Bajé a la cocina por algo de agua pero la luz del despacho de mi padre seguía prendida, no sé que fue, pero me acerqué allí escuchando voces, estaba hablando con Mercedes.
- No sé que más hacer.- Mi padre se escuchaba afligido.
- No se rinda señor, ya encontrará el momento.- Mercedes se escuchaba con una madre consolando, no estaba entendiendo nada.
-Si Adela estuviera aquí, nada de esto hubiera pasado.
- Si la señora estuviera aquí sería todo muy diferente, tiene razón, pero creo que ella confiaría en que usted sabría como arreglar todo.- Mierda, quiero saber de qué hablan.
- No me rendiré, no más, ya ha sido suficiente, hablaré con David.
Oh no, mierda.
Me fui rápidamente de allí, ni de joda hablo con mi padre, no quiero, si, soy el más cobarde, pero aún no estoy listo para enfrentarlo, quiero odiarlo de verdad, como antes, insultarlo pero... pero cada vez que lo veo, que veo sus ojos, ya no puedo ver al hombre imponente de siempre, veo al hombre herido, me veo en él y es tan jodidamente doloroso que no puedo.
Llegué a mi habitación cerrando con seguro, ahora tendría que evitar aún más a mi padre, genial. No podía dormir, no cuando la recuerdo tanto, dormir con ella fue tan... debo admitirlo, la extraño demasiado y no han pasado muchas horas ¿Debería decirselo?
Jaime me miraba, April me miraba, Bárbara me miraba... fijamente, esperando a que dijera algo pero realmente no tenía idea que tenía de extraño, Sofie en mi regazo me pellizco la mejilla para que la mirara, me tomó la cara y se acercó.
-¿Estás bien?.- Me miraba preocupada.
-Si princesa.- La miré sin entender y a los demás también, no entendía sus caras.
- ¿Por qué no hablas tarado?.- Bárbara golpeo el hombro de Jaime, no le gustaba que nos trataramos con "amor".- No has dicho ni una palabra desde que llegaste, estás como ausente.
- No es nada solo quedé cansado del entramiento, iré por algo de agua.- Me puse de pie incomodo por todas sus miradas.
Llegué a la cocina, a mi espalda sentí pasos y asumí que era Jaime, pero me topé con la suave sonrisa de April. Me tomó de la mano y me llevó al salón.
- Ahora dime lo que pasa... ¿Cómo vas con lo que hablamos esa vez?.- Miré mis manos nervioso.
- Debo darte las gracias por tu consejo, de verdad, pero ahora estoy aprendiendo a enfrentar mis sentimientos y no sé qué hacer con ellos.- Demonios si, me estaba comenzando a sentir vulnerable, he sufrido bastante, he pasado por mucho dolor que me creí insensible a sentir más, pero no era así, es como si... mi corazón pendiera de un hilo que se volviera más fino a medida que me acerco a Elizabeth, siento que le estoy dando las armas para que me rompa completamente a cambio de que me haga feliz.
- ¿Por qué te da miedo enfrentarlos? ¿te da miedo qué te dañen?.- Maldita sea, es tan intuitiva, asentí apenado.- Creo que es inevitable, es un efecto colateral del amor, de la felicidad... pero ¿Vale la pena perderse un amor por miedo al dolor?
La miré pensando en ello, este tiempo estaba siendo verdaderamente feliz con pequeños detalles, con esperanza, me estaba sintiendo vivo de nuevo, no solo por Elizabeth, también por mis amigos y cercanos, con April puedo hablar de mis miedos con tanta libertad que me estremece, pero tenía razón, estoy siendo feliz, puedo serlo ya veré lo que pasa después. Mi miedo a perderla no puede ser mayor a mi miedo de nunca tenerla, porque sí lo llego a conseguir seré el hombre más feliz, pero sí fracaso no me quedaré con la culpa de nunca haberlo intentado.
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Siempre mía 🔞
CasualeElizabeth, mi Elizabeth, eres mía, siempre mía... desde que te besé por primera vez, desde que te corrompió mi lujuria eres mía. Te desee con locura cuando apenas eras una niña y cuando te hize mía por primera vez lo supe, debía volverte adicta a m...