capítulo 8

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Mi teléfono no paraba de sonar en el peor momento, realmente el peor.

- Podría ser importante.- miré a Elizabeth arrodillada entre mis piernas, se veía adorable con mi erección entre sus manos y su rostro sonrojado mientras me daba un buen trabajo oral.

Suspire mirando mi teléfono, era Roxanne, claro que no era importante.
No volví a mirar el teléfono apagandolo, mi atención la tenía la morena frente a mí.

Desde el día en que culpe al alcohol por amar su cuerpo, no he vuelto a pensar en esos sentimientos, lo he enterrado, o eso intento. De verdad, intento olvidar el dolor al verla, como se rompe cada vez un poco más mi corazón... ya da igual, así será siempre.

La tomé del cabello con fuerza levantandola, estaba siendo un salvaje pero le gustaba así. Hace tiempo que no sigo con mi entrenamiento, debería retomarlo pero a veces pienso... ¿De qué me sirve hacerla adicta sí no es lo que realmente quiero? Ya todo me da igual.

Sus ojos fueron a los míos, estaba con lagrimas por las arcadas que aguantó mientras se comía mi miembro, su expresión era la más excitante de este mundo.

- Montame.- Susurre sobre sus labios mientras acercaba sus caderas a mí para que se sentara.

Obedeció sin rechistar, se clavó mi miembro de una sola vez logrando un fuerte jadeo de mi parte, comenzó a moverse sobre mí de forma estremecedora, me perdía en el sensual movimiento de todo su cuerpo.

Me acerqué a su cuello mordiendo su suave piel, ya verá ella como tapa la marca, deseaba todo de ella sin importar nada. Me aparté viendo como mis dientes dejaron una herida al borde de sangrar en su cuello, limpié la lágrima de dolor en su mejilla con mi lengua hipnotizado por su suave piel no pude contener las ganas de seguir marcandola.

- Un bonito recuerdo.- Dije sonriendo con malicia.- Creo que haré otros más.

Apreté con fuerza su cintura, de seguro dejaría un moretón, me fui a su espalda dejando un camino de rasguños aferrándome a ella mientras sus movimientos fueron más erráticos sobre mí, estaba ansiosa por correrse. Fui nuevamente a su cuello, mordiendo sus hombros y dejando un camino de chupones por él, me embriaga su aroma, ya no tendré más cuidado, no. Le daría lo que le gustaba, y eso era dolor.

Tomé sus nalgas, y las apreté para después golpearlas, de seguro quedarían mis manos marcadas en su piel, adoraba ese sonido de mi mano impactando en ella y como sus gemidos aumentaban.

No, necesito más, quiero que se aferre desesperada a mí.

Tomé su trasero poniéndome de pie sin salir de ella, la estampe con fuerza contra la pared, la sujete bien y comencé a penetrarla a mi gusto. Me enloqueció sentirme más profundo en ella, tan caliente, tan jodidamente caliente...

Su humedad me recorría, estaba excitada a montones aferrándose a mis hombros, fui a sus clavículas mordiendo con fuerza, dejé un camino horizontal con cada mordida, me miraba llorando al hacerlo, sonriendo cuando lamia sus heridas aliviando el dolor.

Bajé a esos redondos pechos tomándolos con mi boca, adoraba sus gemidos, mordí tirando de ellos, su espalda se tensó ansiosa por correrse. Sus manos tiraron de mi cabello desesperada por un beso, junté mi lengua con la suya fuera de nuestras bocas en ese beso ardiente que le gustaba, bastó para que su espalda se curvara contra la pared gimiendo con fuerza, sus fluidos salieron mientras sus piernas se aferraban a mí evidenciando su orgasmo, temblaba una vez que su cuerpo se relajó pero no le di descanso.

- Un poco más.- También estaba cerca de correrme, lo sentía en mi vientre, esa sensación de querer explotar en ella.

Seguí penetrandola de forma brutal contra la pared, sintiendo sus rasguños en mi espalda, estaba en enloqueciendo de placer, ambos, ya no podía más pero estaba enojado conmigo mismo, con ella, con la vida. Su cuerpo aferrado contra la pared mientras la penetraba sin compasión alguna hasta que llegué a mi límite, a ese delicioso escalofrío que me indicaba que me correría, salí de ella un segundo antes de correrme dejándola en el piso, se arrastró hasta caer sentada, débil.

Siempre mía 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora