Capítulo 20

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Camille

- ¿Segura que estás bien? Porque puedo comprar un boleto en este instante y voy contigo - la voz de Thomas se ecucha a través de los auriculares que Wendy me prestó para el viaje.

- Si, no te preocupes, estaré bien - le contesto mientras compro algunas cosas en una tienda del aeropuerto.

- Bueno, tengo que colgar ya casi despegamos, hasta entonces - no deja que responda ya que cuelga al instante. Pago los artículos y me voy a tomar asiento en la sala de espera del vuelo con destino a Ibiza.

Se preguntarán qué fue lo que pasó para que yo terminará aquí sentada y comiendo una enorme barra de chocolate amargo (como este momento) para tomar un avión y llegar a tiempo a aquella isla española a la graduación de Emma.

El plan era que yo viajaría con la familia de Thomas en un vuelo privado hasta Ibiza pero... al parecer no sé dió el aviso de que habría un tripulante más (en este caso yo merengues) y al ser privado se debía de tener todo en orden para poder despegar. Thomas y su padre hablaron con la compañía para permitir que volará con ellos pero no sirvió de nada ya que el argumento principal era que iba contra sus políticas y no había tiempo para hacer todo el papeleo de nuevo si querían despegar hoy y no mañana.
Obviamente Amelia agrego que le habían prometido a Emma estar antes para ayudar con los preparativos y con su atuendo, ya que Amelica y ella organizaron una pre-fiesta para todos sus compañeros y docentes de la universidad.

-  Descuida, tomaré el próximo vuelo, esto es importante para Emma y es mejor que estés tu qué eres su hermano - dije a Thomas para calmar su insistencia en acompañarme. A esto le agregué un pequeño pico en los labios. La mirada de victoria de Amelia se borró por completo.

El padre de Thomas se ofreció a pagar el boleto en primera clase pero estaban agotados, así que compró uno de los últimos en clase turista. Con que haya pagado el boleto no me importaba si me iba en el compartimiento de equipaje.

Cómo por obra de los espíritus chocarreros después de esperar casi dos horas en una incomoda y metálica silla, se dió el aviso de que el avión no podía despegar debido a una próxima tormenta acompañada de una densa  neblina por lo que no se sabía a ciencia cierta si podríamos viajar hoy.

Marco el número de Thomas pero me da buzón. Intento varias veces pero es el mismo resultado. Optó por llamar a Emma y me responde al instante:

- ¿Diga? - una voz masculina es la que contesta. Reviso la pantalla para ver si no me equivoqué de número pero al parecer es el correcto.

- Hola, estoy buscando a Emma - por lo que escucho la llama pero no hay respuesta.

- Creo que se ha ido al Aeropuerto y  olvidó su celular, pero en cuanto ella llegué le digo que llamaste...-

- Camille, soy Camille ¿Podrías decirle que es urgente que me regrese la llamada? -

- Si, no hay problema - hace una pausa - aunque creo que ha ido con el  profesor Balbuen, puedo darte el número si quieres -

¡Que Dios me lo bendiga!

- Te lo agradecería mucho - ríe y dice que espere un momento.

Balbuen...

Un momento... no puede ser "ese" Balbuen.

Tecleo el número y le agradezco de nuevo por su ayuda.

- ¿Hola? - a pesar de que ese día tenía alcohol por mis venas pude reconocer su voz.

- ¿Diego? Soy Camille Farrell, nos conocimos en la boda de Amanda - le digo en caso de que no me recuerde.

- Si, si ya recuerdo, solo que este móvil es para mis alumnos y no recuerdo habértelo dado, o no lo sé, bebí unas cuantas copas esa noche - ríe - Pero dime ¿Para que soy bueno? -

Casi Perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora