Capítulo 17

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Capítulo 17



Espiga Blanca, oeste de Solaris – 1.836



—Me dieron caza por toda la ciudad. No entendía el motivo, y de hecho sigo sin hacerlo. Simplemente sabía que iban a por mí y que me iban a matar, así que escapé. Ni tan siquiera intenté defenderme, eran dos pretores, sabía que no podría con ellos, así que me di a la fuga.

Lucian aprovechó que Nessa hacía una pausa, tratando de organizar sus ideas, para acercar la mano a su rostro. En un inicio la barrera del triángulo mágico se lo imposibilitó, impidiéndole que pudiese atravesar el muro invisible que les separaba, pero tan solo necesitó concentrar parte de su energía para poder vencerlo. Cerró los ojos, invocó todo su poder en la palma de la mano y apoyó los dedos índices y pulgar sobre su frente. Inmediatamente después, castigándola con un fuerte calambrazo muy parecido a los que había sentido en manos de Malestrom, el joven emperador del Nuevo Imperio se sumergió en sus recuerdos.

Unos recuerdos amargos y teñidos de sangre que encajaban con lo que le decía su padre. Unas teorías que, incluso teniendo mucho sentido, había preferido no creer, y es que, a pesar de la evidencia, Lucian nunca había querido admitir que Natasha Fedora era en realidad una espía.

Permanecieron unos minutos en silencio, conectados mentalmente. Ambos eran testigos de lo acontecido en Solaris cinco años atrás. Al no haber transcurrido tiempo apenas para Nessa, los recuerdos eran tan vívidos que los fragmentos eran prácticamente completos. Los escenarios tenían color, los rostros vida y las palabras sonido. Era como asomarse al pasado y ver lo que había pasado...

A pesar de que aquella visión logró satisfacer muchas de sus dudas, Lucian no tuvo suficiente. Quería saber más: quería saberlo todo. Empujó su mente más allá de los recuerdos más cercanos y trató de bucear por ella, empapándose de su pasado.

Descubriéndolo todo.

—¡No! —exclamó Nessa, retrocediendo con violencia para poder liberarse de la unión—. ¡Basta!

Lucian parpadeó un par de veces antes de poder reaccionar tras la brusca desconexión. Con la mano aún extendida y la mirada perdida más allá de la oscura realidad que envolvía a la arpía, Nessa creyó ver en él parte de la luz que en el pasado le había envuelto. Una luz que se estaba apagando poco a poco, pero que, por un instante había vuelto a él.

Su expresión cambió al volver en sí. Lucian la miró por un instante, tratando de reorganizar sus ideas. Parecía desconcertado. Permaneció unos segundos quieto, sumido en sus propios pensamientos, hasta que finalmente se incorporó y retrocedió.

Nessa tardó unos segundos más en ponerse en pie.

—Magia de sangre —se dijo a si mismo el joven Emperador, sorprendido—. Sol Invicto, Nessa, magia de sangre... Es la práctica más oscura que existe.

—Lo sé —admitió ella—. Y aunque para muchos es un gran don, para mí...

—Es una maldición —acabó él en apenas un susurro—. Creo empezar a entender el papel de Malestrom en todo esto. ¿Cómo lograste volver? Decías que corrías por un pasadizo de sangre.

—Valhir —respondió, sin poder evitar que una sonrisa aflorase en sus labios—. Valhir me guio hasta la salida.

—¿Qué es Valhir?

No recordaba cuándo ni cómo, pero Valhir se había materializado en el túnel. Había surgido de la nada, y tras volar hasta alcanzar su cabeza, el ave había emitido un fuerte graznido para que la siguiera. Para guiarla. Y aunque el demonio había intentado expulsarle en varias ocasiones, empleando para ello a sus crueles secuaces, el ave no había huido. Había sido golpeado y torturado con dureza, llegando al punto incluso de perder un ojo, pero incluso así había seguido adelante, guiándola hasta el final del camino...

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