Capítulo 15

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Capítulo 15



Cuartel General de la Armada, Solaris – 1.836



—No es una buena idea, Marine.

—Estoy de acuerdo contigo, no es una buena idea. Hasta hace unas horas yo pensaba exactamente lo mismo. De hecho, ni tan siquiera me lo planteaba. El verme aquí, en esta situación, es de las cosas más surrealistas que me han pasado nunca... Pero entonces la he conocido, Garland. He conocido a esa chica, le he mostrado todo lo que logramos con Frédric... y me he dado cuenta de la verdad.

—¿Qué verdad?

Marine sonrió con melancolía.

—Que es igual a su hermano —dijo en apenas un susurro.

Sentada en la pequeña sala de espera donde el asistente del Almirante les había emplazado hasta que Sebastian pudiese atenderles, Iris contemplaba en silencio los impresionantes cuadros paisajísticos de las paredes. Habían llegado hacía tan solo quince minutos, y aunque la espera no le estaba resultando demasiado pesada gracias a la inesperada aparición de Garland, lo cierto era que tenía ganas de entrar en el despacho y conocer al Almirante. Hasta entonces ni tan siquiera se lo había planteado, pero tras pasar dos días con Marine y empaparse de todo el pasado que había compartido con su hermano, todo había cambiado. Iris había entendido al fin el motivo de su llegada a Solaris, y el Almirante Liraes jugaba un papel muy importante en su futuro.

—No sé qué tienes en mente, Marine, pero empiezo a ponerme un poco nervioso —murmuró Garland.

Garland y Marine se encontraban a cierta distancia de la sala de espera, tomando un café junto a las máquinas expendedoras. Volver a ver a su antigua compañera y amiga había logrado emocionarle, pero también preocuparle. A pesar de los años de ausencia, la viuda de Frédric no había perdido ni una pizca de la fuerza y determinación que la habían caracterizado, y el que hubiese decidido acudir al encuentro del Almirante sin tan siquiera avisar era preocupante.

—No te preocupes, hombre. No hay motivo para ello —respondió ella—. Pero solo te diré una cosa... Frédric llegó muy lejos... muchísimo más de lo que probablemente nadie sepa. ¿Por qué no volver a intentarlo entonces? ¿Por qué olvidarlo? Probablemente no sea más que una locura, pero quizás ella sea la clave de todo esto... quizás ella sea la pieza que nos faltaba del puzle.

—¿Hablas de Iris?

Marine asintió, logrando con aquel sencillo gesto escandalizarlo. Garland había leído entre líneas lo que pretendía y la simple idea le parecía una auténtica locura. De hecho, era incluso desconcertante. Marine parecía haber olvidado todo.

—Cualquiera diría que no recuerdas lo que pasó —respondió Garland, perplejo—. Porque yo lo tengo muy presente, te lo aseguro.

—¿De veras creer que podría olvidarlo? —Los ojos de Marine se tiñeron de tristeza—. Precisamente porque no puedo olvidarlo me aferro a la esperanza de que ella pueda dar con la clave, Garland. Si lo consiguiese podríamos cambiarlo todo. Podríamos... Sol Invicto, si supieras lo que podríamos hacer no te parecería tan descabellado.

—Es una locura.

Locura o no, Marine estaba dispuesta a planteárselo al Almirante, y aunque le fastidiaba enormemente, comprendía el motivo. Al fin y al cabo, ¿acaso no habría hecho él lo mismo de haber estado en su piel? ¿Cómo no dejarse arrastrar por la esperanza, por remota que fuera? Incluso él, en el fondo de su alma, no podía evitar que el fantasma del pasado alimentase su fantasía.

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