📖 CAPÍTULO - 25

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Leo se encontraba nervioso y algo temeroso, lo que no era para menos, si estaba a punto de conocer a los padres de Aiden.

«¿Y si los padres de Aiden reaccionan igual que mi padre y se oponen a nuestra relación?, ¡o peor!, ¿y si a diferencia de mí, Aiden les da la razón a sus padres y me rechaza? ¡No, no, no, no, no! Eso no puede ser, Aiden me necesita... ¿cierto?», se preguntaba el vampiro haciendo empeorar su estado, comenzando a sentir unas pequeñas punzadas en sus sienes y lo que menos necesitaba en este momento era que le empezara una puta migraña.

—Joven Aiden —escucharon la voz del chófer por el intercomunicador por segunda vez—. Él guardia o... ¿portero? Bueno, hay un señor que no me deja ingresar sin el permiso de alguno de los dos Jefes Alfas.

—Espere un momento por favor —respondió Aiden bajando de la limusina y los otros dos chicos y el conductor, vieron que caminaba hacia la caseta junto al portón.

Un hombre alto y repleto de músculos salió de esta en cuanto Aiden hizo unas señas a través del vidrio. Vieron que el hombre despeinaba un poco el cabello del menor y luego le sonrió, intercambiaron unas cuantas palabras y mirando nuevamente hacia la limusina, asintió. Se despidieron y Aiden volvió al vehículo.

—Todo arreglado, ya puedes ingresar. —En ese momento se abrió el portón y el chófer puso en marcha la limusina.

Leo escuchó hablar a Connor y a Aiden sin poner real atención. Sumergido en sus pensamientos, prefirió ver a través del vidrio los extensos bosques del territorio de las manadas recientemente aliadas y no supo cuantos minutos pasaron cuando la limusina por fin se detuvo entre dos viviendas, ambas de dos pisos.

Una de las casas era enorme, mayormente de madera, con grandes ventanales y bellos arbustos y árboles distribuidos por el jardín, la cual se veía bastante sobria a comparación de la segunda. Esta era solo un poco más pequeña, pero de igual estilo rústico y con grandes ventanales, en sí se veía muy acogedora; con sus coloridos jardines gracias a hermosas flores, ubicadas en lugares específicos para no pasarlas a llevar y dañarlas, en el centro un amplio espacio de puro césped, dónde pudo ver un par de columpios y unos juguetes tirados. También un cobertizo, con una mesita y cuatro sillas, más una mecedora en una esquina.

—Por fin en mi territorio —dijo Aiden con una enorme sonrisa y viendo que Leo no sabía qué dirección tomar, añadió—. Esa casa más grande es la de mi hermana con la familia de su esposo, pues ellos son los alfas. La otra es la de mis padres, a la cual nos mudamos para estar cerca de Melanie, puesto que en la que vivíamos antes está al final del territorio que antes era solo nuestro, muy lejos de aquí. —Tomando la mano de Leo caminó hacia un estrecho sendero que llevaba al cobertizo y, por lo tanto, a la puerta principal.

El vampiro observó todo minuciosamente, encontrando todo tan diferente a su propio hogar, pero diferente de buena forma, más cálido y hogareño. Él creía que, si no fuera por su madre, su casa sería muy fría, poco o nada acogedora.

Cuando llegaron al cobertizo escucharon a Connor reír mientras golpeaba uno de los vidrios de la puerta con una uña.

Leo vio que el mayor tenía su mano transformada parcialmente en una garra y por lo que había leído, solo alfas y sus sucesores podían transformar la parte que quisieran de su cuerpo sin tener que cambiar completamente. Al escuchar unos ladridos de cachorro se acercó para observar que estaba haciendo el león, pudiendo ver que dentro de la casa había dos cachorros empapados de pies a cabeza, jugando entre ellos y haciéndole monerías a Connor sin dejarlo abrir la puerta.

—Siempre hacen lo mismo —dijo Aiden suspirando, pero de pronto oyeron la voz de una mujer mayor.

—¡¿Qué les he dicho de entrar mojados a la casa?! ¡Y más encima en su forma de lobo! —Los gritos provenían desde un pasillo dónde se perdían pequeñas huellitas hechas de lodo, pero cada vez se escuchaban más cerca—. ¡Sí piensan que limpiaré esto están muy equivocados, jovencitos!

Dos lazos para un híbridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora