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Me sentía agotada de tanto pensar, me sentía devastada y algo solitaria

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Me sentía agotada de tanto pensar, me sentía devastada y algo solitaria. Últimamente no había querido encender la radio de mí cabeza, por qué no quería escuchar las malas noticias, pero después de la muerte de Brenda, la radio jamás se volvió a apagar.

Hoy por la tarde los chicos y yo tendríamos una reunión acerca de Ethan. Personalmente, no lo veía capaz de hacer otra cosa, es decir, estaba tan triste y solitario, solo se la pasaba junto con una botella de whisky llorando por su novia muerta. No lo juzgaba, sufrió dos pérdidas en una semana, nadie estaba listo para eso, ni siquiera yo.

La noche anterior habíamos tenido una pelea, más que nada, Racia conmigo. Ella no estaba de acuerdo conmigo la mayoría de las veces, pero aún así, creía que era lo mejor para Ethan.

Había pensado seriamente, eliminar los recuerdos de Brenda de la cabeza de Ethan, ya saben, hacer que él olvidara a Brenda y todo este dolor se iría como si nada hubiera pasado. Después de haber visto como solo en una noche sufría por su pérdida, no quería ni imaginar como se la pasaría el resto de su vida.

Era un sentimiento de culpa por no poder ayudarlo, y ahora que podía hacerlo, Racia se oponía.

Estaba en su derecho, Ethan era su mejor amigo y lo defendía a capa y espada, pero nadie veía su dolor y la forma en la que sufría. Racia solo se preocupaba por ella misma, no le importaba nadie más que solo ella. No iba a negar que una parte de mí no quería hacer esto, Brenda era mi amiga, yo la apreciaba mucho, pero después de su trágica y extraña muerte, Ethan no podía siquiera dormír. Ethan necesitaba esto, necesitaba poder olvidar a Brenda para seguir adelante sin ser consumido por la tristeza o la soledad.

Solo para aclarar, mi relación con Brenda era excelente, jamás nos caímos mal o nos peleamos, tuvimos diferentes ideas y diferentes perspectivas, pero ella las respetaba y buscaba otra solución en la que ambas estuviéramos de acuerdo. Cuando conocí a Brenda ella era toda una Bad girl, era presumida, con dinero, una porrista, andaba con diferentes chicos y todos la amaban. Claro que yo no tanto, yo era algo retraída, no hablaba con nadie y siempre me la pasaba estudiando. Al final, las cosas cambiaron cuando llegamos a la mansión, y más cuando la mansión parecía más una casa de brujas que una casa de Barbie. ¡No miento!, era una casa enorme con tonalidades opacas que me recordaba mucho a la mansión de la película de "los locos Addams", ambas estábamos tan asustadas, que nos hicimos amigas en los primeros días.

Unos golpes en la puerta de mí habitación me sacaron de mis pensamientos, fui a abrir y Jackson se encontraba en la entrada

-Vengo a escoltarla, madame... -dijo tendiendome su brazo intentando animarme. Yo sonreí. Dejé el cepillo de cabello en mi buró y salí de mí habitación en dirección a la sala.

No estaba lista para tener este tipo de charlas con alguien, mucho menos con los chicos, pero Ethan era mí amigo, y si tenía que hacer cosas arriesgadas por él, entonces las haría.

La maldición Burchette©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora