Siempre contigo -Flozmin-

Capítulo 7

¡En este capítulo ocurrirán dos saltos de tiempo, atentis!

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Pasaron 3 años desde aquella noche de lluvia en que se había marchado dejando atrás una vida y una familia, para tratar de conquistar un sueño y regresar pronto a ver a su Jazmín, no esperó nunca, la jugada que el destino le tenía preparada, y es que a veces no podes tener todo, a veces tenés que elegir y esas elecciones traen consigo consecuencias no tan gratas, eso le había ocurrido a Ángela, las cosas habían mejorado en los meses siguientes a su accidente, con ayuda de las autoridades francesas y del joven doctor que la había atendido mientras estuvo internada, el Dr. Carlos Castro, había conseguido una nueva identidad, un lugar donde quedarse y un trabajo en una empresa de limpieza para poder independizarse y comenzar su nueva vida.

Y vaya que lo había conseguido, por empezar su nombre era otro, Milagros Carvajal, había decidido adoptar el nombre que le dieron los médicos cuando ingresó al hospital, ya le había tomado cariño.

Además del nuevo nombre tenía una pasión, el arte, que descubrió mientras transitaba esta nueva vida, aún sin muchas pistas de su pasado, más que sueños que se sumaban a los recurrentes, a veces soñaba con dos bebés tomados de las manos, otras con una niña de rizos rojizos y ojos verdes corriendo por un jardín, un aroma dulce y fresco acompañaba estos sueños y la risa de unos niños se escuchaba en ellos algunas veces.

Milagros escribía en un cuaderno todo lo que soñaba esperaba algún día recordar, pero mientras poco a poco fue abriéndose paso y con mucho esfuerzo propio y algo de ayuda del Dr. Castro logró inscribirse en la carrera de Arte y comenzar así a darle forma a su sueño de ser una artista y poder vivir de ello. Sin saberlo estaba logrando cumplir aquel sueño que la alejó de su antigua vida.

Algunas noches eran menos tranquilas que otras ya que se despertaba en medio de la noche agitada por algún sueño que no llegaba a entender y la mantenía despierta el resto de la noche, muchas veces se planteó la posibilidad de haber sido madre eso la atormentaba pero al mismo tiempo pensaba que no podía ser cierto, nadie la había buscado en estos años, junto al Dr. Castro habían recorrido distintos lugares buscando información sobre personas desaparecidas, pero nada parecía acercarla a sus recuerdos, la terapeuta le había dicho que posiblemente el bloque que tenía era muy profundo y sumado a los meses en coma parecía hacerlo aún más difícil.

Habían pasado los años, casi 6 desde que se fue de Buenos Aires, Milagros terminó en tiempo récord su carrera y pudo comenzar su vida de artista, en alguna de sus primeras obras eligió retratar algunos de sus sueños, fue así que se podían ver hermosos jardines con jazmines, una pequeña con el rostro algo difuso pero con marcados ojos color verde esmeralda, su favorito era uno en el que se podía observar la silueta de dos niñas de largos cabellos corriendo tomadas de las manos, le despertaba tanto amor como el de los bebés tomados de las manos, había algo en esas pinturas que le aceleraba el corazón, parecía que el amor traspasaba sus pinturas, no tenía un estilo concreto, ella simplemente pintaba lo que sentía y como lo imaginaba.

Más cosas habían cambiado en la vida de Milagros no solo era una artista en ascenso sino que había encontrado el amor, que se casaría con el Dr. Castro, el hombre que la había acompañado desde el principio y tanto la había ayudado, con el paso de los días, no pudieron evitar enamorarse y querían unir sus vidas, Carlos estuvo mucho tiempo enamorado en secreto de ella, no fue hasta que ella dio el primer paso que el Dr se animó a declarse y ahí estaban, ya no tan jóvenes como cuando se conocieron pero llenos de la vitalidad que te inyecta estar enamorado.

Por otra parte en Argentina se celebraba el cumpleaños número 12 de dos pequeñas que habían decidido celebrarlo en la pileta de la casa de los Estrella, con algunos de los compañeros de escuela de las pequeñas, con una adolescente Virginia que ayudaba a su madre Teresa con todo lo que la fiesta requería.

Mario estaba entrando a su casa con dos grandes paquetes cuando se cruzó con un apurado Ernesto que llegaba hasta su puerta, lo sorprendió bastante, hacía mucho que no se encontraban más que para un saludo cordial cuando buscaban a sus respectivas hijas de la casa del otro.

Se saludaron y Ernesto le dijo que fue un pedido especial de Jaz, pues la pequeña extrañaba a su padre y también había dicho que extrañaba que se riera con su tío Mario como acostumbraba a llamarlo. Ernesto acepto el pedido de su hija, porque Jaz supo hacerle entender que era tiempo de dejar ir el enojo y el rencor por algo que no tenía sentido. Ella estuvo enojada con su madre durante un tiempo por no cumplir su promesa, pero su corazón era demasiado noble y con el tiempo, la compañía de su Flopy y de Teresa, había optado por dejar ir el enojo y que cuando la vida lo decida enfrentar a su madre.

Así que ahí estaban de nuevo los 3 adultos contemplando felices a sus 2 pequeñas que celebraban felices sus 12 años. Ernesto había decidido dejar el pasado atrás, pero esa decisión también afectaría la vida de la pequeña Jaz, pues su padre después de unos meses de la celebración de su cumpleaños le informo, que pasadas las fiestas de navidad y año nuevo se mudarían a la Provincia de Córdoba para comenzar su nueva vida ahí, con un nuevo trabajo para él, nueva escuela para Jaz y nuevos amigos.

Ésta noticia puso muy triste a Jaz, ella sabía que extrañaría a sus tíos Mario y Teresa, a Vir que era como su hermana mayor, a sus mejores amigos Fede y Car, pero sabía que más que nada extrañaría a su Flopy, su mejor amiga, su persona favorita.

Jaz decidió no decir nada aun a Flor, esperaría que pasen los últimos exámenes y recién ahí empezaría la despedida, sabía que si bien no estaban tan lejos una provincia de la otra, sería difícil para ambas considerando lo unidas que eran, pero no tenía opción.

Fue así que terminaron su último año de primaria juntas, ya el próximo año comenzarían la secundaria y lo harían por separado, pensar en eso las ponía tristes, sabían que iban a estar en contacto mediante teléfono y redes sociales, pero les costaría mucho el día a día, principalmente a Jaz que no tenía buenos recuerdos de la frase "estaré en contacto o te llamaré". Le recordaba a su madre y al incumplimiento de su promesa de volver pronto a verla.

Eso pasado doloroso le hacía temer a lo que le deparaba el futuro, para su relación con una de las personas más importante de su vida; pero su corazón le decía que no temiera que ella y Flor estarían unidas como lo estuvieron desde el día que nacieron, que su estrella siempre la acompañaría.