Capítulo 31: Tú eres mi Chita

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Fuli despertó, se escuchaban muchas risas en la habitación. Dio un bostezo y en eso notó que su cachorro estaba jugando encima de su cabeza, mordisqueándole su pelaje. "Buenos días, Huru" Fuli lo llamó con una radiante sonrisa.

Las familiares risas provenían de un costado de la entrada a la guarida, se dio cuenta como Azul y Haraka daban sus primeros pasos intentando perseguir la cola de su padre.

"Buenos días también a ustedes" les llamó a los tres entretenidos chitas.

Azaad escuchó a su pareja y se acercó para acariciarle su cabeza gentilmente, "Buen día, bella Fuli", él le lamió una mejilla y también hizo lo mismo con su primogénito, embarrándole la lengua a su pequeña cara.

"Trae a los cachorros para que puedan desayunar" Fuli le pidió dulcemente y Azaad de inmediato la obedeció recordando los consejos que recibió; sujetando a Haraka y Azuli de sus espaldas y bajándolos con cuidado donde ya se encontraba su hermano.

"Su madre también necesita comer" dijo Azaad dirigiendo su alegre vista a ella.

Fuli le sonrió y volvió a concentrarse en alimentar a sus bebés.

"Ahora vuelvo, iré a traerte algo que desayunar", Azaad se despidió acariciándole su frente y Fuli que seguía ocupada amamantando a sus bebés se lo agradeció.

Azaad se dio la vuelta e inmediatamente empezó a correr.

Al verlo irse, Fuli bajó nuevamente su mirada para apreciar a sus hijos. Estaba enamorándose de ellos. Por fin tenía unos cachorritos y ellos tenían un papá, Fuli había obtenido una familia y vivirían en su hogar. Ella le agradecía al ciclo de la vida por tenerlos a ellos, por tener a Azaad, aunque fuera diferente a lo que soñó no podía pedir nada más, Fuli estaba feliz.

Los bebés habían quedado satisfechos y agotados, ahora querían volverse a dormir. Ellos eran unas simples bolitas de pelos, suaves y adorables, más cuando querían dormir. Los tres se juntaban y acurrucaban el uno con el otro y se recargaban en el abdomen de su madre para sentir seguridad. Fuli se acercó a ellos con su semblante de mamá, primero los tenía que cepillar.





Cuando Azaad regresó, notó que había animales adentro. Fuli estaba sentada junto a Rani platicando y observando a Bunga y Kion jugar con los cachorros.

"Son preciosos tus hijos" Rani le dijo a Azaad cuando lo vio entra.

Él arrastraba la comida de lo que fue el cuello del animal. Había sido una buena cacería, Azaad se encontraba exhausto, el cansancio era satisfactorio porque había conseguido una buena caza para su familia. Se sentía orgulloso, gracias a él su hembra comería y ella alimentaría a sus crías. Su descendencia debía estar saludable, y su chita también, todos ellos ahora eran parte de Azaad.

Después de bajar la comida de su hocico y que se la diera a Fuli, Azaad le agradeció a Rani por sus palabras y la invitó a comer, "Sería un honor que nos acompañara, majestad" le dijo a Rani.

Ella estaba al lado de Fuli que sonrientemente asintió y tenía la comida enfrente que sin duda le parecía apetitosa, no podía rechazar la invitación de los chitas.

"¿Kion, Bunga?" Azaad los llamó y los miró. Kion tenía en su lomo a Bunga y este sujetaba a los tres cachorros para que montaran al león. Azaad les señalo con la vista el desayuno y comenzó a tomar asiento junto a Fuli para comer.

Bunga bajó de Kion y alzó la mano, "Yo estaré cuidando a los bebés, por aquí hay muchas termitas", las empezaba a saborear, todavía recordaba todos los agujeros en donde se escondían.

El Corazón de una ChitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora