Capítulo 16

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Se puede notar lo bien que se siente la brisa por el rostro relajado y apacible de los miembros de la orden. El aroma que llega desde los árboles es dulce y agradable mientras los primeros rayos del sol los tocan anunciando el alba y dejando atrás la oscuridad de la noche a la vez que advierte el inicio de la travesía del grupo tras lograr su primer misión con éxito. Luego de acampar en aquellos frondosos bosques de Glastonbury a donde llegaron aproximadamente una semana atrás.

Habían llegado en busca de la isla de Avalon que el gran maestro les había aconsejado visitar para que les pudiesen indicar el paradero de esa criatura mágica a la que están buscando. En esta isla los bosques que la rodean resultan ser sumamente hermosos, todos los árboles crecen grandes y fuertes, la fauna es extensa y variada.

Mientras avanzan por los caminos de este lugar que les ha servido de hogar la última semana se encuentran con algo inesperado y es que en el viento que sopla a través de las espesas copas de los árboles que les dan refugio se escucha claramente una voz.

Por aquí por aquí se escucha murmurar repetidamente.

Todo el grupo permanece alerta ya que aquella misteriosa voz ha sonado fuerte y claro sin dejar lugar a duda de que todos los presentes la han escuchado. Sumergidos en la incertidumbre y la sorpresa, Sefield decide de buena manera seguir las instrucciones de aquella voz que de vez en cuando se logra filtrar conducida por las corrientes de viento para ser escuchada por el grupo. Es así que continúan su camino escuchando las escasas palabras del que parecía ser su guía omnipresente y quien sigue dirigiendo sus pasos cada vez más profundo en el bosque.

—Elice ¿crees que estaremos bien?- pregunta Gen.

—Claro que si, no tienes de qué preocuparse- responde la nombrada y sigue avanzando junto al resto.

El sendero por el que van ahora es fangoso y difícil. La voz que los guía aparece solo de vez en cuando para dar indicaciones y desaparece casi tan rápido como aparece. Los guía hacia un lago precioso en cuyo centro se encuentra una pequeña isla repleta de árboles de manzano. De pronto la voz se escucha nuevamente.

—No lograrán llegar allí a menos que sean invitados ¿cuáles son los motivos por los que están aquí.

El grupo voltea en busca del dueño de dicha voz que parece provenir desde sus espaldas, finalmente pudieron darle un rostro a su guía pues ahora se encuentra físicamente con ellos. Abayomi, quien es el primero en girar, se queda pasmado al ver a la doncella que se encuentra con ellos. Su apariencia es cercana a la irreal, su cabello es largo y blanco como la nieve que le cae más allá de la cintura en una trenza ondulante, su piel es tan blanca como el cabello mismo, sus ojos azules profundos y luminosos. Quizás lo que más llama la atención de ella son sus rasgos exóticos, tan parecidos a los de una elfa, la poca ropa que lleva consigo es llamativa y encaja con su apariencia a la perfección, solo son pedazos de tela largos que dejan muy poco a la imaginación.

—Mi nombre es Tithis, soy una de las nueve reinas hadas de Avalon ¿qué los trae por aquí?- pregunta la desconocida.

—¿Tú eres quién nos ha guiado hasta aquí?- cuestiona Elice.

—¿Cuál es el motivo por el que están aquí?- insiste la reina.

Sefield decide intervenir antes de que Elice vuelva a responder pues sabe que es un poco agresiva a la hora de hablar.

—Es un honor conocerla, reina de Avalon. Verá, pertenecemos a la fortaleza de Gales y el gran maestro nos ha enviado aquí para solicitar ayuda de Avalon. Estamos en busca de un individuo es todo lo que buscamos, venimos en paz.

El hada lo observa con atención sin revelar nada se toma su tiempo para responder.

—No podrán pisar Avalon a menos que el elegido seas. Tengo que pensarlo porque si mi hijo decidió ayudar con algo que a él mismo le costó la vida al igual que a mis hermanas no puedo negarme pero para saber cuál será mi respuesta primero debo saber más sobre ti. Por favor dame tu mano.

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