Su suave risa relajó mi cuerpo, ya está, tengo que armarme de valor. Cerré los ojos y esperé paciente lo que siempre quise oír y nunca quise preguntar, no tenía a quien preguntar.
La caricia en mi cabello me calmó un poco las ansias, pero escucharla toser me hizo pararme, no podía molestarla en su estado con esto.
Me sonrió invitando nuevamente a recostarme en su regazo, suspire volviendo a ese cómodo lugar.
- Tu madre... supongo que debo ir desde el principio. Cuando teníamos apenas 8 años, me hize muy amiga de dos chicas, tu madre y la de esa chica Elizabeth.- Sonrei recordando el tacto de mi madrina.- eramos inseparables, la madre de Elizabeth era una mujer dulce y sonriente, yo era como me conoces, un poco más alocada pero tu madre... ella era más seria.- Rio seguramente recordando algo.- Amable como ninguna otra y su sonrisa era especial, sin lugar a dudas era quien nos llevaba por el buen camino poniendonos los pies en la tierra cuando nos enamoramos como taradas. Siempre era tan correcta, sus padres eran muy estrictos con ella y forjó un carácter acorde, pero era demasiada correcta ¿Sabes? Yo le decía que era una amargada, traía a mucho chicos enamorados pero ninguno estaba a su altura.- Me sentí con una enorme culpa, mi madre era correcta, intachable ¿Y yo? Yo dejaba mucho que desear.
Suspiró tocando mi cabeza pidiendo que la mirara, como si leyera mis pensamientos, y así lo hize, sus ojos me miraban con intensidad buscando que le correspondiera, que dejara de sentir esta culpa.
- Pero a pesar de eso, tu madre no era feliz, con nosotras tenía un respiro de esa estupidez de buscar ser perfecta, pocas veces sonreía, ella... se hundía en la presión que ejercían sus padres sobre ella, necesitaba con urgencia alguien que la sacara de allí, éramos jóvenes, necesitábamos aventuras y emociones, tu madre necesitaba salir de la monotonía y que llegara alguien a pintar su vida de colores... Y tu padre fue quien lo hizo. Pero no creas que fue una historia de amor romántica.- Su risa fue escandalosa hasta hacerla toser, me contagió un poco.- Se odiaban, tu padre también tenía sus problemas en casa pero eso no evitaba que fuera un payaso junto a su mejor amigo, Claudio se mantenía al margen de sus tonterías, chico inteligente que me enamoró, pero eso es otra historia. Tu padre y su amigo eran... Idiotas, siempre haciendo tonterías, rebeldes como ningunos, tu padre era todo lo que odiaba tu madre, o lo que ella encontraba mal, siempre nos decía que lo odiaba, y tu padre no la dejaba en paz, la buscaba para sacarla de quicio porque según él era divertido pero se notaba que era porque le gustaba. Las cosas se fueron dando, tu padre le dio alegría a la vida de tu madre y ella puso orden en su caos.
Pauso su relato, y sentí como su mirada se teñía de dolor, yo había perdido a mi madre y siempre me encerré en eso, pero no me había dado cuenta a mi alrededor algunos también la perdieron, Bárbara perdió a sus amigas de toda la vida. Me abracé a ella, me aferre a su cuerpo dejando que mi mente procesara a mi madre, a su personalidad casi olvidada. No olvidaba su sonrisa, y algunos recuerdos de mi familia, los paseos a la playa, a mi padre y como la miraba... mi padre nunca más miro a nadie como alguna vez miró a mi madre, él también la había perdido... pero yo aún estoy aquí, y que él lo haya olvidado no lo puedo perdonar, todos estos años de sufrimiento no los puedo olvidar.
Yo jamás lo vi llorar, pero tuve que ver como la luz de mi padre se apagó, y se encerró en sí mismo, como si yo no existiera y a pesar de tener a la familia de mi amigo, me sentía solo, una soledad que me consumía en silencio, una que me duele tanto...
Me separé de su pecho mirándola, esos verdes ojos idénticos a los de mi amigo me miraban con cariño.
- Todos te dicen que te pareces a tu padre, y si, físicamente son muy parecidos y un poco en personalidad también, eres igual de alegre como él lo fue, pero tu carácter, esa mirada penetrante, el bello color de ojos, tan celestes como el cielo, son los de ella. Casa vez que te miro, veo a tu madre, recuerdo ese cariño y lo mucho que te encargó a mí cuando naciste, eres un hijo para mí, mi niño. ¿Sabes? La madre de Elizabeth fue tu madrina, y yo lo sería de tu hermanito.
Adela se fue dejando muchos vacíos con su partida, tú eras muy pequeño cuando ella se fue pero jamás dudes, en ningún momento, del gran amor que ella te tenía.
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Siempre mía 🔞
AléatoireElizabeth, mi Elizabeth, eres mía, siempre mía... desde que te besé por primera vez, desde que te corrompió mi lujuria eres mía. Te desee con locura cuando apenas eras una niña y cuando te hize mía por primera vez lo supe, debía volverte adicta a m...