La Habitación

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Todos estaban sentados a la mesa, nadie decía nada. Era como si aquella habitación se hubiera congelado en el tiempo. El reloj marcaba las doce de la noche,sus palancas no se movían. En la mesa la comida estaba servida. Un rico pavo, ensaladas, velas para adornar, miles de cubiertos para cada comensal, pero no había aquella sensación de querer comer entre ellos.

Nadie se movía, nadie respiraba, era como si todos ellos fueran simples muñecos puestos para jugar.

Los colores de la habitación eran colores vivos. Las mujeres de finos vestidos colores verde limón, amarillo, azules y los hombres de trajes negros o cafés. Parecía una cena elegante, nada denotaba pobreza o problemas. El reloj era de péndulo y en las paredes se veían retratos de toda la familia. Había deportistas, doctores, abogados, fotos de salidas al lago y demás.

Era una familia, por decirlo, perfecta. En ella no faltaba dinero, no faltaba salud y nunca faltaba la familia. Sin embargo, aquella noche nadie se movía, nadie respiraba, nadie hacía algo por remediar ese asunto.

Sin saberlo y sin entender, el silencio llegó a sus bocas, el aire salió de su cuerpo y aquella cena fue lo último que esa familia vivió.

Nadie sabe que pasó en realidad, nadie comprende el porqué de esto, pero si se sabe que el final es marcado a las doce y ni el dinero ni la felicidad te salvan de la muerte.


relatos brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora