Capítulo 25: La Pequeña Colina

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Fuli descansaba bajo la sombra de un árbol baobab. Estaba relajada estirándose. Luego de un bostezo, decidió hacerse un rápido aseo; limpió primero su cara y después sus patas delanteras continuando con las traseras, con delicadeza aseó su pierna malherida y siguió con su pecho y abdomen, al llegar a su vientre hizo una pausa.

"Buenos días, mi bebé" dulcemente saludaba a su hijo para comenzar a asear su barriga. 

Rafiki estaba a su lado acompañándola, se encontraba en cuclillas, recargado de su bastón, observando felizmente la buena actitud que mostraba Fuli esa mañana.

Al terminarse de arreglar, ella miró al viejo mjuzi para permitirle que la revisara. Fue muy rápido el chequeó de aquel día, simplemente Rafiki le quitó el vendaje a su pierna al concluir que se encontraba completamente recuperada.

Ella sonrió de oreja a oreja, ya estaba impaciente por volver a correr en su hogar, pero al ponerse de pie para partir, Rafiki la detuvo poniéndole de por medio su bastón.

"Shwari, Fuli" con una sonrisa Rafiki calma le pidió, era muy pronto para correr.

Con desanimo, a Fuli no le quedó de otra más que preguntarle hasta cuando podría hacerlo y esto según Rafiki sería hasta después del nacimiento de su cachorro, aunque le apuntó que faltaba muy poco para ello.

"¡¿Es enserio?!", de nuevo la sonrisa de Fuli iluminaba su rostro, ella tenía que admitirle que ya no podía esperar para que eso sucediera.

Rafiki continuaba mostrando su sonrisa, pero percibió a alguien aproximarse y de inmediato se puso de pie para ver de quien se trataba.

De sorpresa estaba llegando Rani con una cara de enfado y atrás de ella Simba tratando de varias maneras pedirle tranquilidad, prometiéndole que encontrarían a Kion.

Rafiki se acercó amigablemente a los dos reyes para saludarlos y preguntarle a Rani a qué se debía su visita a las Praderas.

Ella hizo un saludo educado, aunque apresurado tras divisar a Fuli acostada bajo el árbol, necesitaba hablar con ella.

Como ya lo había hecho antes, Rafiki usó su bastón para detener ahora a la Reina Rani. Él trataba de evitar que fuera con la chita, argumentando que Fuli necesitaba descansar.

"Rafiki" Fuli lo llamó, "Está bien, puedo hablar con Rani" le señaló con calma y confianza.

La leona, con una sonrisa tras escuchar eso, bajó el bastón y volvió a caminar, "Necesitamos hablar en privado" volteó para pedírselo al rey y al mjuzi.

Los dos mencionados se miraron encogidos de hombros y Simba le hizo una seña a Rafiki para que lo siguiera.  

Rani se acostó igual a como estaba Fuli y mientras estiraba su cabeza comenzó a hablarle, "Tomé el camino largo para llegar hasta aquí, hubiera sido fácil si tú o Azaad me guiaban". Fuli bajó la vista, algo que extrañó a Rani que de nuevo buscaría llamar su atención, "Por favor, Fuli... dime dónde está Kion".

Fuli negó con la cabeza, le aseguraba no saber nada de él, pero Rani no le creería.

"Dime la verdad" la leona le suplicó.

Rani veía como el rostro de Fuli se ponía lívido, desde hace tiempo se había dado cuenta como ella y Kion comenzaban a comportarse entre ellos de una forma demasiado unida, mucho más unida que cuando los conoció, realmente temía haber sido engañada con ella.

Fuli no sabía que responderle, estaba enmudecida, pero de repente, hizo un quejido, sintió como un golpe en el estomago la lastimaba. Ella se sobó su panza e ignorando por un momento a Rani se lamió el vientre.

El Corazón de una ChitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora