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Molesta era un adjetivo demasiado simple para describir lo cabreada que estaba. El estruendo sordo de la puerta de la oficina de la directora Kang se propagó por los pasillos del ala perteneciente al  personal docente, por el cual caminaba a toda velocidad, pasando a un lado de mis amigos, que comenzaron a caminar tras de mí al notar  mi estado.

-Mi Young, que ha sucedido?- preguntó  Lin buscando respuesta a mi repentino mal humor. Me giré para estar frente a ellos.

-Lo siento chicos, tengo prisa, ya les contaré-respondí con la voz entrecortada y seguí mi camino retomando el paso que llevaba minutos atrás.

Sabía que preocupados habían quedado, pero necesitaba estar frente a mi madre de una vez y que confirmara lo que la directora me había comunicado, aunque me desgarrara la realidad. Tomé un taxi, siempre estaban a disposición a los alrededores del colegio y en un plazo de unos 20 minutos volví a estar frente aquella casa que durante mucho tiempo me empeñé en ver como un hogar, pero la realidad era que eso ya no iba a ser posible. Saqué la copia de las llaves que aún conservaba de uno de los bolsillos de mi mochila y sin reparos entré, como solía escuchar, a los ratos malos se les pasaba rápido. Estaba enfundada en su típica falda de tubo negra, una de sus tantas blusas de seda blanca y sus tacones de aguja negros también, su sonrisa de superioridad demostraba que había conseguido lo que quería, volver a ver mi cara.

-Cancelaste el pago de la colegiatura?-después de verle, dudas ya no me quedaban, pero escucharla decirlo solo terminaría de decepcionarme.

-Lo siento Mi Young, no puedes pretender largarte de casa dejándome sola y que te libere de responsabilidades.

-Qué clase de madre eres tú?-la escrutiné con mis ojos cargados de ira.

-Cuidado con lo que dices!!!!-alzó su mano en un amago de propinarme una bofetada.

-Anda mamá, pégame!!!-le incité, estaba segura de que no lo haría, me había jodido demasiado ya.

-Solo quiero que regreses a casa, volver a estar juntas como siempre-suavizó el tono de su voz y alargó su mano pero esta vez para acariciar mis mejillas las cuales aparté.

-Cuanta hipocresía, te aprovechas de mi debilidad por superarme, para arrastrarme aquí, y me dices que es porque quieres que estemos unidas, a mí no me engañas más, me quieres aquí para agradarle a tu jodido jefe y ganarte tu mierda de ascenso .Jodeeer soy tu hija no un pedazo de carne que le regalas a cualquiera!!!!-estaba exaltada, cegada, las lágrimas amenazaban con asaltarme, pero la debilidad no sería de ayuda.

-Me obligaste a llegar a estos extremos, si quieres estudiar, debes estar donde perteneces, aquí, en tu casa-hablaba calmada como si no hubiese sucedido absolutamente nada, sin atisbo de culpabilidad.

-Te felicito, lo has conseguido, me tienes de vuelta-comencé a aplaudir exageradamente frente a su cara-Pero si crees que vas a hacer de mi tu títere, lo llevas jodido-le sostuve la mirada por un par de segundos para agarrar mi mochila y volver a atravesar la puerta.

-Donde crees que vas?-cuestionó y me detuve

-A disfrutar mis últimas horas de paz-continúe mi camino, no hizo si quiera el intento de detenerme, estaba segura de que volvería, había jugado muy bien su cartas, pero ya me encargaría de girar la partida a mi favor.

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En los  brazos de Taehyung la calma regresaba de a pocos, sentados en el suelo  de la pequeña salita, de su piso, con mi cabeza posada en uno de sus hombros ,mientras frotaba mi brazo, una tierna caricia, solo el calmaba mis demonios y me devolvía  a mi lado racional.

-No sabes cuanto quisiera sacarte de ese maldito infierno,esta vez tu madre si que se ha lucido-su tono de voz reflejaba angustia.

-Lo más jodido es que ni siquiera tuve el tiempo de encontrar  un empleo .

TOXICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora