Epílogo

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3 de Marzo 2074

El ruido era horrible, el "crack" de las ramas cuando pisaba parecía un eco enorme. No es que viniera especialmente bien cuando sólo buscaba el silencio.

Su pelo largo lo hacía confundir a veces con una mujer, sin embargo era un hombre al que le quedaba demasiado bien, cuántas mujeres habrían caído a sus pies. Era moreno, con los ojos verdes, pero a pesar de su belleza nadie sabía que le ocurría para que huyera al bosque.

La poca humanidad que quedaba se organizaba en Retys, en el pasado fueron similares a las tribus. Sin embargo, ahora eran grupos muy reducidos de personas, nunca superaba las 10, todas convivían juntas alrededor de una caseta central donde vivían los niños. Nadie sabía quién era su padre, su madre, su hermano... No había preferencias, cualquier erupción en el cuerpo haría que le expulsaran.

El chico corría por el bosque, había robado comida y con razones, aquella chica que encontró en el bosque hacía una par de días estaba totalmente desnutrida, había sido expulsada por su tribu y él, apenado, era la primera vez que robaba comida para ella.

Sabía dónde se escondía, se alejaba de él cuando le veía, tenía miedo.

Él sin embargo en un árbol comenzó a cavar, aquella chica dormía allí, tenía planeado dejar un pequeño montón para que reparase en él.

El hoyo no se hizo muy grande, no porque faltara espacio, una caja negra estaba en el interior ocupando la totalidad de este.

Al principio dudó, pero la tocó con la punta de los dedos y luego la sacó. Era una tecnología extraña, de luces, hacía años que no se veía nada tecnológico y mucho menos avanzado.

La caja brilló y con una luz azul le identificó, él asustado la tiró, pero su tapa se abrió al caer.

Esa caja sellada se había permitido abrirse, en su interior algo que parecía no acarrear ningún valor.

Propiedad de Eliana, ponía en la portada de este escrito de mala forma.

Supo que era, un nombre que había resonado por todo el maldito mundo, no tardó en ponerse en marcha.

12 días después

En el inmenso edificio que se erguía más alto que todos los otras, un hombre de muy baja estatura corría por los pasillos.

Las puertas se abrieron antes de que él pudiera avisar, y aquel chico del bosque entró.

Se notaba que no era de allí, las ropas mugrientas daban una pista sobre ello, pero la persona que le recibió no se hecho atrás por ello.

—Bienvenido Jack —sabían su nombre, pero era algo que no le sorprendía, pensó incluso que le observaban desde el día que encontró y leyó aquel diario.

Cambiaron sus ropas a unas más cómodas y elegantes, de color azul. No tenía la menor idea de lo importante que era.

—La conozco —dijo Jack señalando los cuadros en la pared —esa chica, es Eliana, he leído su diario.

Chavs, se acercó a Jack vestido con su uniforme, haciendo un movimiento de mano indicó al hombrecillo que se encargaría él.

Le condujo hasta Eliana, aquella mujer había perdido el color en su pelo, ahora era blanco, aunque sus ojos seguían teniendo la misma fuerza.

Se acercó entusiasmada, y dijo la frase que llevaba años queriendo pronunciar.

—Envía los exploradores.

Tras aquello un hombre ya un poco anciano entró a la habitación.

Jack le miró, alternando entre él y el cuadro de otro varón que se encontraba en el pasillo.

—¿Eres él? —preguntó sorprendido, sus ojos azules era lo único que le hacía sospechar —¿Eres Ethan?

Aquel hombre nunca contestó a la pregunta solo sonrió, mirando por el balcón de la casa como se volvían a abrir aquellas puertas, entrelazando sus dedos con los de Eliana.

Aquel hombre nunca contestó a la pregunta solo sonrió, mirando por el balcón de la casa como se volvían a abrir aquellas puertas, entrelazando sus dedos con los de Eliana

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