Capítulo 10

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Gen siente como toda su energía la ha abandonado a tal punto que se arrastra al piso y siente cómo su rostro golpea el césped al igual que el resto de su cuerpo. Siente una sensación de frialdad recorrer todo su cuerpo y sus párpados ahora se han tornado muy pesados como para poder siquiera mantenerlos abiertos. La desesperación se empieza a apoderar de ella mientras en su mente solo hay una cosa, oscuridad. Probablemente es ésta misma la que le provoca esa desesperación.

No logra ver nada, ni escuchar nada, ni siquiera un murmullo y por un momento llega a pensar que tal vez ha muerto. No logra entender lo que está sucediendo. Siente la necesidad de querer gritar con todas sus fuerzas para poder ser escuchada. Entonces sus pensamientos empiezan a tomar el control nuevamente hasta que siente algo cálido y poco a poco empieza aclimatarse a esa calidez hasta relajarse. Logra ver un reflejo con un gran resplandor y claridad hasta que ésta genera una imagen que resulta ser ni más ni menos que Sefield.

Su hermosa sonrisa, sus llamativos y bellos ojos mirándola fijamente. En cuanto la imagen se aclara y es sólida en su mente, Gen empieza a sentir algo extraño en su estómago, como si algo revoloteara en su interior. Es una sensación rara pero al mismo tiempo extremadamente agradable. No quería dejar de sentir esa paz jamás.

Mueve su mano en el aire tratando de sostener el rostro de Sefield con ella al tiempo que llama su nombre dulcemente pero por alguna razón no logra alcanzarlo. El calor que siente se intensifica y de pronto el sonido vuelve de golpe como si hubiese tenido ambas manos cubriendo sus oídos hasta ese momento y apenas las hubiera retirado. Su visibilidad regresa de igual manera excepto que ésta lo hace más lentamente, poco a poco.

Cuando finalmente logra recobrar el sentido y la realidad la llama de regreso ve frente a ella el rostro sonriente de Elice quien se encuentra aplicando un hechizo de sanación en ella. La sonrisa en labios de Elice es maliciosa y pícara.

—¿Qué me sucedió? ¿por qué estoy en el piso?- pregunta, confundida.

—Al parecer te quedaste sin una gota de energía y eso ocasionó que te desvanecieras pero no te preocupes, ahora estás bien- explica Elice.

Gen se incorpora apenas y poco y gira en todas direcciones como si buscara algo en especial.

—No está aquí- dice Elice.

—¿De qué hablas?

—Sabes muy bien de lo que estoy hablando. Casi querías besarme mientras te estaba sanando y no parabas de pronunciar su nombre. Creo que estás perdidamente enamorada de ese galán, pequeña.

El rostro de Gen se torna incluso más rojo de lo que nunca había estado, si es que era posible.

—No sé de qué hablas- niega antes de ponerse en pie y echar a andar en dirección a la entrada de la fortaleza dando largas zancadas, casi corriendo para alejarse tanto como pudiera de Elice quien aún se encuentra detrás de ella, siguiéndola.

Ahora Gen se encuentra muy avergonzada ¿qué es lo que había pasado y por qué veía a Sefield de esa manera? ¿por qué no podía dejar de pensarlo? O mejor aún, ¿por qué probaba esos sentimientos que jamás había sentido?

De pronto Elice se detiene y voltea hacia la entrada de la fortaleza donde se encuentra la gran puerta de madera y al mismo tiempo que Vincent, se teletransportan con el conjuro transportador tan sólo dejando el polvo como señal de que estuvieron allí. La voz de Elice se alcanza a escuchar en forma de eco ordenando a Gen que entre al interior de la fortaleza pero ella al igual que muchos de sus compañeros no obedece esa orden y corre hacia la puerta pues al parecer algo está ocurriendo. Logra divisar desde ahí las siluetas de Elice y Vincent quienes se acercan hacia los guardias que custodian la entrada.

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