📖 CAPÍTULO - 21

1.9K 206 1
                                    

Al llegar al departamento, Aiden con sus propias llaves abrió la puerta para que Connor pudiera ingresar primero, puesto que traía las manos llenas con las bolsas de las compras que habían hecho y el solo llevaba su bolso y la mochila de su novio. Aiden creía que Connor compraría solo las cosas para la pizza que en el transcurso del camino habían decidido preparar ellos mismos. Sin embargo, el león quiso comprar las cosas que le faltaban en su despensa como también algunos productos de aseo e higiene.

Él recordaba que Alison —madre de Connor—, solía hacer las compras, dado que se preocupaba de que tuviera una dieta balanceada y no la porquería que se dio cuenta que estaba comiendo en una de las visitas luego de que este se fue a vivir solo.

También les enseñó —tanto a su propio hijo como a él— a cocinar platillos fáciles, pero nutritivos y dado que ambos eran shifters carnívoros, debían tener una mayor ingesta de carne, no obstante, sus cuerpos humanos también necesitaban otros nutrientes provenientes de vegetales, lácteos y demás. Por otra parte, a Aiden se le había sumado otra cosa a la lista, pues al haber pasado por su Remissionis Tempus cuando sintió por primera vez el aroma de Leo, debió agregar otro tipo de "nutriente" a su dieta al ser ahora también un íncubo.

El menor al ver que su novio dejaba las bolsas en la isla de la cocina y comenzaba a sacar las cosas de estas, se aproximó a él para abrazar su amplia espalda y colocándose de puntillas para quedar lo más cerca posible de su oreja, puesto que este estaba levemente inclinado hacia adelante, susurró de manera coqueta.

—Amor, quiero que me tomes.

Connor se giró con dificultad, dado que Aiden parecía no querer soltarlo, mas cuando ya estuvieron frente a frente, lo sujetó por debajo de las axilas para alzarlo y tomarlo entre sus brazos, haciendo que el pelinegro instintivamente enrollara las piernas en su cintura y los brazos alrededor de su cuello, luego le dio un par de palmaditas en su trasero y lo volvió a poner de pie, dándose la vuelta para seguir ordenando las compras.

—¿Qué? —preguntó Aiden confundido—. ¿Por qué me bajaste?

—Me dijiste que querías que te tomara, ¿no?... Bueno, ya lo hice, ni modo que me pusiera a hacer las cosas contigo pegado a mi como un koala —respondió el león con tono burlesco.

—¡¿De qué estas habla...?! —exclamó sin comprender, hasta que entendió la tonta broma que le había hecho su novio—. A veces realmente puedes llegar a ser un verdadero idiota, ¿sabes? —concluyó molesto y al oír la risa de su novio no favoreció a su irritación, por lo que, cruzándose de brazos, salió de la cocina en dirección a la sala de estar. Al llegar ahí, se estiró en el sofá esperando a que Connor fuera por él.

Pasaban los minutos y Aiden escuchaba ruidos y golpeteos en la cocina, después de esperar unos cuantos minutos más, viendo en su celular que ya había pasado poco más de media hora y que su novio no se dignaba en irlo a buscar o a llamarlo siquiera, se puso de pie para regresar a la cocina.

Al ingresar, vio que Connor trozaba la pizza ya horneada que reposaba en una bandeja metálica, también tenía la soda que habían comprado a gusto del menor, dos platos medianos apilados uno sobre el otro al igual que dos vasos y unas servilletas.

—¿Me vienes a ayudar para llevar las cosas al comedor? —preguntó Connor tomando la bandeja con la pizza en una mano y los platos en la otra. Aiden sin responder, agarró el resto de las cosas y siguió al mayor hasta la mesa.

Se sentaron en silencio. Connor tomó la botella de soda y comenzó a llenar ambos vasos, mientras tanto, Aiden sirvió un trozo de pizza en cada plato y el mayor sin más demora inicio a comer, pero el pelinegro quedo observando su porción.

Dos lazos para un híbridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora