Capítulo 6: La Flama del Chita

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Era una noche bastante fría y obscura, aun así tranquila. Como sabemos, Anga fue la primera en despedirse, y muy pronto Ono y Beshte también lo hicieron al llegar al estanque, hábitat que la Reina Rani le proporcionó al hipopótamo. Bunga fue entonces el último en haberse separado del grupo cuando percibió el olor tan peculiar y tan parecido al suyo de Binga. 

En ese momento solo quedaron Azaad, Kion y Fuli caminando, pero existía un inconveniente. A excepción del primero, del cual su territorio se encontraba a más de una noche de distancia, y les aseguró a los demás que se las arreglaría para encontrar un lugar donde descansar. La dirección que Kion y Fuli tenían que tomar para llegar a sus hábitats y descansar era distinta.   

"Chicos, ya váyanse, ir al árbol solo los desviará de su camino y es demasiado tarde" Kion les dijo.

"¿Estás seguro?" Fuli contestó "Yo no tengo problema en acompañarte hasta allá " de verdad le hacía ver su disposición en no dejarlo solo, y en su interior, deseaba que Kion aceptara, ya que no sabía cuándo volvería a tener la oportunidad de estar con él.  

"Gracias, Fuli, no te preocupes por mi, sé que puedo cuidarme solo", trató hacerla reír, aunque no lo consiguió, podía notar que Fuli estaba triste, Kion se sintió culpablepor eso, pero le tranquilizaba saber que había alguien quien la podía animar. "Azaad" se dirigió al chita "¿Podrías acompañar a Fuli a su casa?, oh y además espero contar contigo en La Guardia más seguido".

Azaad asintió, "Por supuesto, Kion, Azaad tenía pensado acompañar a Fuli si ella lo deseaba", él comenzó a voltearse para que Fuli lo siguiera "¡Ah! Y de lo otro. Me encantaría poder ayudar".

Fuli no quería despedirse, pero finalmente lo hizo mirando las patas del león, "Adiós, Kion, me gustó mucho que estuvieras de nuevo con nosotros".

Kion le sonrió y también se despidió de los dos chitas antes de partir.





Había pasado un rato en que Fuli y Azaad caminaban. Ellos conversaban y disfrutaban de su mutua compañía, como siempre lo hacían. Las divertidas interpretaciones que Azaad hacía de Bunga divertían a Fuli; ella ya había dejado atrás aquel malestar que sintió al despedirse de Kion. Lo que no sabía era que Azaad se esforzaba para que así lo fuera.

A él no le gustaba verla así, mucho menos sabiendo el porqué. Se esforzaba por demostrarle que podía contar con él, que no tenía por qué sentirse de esa manera ya que lo tenía a él.

Por desgracia Fuli ignoraba ese sentimiento de Azaad. Era verdad que le encantaba su personalidad y disfrutaba tener a un amigo que compartiera los mismos gustos a los suyos. Pero de igual forma le faltaba mucho por conocer de él. Incluso un año no es suficiente para comprender por qué alguien es como es.

Muchas preguntas giraron entorno a la cabeza de Fuli desde el momento en que entabló su amistad con el chita. Ella quería entender mejor a su especie ya que todo lo que sabía, lo había aprendido sola o escuchado por otros animales. Ahora que lo analizaba mejor, eso le resultaba hipócrita de su parte, ya que en su afán de conocer a los chitas en general, nunca mostró un interés real en conocer la historia de Azaad. Le era triste darse cuenta que, si era cierto todo lo que respondía, él fuera un chita solitario; ¿Significaba que no entendía qué es una familia? Antes de conocerla también la amistad le era incomprensible.     

"Azaad, tú has conocido a más chitas, ¿verdad?".

Para Azaad esa pregunta le era incómoda, no le gustaba pensar en el pasado. Pero que viniera de Fuli lo interpretaba en que ella debía estar interesada en él, y eso le agradaba.

El Corazón de una ChitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora