Capítulo 5
"La Colina Roja", Nuevo Imperio – 1.836
De rodillas en el suelo, frente al gran arcón que Frédric había guardado para que heredase su hermana, Iris se preguntaba con emoción qué hallaría en su interior. Una emoción que la embriagaba y que apenas le dejaba pensar con claridad. Desde su llegada no había logrado conciliar el sueño, incapaz de dejar de pensar en todo cuanto el capitán Garland Eris le había explicado sobre su hermano, y ahora que un mensajero le había hecho llegar aquel último regalo, buscaba fuerzas para enfrentarse a ello.
Iris llevaba poco más de tres días en Solaris y su vida ya había dado un gran giro. Tras su complicada llegada y las casi veinticuatro horas que había permanecido en el cuartel del Norte, primero detenida y después demostrando su auténtica identidad gracias a los análisis genéticos, la joven había regresado al hogar de su hermano para intentar saber un poco más sobre él.
Y lo que estaba descubriendo le gustaba.
Frédric Sertorian había sido uno de los mejores capitanes de la flota naval del Nuevo Imperio en los últimos años; uno de los más queridos y respetados por su tripulación debido a su dedicación y saber hacer, pero también por sus enemigos por su caballerosidad en al campo de batalla y su privilegiada mente. Maestro estratega, Frédric era un hombre disciplinado y justo cuya muerte prematura había frenado una carrera que probablemente le habría llevado a lo más alto. Y es que, tal y como había asegurado Garland, Frédric era uno de los mejores soldados que jamás había conocido.
—Era alguien muy especial; un tipo con el que te podías pasar horas hablando y nunca te aburrías —le había dicho con aire melancólico—. Le conocí cuando se alistó, hace ya bastantes años, y desde el primer momento supe que llegaría lejos. Tenía una chispa muy especial... muchos creían que estaba loco, que tenía arrebatos que no eran normales, pero lo cierto es que simplemente se dejaba llevar por el instinto. Era un tipo de corazonadas, y gracias a ellas llegó hasta donde llegó... un gran hombre, te lo aseguro. Ojalá no se hubiese ido.
Incluso sin apenas conocerle, Iris se sentía profundamente orgullosa de Frédric. Se habían separado demasiado pronto como para tener una imagen clara sobre él, pero ahora que poco a poco iba construyendo su pasado, en su mente la figura de su hermano se estaba idealizando.
Y aunque sentía una gran curiosidad por su vida laboral, lo cierto era que era la parte personal sobre la que no dejaba de pensar. Su hermano había tenido dos hijos, Garland se lo había confirmado, y quería conocerlos. Quería ponerles cara y descubrir un poco más de su hermano en ellos. Por desgracia, su mujer se había mudado de Solaris tras su muerte, por lo que dar con ellos no iba a ser tan sencillo.
—Ginelle y Felin Sertorian, hijos de Frédric Sertorian y Marine Vilette —repitió Elisa, tomando nota de los nombres al otro lado de la línea. Probablemente ya no estuviese en Herrengarde, pues rara vez pasaba largas temporadas en la ciudad, pero incluso así Iris sabía que podía contar con ella. Estuviese de servicio o de permiso, Elisa Raw siempre tenía tiempo para ella—. De acuerdo, intentaré descubrir un poco sobre ellos... aunque necesitaría saber el motivo.
—¿Para qué?
—¿A ti qué te parece? No es muy ético.
—Ya, bueno... digamos que son personas a las que me gustaría localizar.
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Dioses del Tiempo
FantasyIris Ánikka no encuentra su lugar en el mundo. Su destino está marcado por una media luna grabada a fuego en su piel, pero ni sabe dónde la va a llevar, ni tampoco cuándo. Sobre todo cuándo. - Primera parte Completa -