Kion y Fuli al fin habían llegado al Árbol de la Vida. Fue un viaje pesado para los dos, además ambos se encontraban muy tensos, aún así trataban de animarse, se distraían jugando a inventarse nuevos amorosos sobrenombres que pudieran decirse."Amor, de verdad te agradezco que me llevaras hasta aquí", apenas y se le escuchaba a Fuli la voz, pero era dulce y suave.
"Sabes que haría cualquier cosa por ti, mi cielo, ¿cómo te sientes?" Kion le preguntó ya estando más relajado.
Entrando al árbol, él bajó cuidadosamente a Fuli de su espalda y la recostó entre una pila de hojas que usaban como cama para atender a los animales que necesitaban ser curados.
Aunque ya podía caminar desde hace rato y se sentía mejor, Fuli estaba muy preocupada por lo que le había pasado, y aún más angustiada estaba por volver a ese reino con Kion después de declarar abiertamente el amor que mutuamente sentían.
Makini fue la primera en recibirlos tras oírlos entrar, traía en una mano a su fiel bastón, símbolo que la distinguía como mjuzi, la consejera del Árbol de la Vida; mientrastanto, en su otra mano, sus dedos estaban cubiertos de pintura ya que se veía que estaba terminando un trabajo. La mandril lucía sorprendida por verlos.
"¡Kion!, que bueno verte, Rani ha estado angustiada por ti" Makini le dijo al león.
A él no le parecía importar lo que Makini decía, estaba más concentrado en ayudar a Fuli a acomodarse para descansar y disimuladamente le dio una caricia con su cabeza.
"Oigan, ¿realmente fueron a las Praderas tan rápido?" Makini, rascándose la cabeza, les preguntó.
"Tuvimos que regresar, Fuli se encuentra bastante mal, por favor quiero que la revisen" Kion le pidió sin ocultar su preocupación.
Makini les hizo saber que Nirmala llegaría en unos minutos y que por el momento ella estaba dispuesta en comenzar a ayudar con el chequeó así que se dirigió a limpiarse las manos para empezar.
Kion sabía que nadie de la familia de Rani lo podía ver en estos momentos por lo que decidió salirse del lugar con la excusa de tener que arreglar unos asuntos.
"En seguida vuelvo, amor" Kion, melosamente le dijo a Fuli.
Makini los volteó a ver, estaba confundida al oír eso, pero por fortuna se encontraba lejos así que pensaría que solo ella había imaginado escucharlo.
También Fuli reaccionó rápido y trató de actuar natural, "Gracias por traerme, Kion".
Él ya tranquilo le sonrió, solo bastaba con la mirada para que ambos pudieran sentir un abrazo del otro y aunque la de Kion transmitía preocupación, Fuli con sus tiernos ojos verdes le decía que todo estaría bien.
"No hay de que, Fuli... ¡nos vemos, Makini!" Kion se despidió de las chicas.
Makini moviendo su mano le dijo adiós mientras se acercaba a Fuli para comenzarla a revisar.
Kion necesitaba tiempo a solas para meditar, acostumbraba ir al Gran Lago o como está vez al Verde Valle donde no solía existir una gran fauna que lo pudiera observar. Él estaba en una situación difícil y ya no sabía que hacer, solo había alguien a quien le podía pedir consejo; su abuelo, Mufasa.
El despejado cielo azul comenzó a iluminarse para presentar al antiguo rey; su figura reflejaba grandeza, respeto, sabiduría, magnificencia, pero también felicidad, siempre le daba una gran alegría ver a su nieto.
"Aquí estoy, Kion" su voz era clara y concisa, grave pero gentil.
Kion sonrió y lo saludó tras al fin oírlo, pero sin mirar al cielo.
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El Corazón de una Chita
FanficYa ha pasado tiempo desde la última vez que hemos visto una aventura de la guardia del león, ahora tienen una nueva vida precisamente en el árbol de la vida que será contada en esta historia. Fuli al igual que los demás ha tenido que modificar su ru...