Amel
Siempre me dice que hacer, se que es mi hermana mayor y ahora que no están mis padres debo obedecer pero odio que me trate como un niño pequeño, yo puedo hacerlo, porque bueno, ¿ qué tan difícil puede ser tomar una simple llave?, si esta todo el asunto del rey oscuro pero no creo que el repare en mi.
Ulas esta a mi lado viendo distraídamente las caricaturas pero yo ya no encuentro gracia en ellas, supongo que es parte de crecer, antes recuerdo que me encantaban, ojalá pudiera volver a eso, mis padres siempre se preocupaban porque disfrutará mi infancia, los extraño demasiado que duele, y en parte fue culpa mía, mamá me pidió cerrar la puerta mientras ellos intentaban amarrar a Ulas cuando estaba poseído, debí quedarme y morir con ellos.
Pero a la vez no quería morir, mamá y papá se sacrificaron por salvarnos, sería injusto de mi parte no valorar eso, aunque el sentimiento de culpa no desaparezca, aún no hablo con Carmen sobre eso, quizá también me culpa pero no quiera decirme, ojalá todo fuera como antes, lleno de juegos y diversión, todo estaba bien hasta que mis padres nos trajeron a este país.
Escucho un fuerte golpe lo cual me sobresalta pero parece que a Ulas no le importa ya que sigue concentrado en su programa, me levanto de la cama y asomo mi cabeza ligeramente por la puerta hacia el corredor y veo al final de este pasar a Mateo con mi hermana dormida en sus brazos.
Que raro!, Carmen no tiene el sueño pesado, recuerdo que de niños dormíamos juntos y ella siempre se daba cuenta cuando yo iba al baño o a la cocina por agua, incluso cuando no podía dormir, ella me abrazaba y su respiración me calmaba, con el más mínimo ruido ella despertaba, era como si siempre velara por mis sueños, y cuando llegó Ulas fue lo mismo, siempre cuidando de nosotros como mi madre.
Salí sigilosamente del cuarto en dirección a la sala de estar donde habíamos discutido hace unos momentos, y el tal Custos estaba sentado en el sofá con un móvil marcando rápidamente a quien sabe quién.
— ya lo resolví, tengo un niño, de unos 13 años, humano, pasará desapercibido, robara la llave para nosotros— se quedo en silencio unos segundo escuchando lo que sea que decían al otro lado de la llamada— puede hacerlo, estoy seguro, solo debes hacerlo entrar a la ceremonia.
>> Nita, debemos conseguir esa llave, la puerta no debe abrirse, de hacerlo, Pangea volverá, destruirá a los humanos y ascenderá al plano celestial, su venganza ha esperado siglos, el gran padre tendría que enfrentarla, y el universo entero sufriría las consecuencias.
>> te llamo mañana, no te preocupes, el niño estará bien.
Dicho esto colgó la llamada y se quedó viendo hacia la puerta de entrada, así que solo podía ver si espalda.
— ¿ no te enseñaron a no espiar a los demás?
¡ mierda!! Me había escuchado acercarme.
— lo siento, escuche un ruido, y quise salir a buscar a mi hermana.
— tu hermana está bien, se quedó dormida y Mateo la llevó a una habitación para acostar la.
— ow! Esta bien, iré a despertarla, ella siempre duerme con nosotros.
Me di media vuelta en la dirección que vi ir a Mateo minutos atrás pero Custos me tomo del brazo firmemente haciéndome voltear.
— déjala que duerma, no querrás despertarla, estaba muy agotada, ven aqui— y me señaló el sofá donde antes estaba sentado— tenemos que hablar.
— ¿ sobre qué?
— debes ir por esa llave niño, es nuestra mejor oportunidad.
— pero mi hermana dijo que no, si voy, ella me mataría.
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Los demonios de Pangea
FantasíaUna mirada oscura, unos dientes afilados, y una sonrisa que denotaba maldad en un rostro de un pequeño de tan solo 3 años, la oscuridad cayendo sobre él aprovechando su debilidad e inocencia, un demonio consumiendo la luz y la energía de su alma, el...