Parte 19

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Cuando me desperté estaba en otro cuerpo. Estaba cerca del suelo y iba a una montaña. Cuando llegué a la sima me senté y vi la ciudad. Intenté pararme pero... Creo que reencarne en un animal y me caí. Volví a subir a la montaña y intente volver a ser humano. Lo logré pero.. Era completamente diferente. Mis ojos eran morados y mi cabello blanco. Estaba desnudo así que busque algo con que cubrirme. Empezaba a hacer frío y saqué mis alas. Con ellas me cubrí y me dormí en una esquina. Cuando me levanté no necesitaba ropa. Mi pierna derecha estaba cubierta de un negro al igual que mi sintura. Mis alas seguían afuera y cuando las guardé todo se fue y volví a estar desnudo. Cuando me vi me cubrí de inmediato aunque no hubiera nadie allí. Hasta que llegó un hombre con una capa. Me lanzó una piedra a la cara y me tiro al suelo. Cuando intente pararme se puso sobre mi y empezó a empujar mis manos. No podía moverme y empezaba a quitarse la ropa. Lo golpee en la cara con el codo y aplaste su cabeza con el pie. Saqué mis alas y me cubrí con su capa. Era negra y algo larga. Me puse sus zapatos y me fui a buscar a Atsushi. Fui a la casa de Atsushi y la mía volvió a ser como antes. Pero había alguien viviendo allí. Atsushi venía de la Universidad y me vio. Cuando sentí su aroma, corrí a abrazarlo como nunca. Intentó alejarme hasta que m quitó la capa y vio mis alas. - k-kyran....? - me dijo algo sorprendido - si.. - le dije sonriendole - pero...! Tu...! Tu cuerpo..! Desapareció! - me dijo asustado mientras que me miraba de pies a cabeza - si... Lo se - le dije tomandolo de las mejillas y besandolo. - espere años para poder encontrarte... Besas igual de bien que hace dos años Kyran- me dijo mientras que me llevaba a su habitación. - dos... Años..? - le dije mientras que me llevaba a su habitación - si - me dijo abriendo una caja y sacando un condón - espera... Vamos a.... - le dije mientras que me lanzaba el condón y se quitaba la camisa - ponte lo. - me dijo mientras que se iba quitando la ropa. No podía moverme y me tiró a la cama. - anda.. Estuve esperando desde ese día para poder ver tu cuerpo de nuevo, y tenerte dentro de mi de nuevo.. - me dijo besando mi cuello. Guarde mis alas y volví a quedar completamente desnudo - no lo hagas... - le dije algo nervioso - no... Quiero hacerlo... - me dijo tomando mi pene y metiéndole en su boca. Se sentía muy bien y no quería que parara. - Atsushi pero... Tu madre... Y si viene...? - le dije algo nervioso - ella no vendrá - me dijo poniéndome el condón y sentándose lentamente sobre mi. - pero... C-como.. Mesitas tan seguro de eso..? - le dije algo sonrojado mientras que empezaba a moverse - acaba de irse a otro país. Consiguió trabajo en Londres y se fue ayer. - me dijo mientras que me abrazaba y empezaba a moverse más rápido - A-Atsushi.... - le dije mientras que cada vez me excitaba más - quieres que pare..? - me pregunto mientras que me veía - no... No quiero que pares.. - le dije dándole la vuelta y poniéndolo de rodillas - quiero hacerlo yo... Estar dentro de ti.. Quiero hacerte mío. - le dije abrazándolo y empezando a empujarlo con fuerza. Luego de varios minutos se alejó de mi y me tiró a la cama. Puso mi pene en su boca y empezó a lamer lo de arriba a abajo. No quería que parara y inconscientemente tome su cabeza y empecé a hacerlo más rápido. La tomé con las dos manos y no quería parar. Sentía que me venía y lo lleve a mi boca. Lo besé mientras que me venía y el también. Lo abracé y seguí besandolo. Luego de haber tenido sexo los dos nos quedamos dormidos en su cama. A la media noche me desperté y fui a la cocina. Un ladrón había encontrado y me arrojó el cuchillo a la garganta pero no me hizo ni un rasguño. Me disparo todas las balas que tenía y ninguna perforo mi cuerpo. Apunte a su cuello con mis dedos y los moví en el aire. Segundos después su cabeza se desprendió de su cuerpo y empezó a manchar la cocina. Regresé con Atsushi y lo abrace - que fue eso..? - me preguntó mientras que se acurrucada en mi pecho - nada, no te preocupes. Te dije que siempre te protegería - le dije mientras que ambos nos quedábamos dormidos.

La vida de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora