La carta

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Fue horrible el desplante de Juseb, pero quizás tenga razón, traté de impulsarlo a la fama, le temo a perder mi popularidad, lo sé, soy una imbécil, sé que él es diferente ¿por qué lo hice?.

Salí del salón, tenía clase de Biología, una de mis favoritas, me dirigí al aula 212, me senté en el mismo puesto de siempre, y en mi pupitre había una nota, por la letra podía reconocer facilmente que era de Steve, es larga pero como nadie ha llegado al salón me dispongo a leerla:

"¿Cuánto te quiero?

Es algo que me pregunto a diario, como un hecho natural de sed de respuestas, de encontrar un motivo, una razón, una fuente para tal sentimiento, pero pensándolo bien ¿por qué debería limitarme a definir o darle una medida a lo que siento? Yo te quiero como se quiere el mar, como se quieren los buenos recuerdos y los viejos amigos, como se quiere el libro favorito, como se quiere el tiempo el que ya pasó y el que vendrá, te quiero sólo porque sí, porque no necesito dar una explicación razonable con un manuscrito lleno de pensamientos eternamente maravillosos que brotan de mi al imaginarte, porque no quiero que mis sentimientos se queden guardados en un archivador o en un testamento que se leerá cuando ya no habite más el mundo de los que viven sin darse cuenta que solo el tiempo les dará una verdadera vida.

¿Cuánto se quiere algo que ni siquiera se quiere? Si porque no es que no te quiera, es que siento que quererte es poco para lo que estoy llegando a quererte, cómo podría saber cuánto estoy queriendo a un ser tan maravilloso, que si bien tiene defectos, yo en mi intento por no perderla terminé amándolos como a ella, sabiendo que ellos también hacen parte de esa alma que me tiene atrapado en sus suaves y delicadas manos; ¿cuánto te quiero? No lo sé, pero sí sé que es más de lo que podría expresar en esta carta, más de lo que cualquier ser viviente y pensante haya podido querer antes y después de mi vida, esa es la medida que le doy a lo que siento, es como sentir que algo te consume pero extrañamente no te quita nada de ti, en cambio te suma, te da valor, fuerza, fe, esperanza y aliento para afrontar hasta la más dura prueba, sí, incluso la distancia.

Vivir sin ti no es vivir, eso sería sólo ir por ahí acompañado de la fría y cruel realidad porque lo que realmente amo es tu forma de ser, hablar, pensar, sonreír, amar.

Después de ti no hay nada, gracias por ser mi presente y te suplico que seas mi futuro porque uno en el que tú no estés no sería capaz de soportar, así de débil soy sin ti, y por si no ha quedado claro a ti no te quiero, a ti te amo."

—No podía creerlo, Steve, es hermoso, jamás pensé que aquel chico rudo, fuerte y atlético me escribiera algo tan romántico, Dios, estoy pasmada, esto es sin duda alguna, es la carta más linda que me hayan escrito jamás, pero ya no está, ahora extrañaré lo que tanto odié de él, de lo que más me quejaba, extrañaré sus brazos, su pecho, sus ojos, su cabello, su extraña forma de ver la vida, lo extrañaré por completo, todas y cada una de las partes que lo conformaban, odio hablar de pasado cuando se trata de alguien, pero aquí ya no hay vuelta atrás.

Desde la ventana vi que sus padres estaban en el instituto, imagino que dando los datos para que los acompañemos al sepelio, la clase ya había empezado hacía media hora, le pedí al profesor que me dejara salir al baño, él accedió, sabe que yo no suelo pedir esas cosas, así que si las pido, será una urgencia, le dí las gracias al profe, salí del aula, pero no me dirigí a los baños, al contrario, fui a donde sus padres, necesitaba saber que estaban bien sin la luz de sus ojos, y brindarles mi apoyo.

— Señor y Señora Mandi, buenos días, lamento la perdida, a mí me dio durísimo, no quiero ni imaginar cuanto les duele a ustedes —dije.

—Hola Cassie, sabes que debes dejar esas formalidades con nosotros, igual somos familia...digo, éramos —dijo Bianca, la madre, con lágrimas en sus ojos.

—Si Cassie, estamos destrozados, no sabes el bien que nos haces viniendo a brindarnos tu ayuda, eres muy querida, de seguro hubieras sido la esposa perfecta para mi Steve —dijo su padre, Marcos.

Lo curioso del caso, es que Steve y yo no alcanzamos a planear casarnos ni nada por el estilo.

—Comprendo, tenía que venir, ustedes siempre han sido muy importantes para mí, de seguro él hubiera sido el mejor esposo —dije,

Se atacaron a llorar ¿estuvo tan mal lo que dije? en ese instante miles de recuerdos pasaron por mi cabeza y mis ojos se inundaron, lloré con ellos.

—Ya he estado mucho tiempo por fuera de clase, nos veremos luego, los quiero mucho —dije mientras limpiaba mis lágrimas con mis manos.

—Nosotros a ti Cassie, nos alegra que nuestro pequeño se haya fijado en alguien como tú, con principios y valores, eres la mejor, ve a clases espero no tengas problema —dijo Bianca, su marido se había apartado para llorar en paz.

Corrí a los baños, lavé mi cara para disimular un poco mis lágrimas y volví corriendo al salón, entré y todos se quedaron mirando mis ojos,  estaban muy hinchados, pero al rato, todos, afortunadamente volvieron a sus labores, dejé la presión atrás.

Su temor, mi mayor deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora