Capítulo 30

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Capítulo 30




"La Colina Roja", Solaris – 1.836




—Te estás quedando dormido, vete a la cama.

—No, no, estoy despierto...

—Venga, Tristan, que estabas con los ojos cerrados. En serio, vete, es tarde.

—¿Qué hora es?

Tristan se sorprendió al descubrir que eran más de las tres de la madrugada. Aquella mañana Garland se había levantado a la una del mediodía, por lo que era lógico que no tuviese sueño. Él, sin embargo, apenas había logrado conciliar el sueño. Tal era su inquietud tras los acontecimientos de las últimas horas que notaba la cabeza al límite. De hecho, se había planteado incluso tomar la misma pastilla para serenarse que tan buenos resultados le había dado a su hermano, pero prefería mantener la mente despierta. Sabía lo que aquellos fármacos podían llegar a ocasionarle, y no estaba dispuesto a caer inconsciente durante un día entero.

Se incorporó en el sillón. Hacía rato que la película de acción que estaban viendo había acabado. En realidad ninguno de los dos le había estado prestando demasiada atención, pero sintió cierta lástima al ver que ni tan siquiera había llegado a los créditos. Según la gaceta nacional, era el mejor trabajo de su director.

—¿Tú no tienes sueño?

Garland negó con la cabeza.

—No, y dudo que lo vaya a tener en breves. No puedo dejar de pensar en la charla con el Almirante.

—¿Has tomado ya una decisión?

Volvió a negar con la cabeza. Horas atrás, mientras Tristan se daba un baño en la piscina para destensar los músculos, él había estado charlando con el Almirante en la sala de estar. Sebastian había querido ir a visitarle, y él le había recibido encantado. Agradecía su interés.

—La teniente Lynette está ocupando tu lugar en un proyecto muy ambicioso que hemos puesto en marcha hoy mismo, Garland —le había confesado mientras disfrutaba de una taza de café que el propio Tristan había preparado—. Me hubiese gustado que fueras tú, pero dadas las circunstancias ni tan siquiera me lo plantee. No era el momento.

—¿Qué proyecto?

—Algo que ahora mismo no tiene importancia, pero quería que lo supieras.

—En serio, ¿de qué va el proyecto?

A pesar de la insistencia de Garland, para el que más que la curiosidad era la necesidad de mantener la cabeza ocupada la que realmente hablaba, el Almirante prefirió no dar ningún tipo de explicación. Era cierto que Garland había sido su primera opción, pero dadas las circunstancias prefería mantenerle alejado.

—Cuando llegue el momento te lo explicaré, pero no ahora. De hecho, imagino que ya has sido informado sobre el permiso oficial que te corresponde por esta situación. Prefiero guardarme mi opinión al respecto, aunque si me tiras de la lengua te diré que es breve. Muy breve. —Le dio otro sorbo a la taza—. Me gustaría que te tomaras una temporada de descanso. Una temporada de verdad. Tengo el presentimiento de que te voy a necesitar a pleno rendimiento dentro de unos meses, y para ello es necesario que te recuperes... y sí, sé que ahora mismo lo que más deseas es volver a la oficina y tratar de mantener la mente ocupada, pero no es lo que necesitas.

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