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-¡Bok Jo Unnie!- vociferó Sun Hee al momento en que abro la puerta de mi departamento, me agaché de inmediato para abrazar efusivamente a mi hermana.

Cuánta falta me había hecho.

Al separarnos noté como las lágrimas caían de mis ojos, al igual que de los de ella, pues tenía ya sus mejillas mojadas.

-Te he extrañado mucho mi pequeña- dije limpiando su mejilla con la manga de mi poleron.

Me levanté para observar a mi mamá en el marco de la puerta admirando el lugar, me hice a un lado y le permití entrar, con Sunmi en sus brazos. Al observar a la pequeña noté aquella nariz tan de los Kang que me dejó un sabor agridulce en la boca, pero no con ella, a ella la amaba, al fin y al cabo, seguía siendo mi hermana.

Ya dentro del lugar ofrecí algo de tomar, mamá me pidió un té mientras a SunHee le servía un chocolate caliente al igual que a Sunmi, mientras yo opté por otra taza de café.

Cuando ya todas teníamos nuestros bebestibles hice que las niñas se fueran a mi pieza a ver televisión para, en el salón, solo quedar mi madre y yo. Ella se sentó en el sillón mas grande, justo al medio, mientras yo me senté en el pequeño frente a ella. Puede que con las niñas no tenga distancia, pero, en mi mente, ella me había fallado, y necesitaba una jodida explicación.

-Yo...- dijo, la mire para que continuara hablando pero calló, sentía un jodido muro de concreto entre las dos y no sabía como derrumbarlo.

Mi teléfono alumbró la pantalla en la mesa de centro, observe el nombre de una de mis personas favoritas, lo tomé para leer aquello que me daría el valor para hablar primero:

Siempre será tu madre

Aprovecha el poder tenerla a tu lado

Ella te quiere

Y yo también
-

Nakamoto.

Le quería tanto joder, y saber que aquello era recíproco provocaba en mi tanta felicidad que era capaz de gritarle a todo el mundo que el era mío y yo de él.

-No tengo nada que perdonarte- hablé finalmente dejando el teléfono en la mesa -Eres mi madre y siempre lo vas a ser, y al fin y al cabo esa niña es tu hijastra y tengo mas que claro el amor que le tenías y le tienes a papá.

-Sé que tu mayor problema no es Sunmi.

-No- dije tomando un poco de café -Claramente ella no era el problema ni el por qué de la razón para marchar de casa, pero lo entendí, después de tanto tiempo comprendí el por qué.

-Ella no volverá- dijo, su tono era tan duro que creía en sus palabras, aún así quise asegurarme.

-¿No?- pregunté, la duda clara en mi tono de voz, no quería volverle a verle, Min Sook era sinónimo de problemas y malos recuerdos.

-No, ella con su hermano consiguieron residencia en Canadá, no se como, pero se irán, no se que planes tenían, pero Sunmi no caía en ellos.

Aquello me dolió, es decir, nadie la obligó a tener a Kang Sunmi, yo le di todas las posibilidades que tenia, Sook fue la única que decidió sobre su cuerpo, y que ahora la pequeña le estorbara prácticamente, era solo culpa de ella, porque aunque no hubiera querido que la abortara, ella decidió y ella debería hacerse jodido cargo.

SIN DISTANCIAS - [N. Yuta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora