Capítulo 31

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Capítulo 31




Palacio de Delphys, Solaris – 1.836




Las primeras luces del amanecer despertaron a Nessa. Tumbada sobre su cama, sin tan siquiera haberse cambiado de ropa, la arpía se había quedado dormida, cansada tras varias horas de meditación. Siguiendo las recomendaciones de Didizeth había intentado recordar, se había sumido en los escasos recuerdos que albergaba de su encierro de cinco años, pero había sido incapaz de recuperar ningún fragmento.

Había algo que se lo impedía. ¿La preocupación, quizás?

En realidad era su ansia por regresar a Volkovia. Tenía tanta necesidad de volver a su hogar y reencontrarse con las suyas que apenas podía pensar con claridad.

Se dio una ducha de agua fría para serenar las ideas. A continuación, saliendo de su habitación mucho más tarde de lo habitual en ella, bajó a la cocina, donde encontró a la teniente Lynette Olvian disfrutando de un desayuno tardío. A través de la ventana pudo ver que Marine e Iris se encontraban en la terraza, conversando bajo la luz del sol. Simone estaba en la playa, sentado en la arena con un libro entre manos, y Umbriel bañándose en el mar.

De Iván y del Almirante, sin embargo, no había ni rastro.

Se preparó un café caliente.

—¿Todo bien? —preguntó Lynette, sin apartar la mirada del periódico que tenía entre manos—. No sueles levantarte tan tarde.

—Estoy bien, sí —respondió Nessa. Se llevó la taza a los labios y le dio un suave sorbo—. ¿Qué planes hay para hoy?

—Seguir con el estudio. Me pedisteis que os consiguiera algo, y...

—¿Has conseguido "El Camino de los Dioses"?

Lynette asintió con la cabeza, con una sonrisa en los labios. Si alguien podía conseguirlo, no cabía la menor duda de que esa era la teniente. Aquella mujer parecía no tener límites.

—Genial, la teoría de Baku Dhalios sobre las tres puertas puede aportarnos mucha luz —dijo con entusiasmo—. De hecho, se dice que su libro es una traducción de unos viejos legajos que complementaban el diario del capitán Varron.

—Algo es algo —sentenció la teniente—. Conseguir una copia del diario de Varron es casi imposible. Como bien decías, la mayoría de las copias han desaparecido y la única que realmente sabemos dónde está pertenece al voivoda... —Lynette la miró de reojo—. Es una lástima que nuestra alianza tenga fecha de caducidad. He sido informada de la oferta te ha hecho el director de la Oficina de Inteligencia: en menos de una semana nos abandonarás.

—Si es que esto sale bien, claro.

La teniente sonrió.

—No es el éxito de este proyecto lo que va a marcar tu liberación —aseguró—. De hecho, diría que tu futuro está en mis manos. Cuando finalice la semana, Eryn Cabal consultará con el Almirante sobre tu grado de implicación en esta operación, y Sebastian, a su vez, me traspasará esa pregunta a mí. Así pues... —Lynette sonrió—, la decisión está en mis manos.

Sorprendida ante la inesperada revelación, Nessa no supo que decir, aunque le gustaba que la decisión fuese suya. Lynette era testigo de cuánto se estaba esforzando, por lo que si había justicia en ella, su regreso a Volkovia no estaría en peligro.

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