Capítulo 4: Los Amigos Ayudan a sus Amigos

984 42 10
                                    




La Guardia estaba por comenzar su patrullaje matutino. Cada uno de los integrantes saludaba con el entusiasmo de siempre a sus amigos cuando llegaban al punto de reunión. Estaban listos, a excepción de cierto tejón melero que como todos los días llegaba tarde.

Fuli no era para nada una chita pasiente, estaba segura que ese irresponsable, como solía llamarlo, se había quedado perdiendo el tiempo con su amiga Binga. Como líder, Fuli debía enseñarle una lección y decidió ya no esperarlo más, pero antes de dar la orden de avanzar, Bunga haría presencia a lo lejos y exaltado les gritó que había una inbungaincreíble sorpresa, y vaya sorpresa les tenía preparada. Él había llegado abrazado de Kion haciendo que todos se emocionaran al ver a su viejo amigo y ahora rey. 

"¿Qué están esperando?, saluden a su alteza real" Bunga les dijo.

Kion rió, "Está bien, Bunga, saben que no tienen que llamarme así".

Sus amigos se preguntaban si solamente estaba de paso ya que no creían que tuviera tiempo como para patrullar con ellos.

"Les tengo una asombrosa noticia" dijo Kion. Todos estaban expectantes de lo que sería y se pusieron al rededor de él para escucharlo. "Ahora podré volver a guiar La Guardia algunos días, ¡comenzaré mañana!".

Había un gran ambiente en La Guardia, todos mientras caminaban comenzaron a charlar de cómo podrían organizar el patrullaje de mañana para que Kion se sintiera de vuelta en el equipo.

Fuli, que no había dicho nada, se puso al lado del león y ambos se sonrieron al mismo tiempo, "Es increíble que puedas volver con nosotros, Kion, todos extrañamos que tú lideres La Guardia" ella con un tono muy dulce le dijo.

"Sí que me siento emocionado", Kion asintió, "Estoy muy agradecido contigo, Fuli, has hecho un gran trabajo guiándolos".

Fuli, que tenía una tierna sonrisa, comenzó a disminuir su paso hasta quedarse atras de todos, observando como Kion interactuaba con tanta alegría con sus demás amigos que seguían caminando. A ella se le veía mucho más calmada y feliz que el día anterior.

"Me encantaría seguir con ustedes, chicos, pero saben que me tengo que ir", decir eso no le gustó a Kion, pero el ver a todos sus amigos reunidos haría que se entusiasmara, "¡Nos veremos mañana!".

Así fue cómo el Rey Kion se despidió de la guardia para continuar su camino y terminar los deberes reales que tenía pendientes.  


Después de un rato patrullando, Fuli decidió separarse del grupo al notar la presencia de Makucha. Lo vio cerca del río, rondando de un lado a otro como si se hubiera quedado extraviado. Eso debía contar como comportamiento sospechozo, así que se escabulló sobre los pastizales y con suma cautela se le acercó, llegando a estar a unos pasos de él. Lo acechaba, la adrenalina debía fluir en su cuerpo, pero ella es una cazadora experta, sabe cómo mantener la concentración; ahora nada la podía perturbar, todos sus sentidos estaban enfocados en percibir cada movimiento del leopardo.       

"¿Qué estamos haciendo?"

Fuli saltó al instante junto a un grito que se pudo escuchar hasta en las Praderas, ¿qué había sido eso? no importaba, fuera lo que fuera, era como si la hubieran despertado con agua helada de un profundo sueño. Pero hablando de lo ocurrido, el culpable había sido Azaad, quien se encontraba a su lado. 

"Ni se te ocurra volverme a hacer eso, ¡casi me matas del susto!" Fuli expresó mientras intentaba volver a respirar con normalidad.

"Azaad solo quería saber si te encontrabas mejor".

El Corazón de una ChitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora