mía 🔞
De TodoElizabeth, mi Elizabeth, eres mía, siempre mía... desde que te besé por primera vez, desde que te corrompió mi lujuria eres mía. Te desee con locura cuando apenas eras una niña y cuando te hize mía por primera vez lo supe, debía volverte adicta a m...