Billie había olvidado los hedores que las habían acompañado cuando entraron en la Ciudadela, pero apenas puso un pie dentro, los recordó de golpe. Con la mano sujetando con fuerza el pañuelo que le cubría la nariz, se internó en una de las dos enormes tuberías encharcadas y llenas de ratas detrás de Finneas.
-¿No hay otra forma de salir de la Ciudadela?.--preguntó Billie.
-No, sin que te vean.--dijo el chico, riéndose.--Ya falta poco.
Cuando llegaron a su destino y Finneas abrió la tapa de alcantarilla, Billie tomó varias bocanadas de aire limpio antes de quedar satisfecha. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo diferente que olía la Ciudadela comparada con el exterior.
-No me extraña que te encante pasar el tiempo aquí fuera.--dijo Billie.
-A mí me da la vida.--contestó Finneas mientras volvía a cerrar la tapa y a cubrirla con varios matojos.--Cuando todo este asunto termine, seguiré dándome mis paseos por aquí.
-Pues espero que me dejes acompañarte en alguno.
-A los que quieras, amiga.--contestó el otro, dándole una palmada en el brazo, encantado de poder viajar acompañado.
Sus propias palabras hicieron que Billie fuera consciente de que daba por hecho que su futuro iba a estar ahí, en la Ciudadela. Y de que hacía días que no pensaba en todo el asunto de ser clon, de la inexistencia de sus padres, de las mentiras que había en su vida... Todo, gracias a esa gente a la que, de alguna manera, había llegado a considerar su nueva familia.
Según Finneas, el jeep se encontraba oculto a unos quince kilómetros de su posición, dirección norte. Con él liderando la marcha, tomaron una carretera que se adentraba en la montaña, cuidándose de no ser localizados por los focos de los centinelas.
Al cabo de un rato, Billie distinguió el nombre de Gass Peak Road en un letrero corrompido por el óxido y el paso del tiempo. En silencio, atentos a cualquier peligro que pudiera acecharlos en la noche, anduvieron durante algo más de dos horas hasta que Finneas se salió de la carretera y tomó un camino de tierra que los llevó al escondite.
El coche se encontraba cubierto por una enorme lona del mismo color que las piedras que lo rodeaban, volviéndolo completamente invisible para quien no supiera que estaba allí. Juntos, guardaron la lona en el maletero, le pusieron la batería y echaron algo de combustible. Después, Finneas sacó de su bandolera un mapa que extendió sobre el capó y se inclinó sobre él para estudiarlo. Se trataba de un trozo de papel desgastado por su uso en el que figuraban varios caminos hechos a mano con apuntes que señalaban lugares peligrosos, zonas en las que ocultarse, atajos...
-¿Todo esto lo has hecho tú?.--preguntó Billie, asombrada.
El chico asintió, orgulloso.
-Me ha llevado más de cuatro años conseguirlo. ¡Y aún queda mucho por descubrir!
-¿Cuatro años? ¿Pero qué edad tienes tú?
-Cumpliré diecisiete el mes que viene.--contestó, antes de volver a sumergirse en sus anotaciones.--Vale, si el laberinto de rocas estaba en el cañón de Bryce, los cristales tienen que estar por esta aquí.--señaló, al tiempo que redondeaba la zona con el dedo.--Para llegar allí, tenemos que seguir el camino por el que hemos venido y rodear la montaña de ahí enfrente.
-¿No sería mejor ir por aquí?.--preguntó Billie, instigado por un recuerdo lejano perteneciente a su original.
-Esa carretera está destrozada y llena de obstáculos para el jeep. Además, nos exponemos a que nos vean desde la Ciudadela. Hazme caso, el mejor camino es este.

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AURA
FanfictionCon el peso de la verdad sobre sus hombros, Billie, ______ y su nueva compañera de viaje, Scarlett, se dirigen a la Ciudadela en busca de ayuda. Pero el lugar no es el mismo desde que ______ lo abandonó: ahora la lucha de los rebeldes contra el gob...