• 2 •

54 7 0
                                    


Ethan

Mi cabeza dolía como el infierno, no podía dejar de pensar en mis estúpidas sospechas. Brenda jamás haría algo así, ella no era una blanca paloma, pero tampoco tenía fachada de asesina de lobos. No tenía lógica.

Mi instinto decía que ella no había matado a mí padre ¿Por qué lo haría? Me vió sufrir a su cargo, pero no era excusa alguna para asesinarlo.

Después de su muerte, su habitación quedó cerrada, nadie a entrado y nadie a salido, nadie a tocado nada y nadie a preguntado nada. Una parte de mí agradecía que no se entrometieran, pero otra me decía que algo andaba mal, que tal vez mis sospechas podrían ser ciertas. Los chicos habían pasado toda la noche felices celebrando la muerte de quien les arruinó la poca adolescencia que tenían. Estaban en su derecho, era mi padre, su entrenador, no me oponía en absoluto que se sintieran satisfechos de que un hombre tan grotesco como él hubiese muerto, pero que haya sido asesinado por uno de mis amigos, era otra cosa.

— Hola, cariño — entró Brenda al despacho de mi padre donde me encontraba justo ahora sentado en su silla. Se sentía bien poder estar aquí, pero aún sentía que algo no estaba bien.

— Hey — saludé con simpleza mientras ella se acercaba y depositaba un casto beso en mí mejilla.

— ¿Quieres comer algo? los chicos van a comer ahora, deberías de ir — anunció esperando que mis ánimos regresaran. Yo negué.

— No tengo hambre — dije seco. Si mis sospechas ante ellos era cierta, creo que nunca más podría comer con alguna de esas personas que dijeron ser mis amigos.

— Ethan, vamos. Sal de aquí, ven — insistió extendiendo su mano en mí dirección. Yo solo la miré para luego regresar mi vista al frente. Escuché como ella soltaba un fuerte suspiro, rendida — está bien, si me necesitas, estaré en el comedor — anunció entendiendo que necesitaba pensar.

Necesitaba resolver una simple ecuación, se veía sencilla, pero no lo era. No tenía ni idea de un carajo como resolver un crímen así, las series que había visto antes no eran nada en comparación a lo de ahora.

Fue asesinado en su habitación, con rastros de pelea, pero ningún rasguño o rastro de que él se haya convertido, por lo que entonces él no se sentía amenazado como para hacerlo, entonces era alguien muy cercano.

Demonios, todos eran cercanos, pero, ¿El más cercano?

Jackson.

A pesar de que Jackson lo odiaba, mi padre era su padre y siempre fue así. Por lo que no dudaría que tal vez él entró en su habitación y peleó con él por una razón que no entiendo. Había rastros de sangre en el armario donde el suelo de madera había sido destrozado, eso implicaba a alguien realmente fuerte para romper el suelo.

Otra vez, Jackson.

Era un hombre lobo, podía ser lo suficientemente fuerte como para romper el suelo de un pisotón y amarrar a mi padre a unas tablas, tenía cadenas de plata a su alrededor, eso implicaba que Jackson no pudo haber sido; ya que él también era un hombre lobo.
Suponiendo de si en verdad lo hizo o no, mi padre intentaría liberarse, por lo que si Jackson quería prender fuego debía hacerlo en segundos.

Y aquí la otra culpable, Brenda.

En cuestión de segundos podía salir una flama por su dedo sin ningún esfuerzo, fácilmente podía hacer arder a mí padre. Su cabeza había sido degollada con un corte perfecto y limpio, algo impresionante pero también acusatorio, aquí la otra culpable.

Bianca, ella podía hacer sin ningún problema un corte de filetes delgados sin pasarse, podía lograr un corte así de perfecto.

¿Y después qué?

Tenía demasiada coherencia para ser cierto, y me resultaba demasiado fácil apuntar sin saber si tenía razón o solo deliraba, ¿Y si ellos no fueron? ¿En qué tipo de amigo me convierte acusarlos de esta forma?

Mi corazón me decía que estaba en lo cierto, que a pesar de lo doloroso que era creer que ellos, mí familia, lo hicieron, era cierto; pero mi cerebro me decía que solo era una mala jugada, que solo intentaba consolarme a mí mismo después de la muerte de mí padre.

¿Y mí instinto de lobo? Él me decía que debía investigarlos y no perderlos de vista.

Mi padre no había sido una persona exactamente conocida en esta zona, en realidad, nadie lo conocía y tampoco nos conocían a nosotros, estabamos a kilómetros del pueblo más cercano, por lo que había muy pocas probabilidades de que algún extraño haya querido entrar a está mansión y haya matado a mí padre, en el tiempo que trabajé con él, supe que sus enemigos estaban lejos, y que ninguno sabía que aún existía, por lo que dudaba demasiado de alguien externo a la mansión.

De pronto mi cerebro rebobino a la noche de la cacería, el mismo día que mataron a mi padre. Brenda había estado conmigo, junto con Bianca, Jackson y Ana en la cacería. Tal vez ellos habían estado cerca de mí y a la vista, pero de algo estaba seguro.

Scott, Racia, Harén y René no estaban ahí esa noche.

Ahora todo se tornaba mucho más confuso que antes. Brenda, Jackson, Ana y Bianca estaban conectados a los sucesos de aquella noche, pero estuvieron conmigo todo el tiempo, mientras que Scott, Racia, Harén y René no estaban conectados a la escena del crímen, pero no estuvieron con nosotros en la cacería aquella noche, por lo que eso los convertía a todos en sospechosos.

Recuerdo lo bien que nos la habíamos pasado, nos divertimos juntos, como amigos. Ahora pensar que alguno de ellos mató a mí padre era algo devastador. Más suponiendo que la mayoría lo odiaba.

Golpeé mi cabeza contra el escritorio tantas veces que no recordaba haberlo hecho tan fuerte, hasta que vi sangre gotear de mí frente, manchando parte del escritorio, el dolor se expandió por toda mí frente, pero lo ignore, sabía que en menos de dos minutos la herida ni siquiera se notaría, pase mí mano por la herida sin importar nada más que quitar el exceso de sangre.

¿Por qué de la nada comencé a cuestionar la confianza de mis propios amigos? Creo que ese era el problema, los conocía a todos, y aunque no tenían fachada de asesinos, todos podían fácilmente deshacerse de alguien. Además, dudaba que alguien fuera de la mansión viniera solo a asesinar a mí padre. No había explicación alguna.

Estaba cansado de no poder obtener respuestas, quería poder dejar el caso de mi padre por la paz, quería descansar, pero algo dentro de mí decía que algo mucho más grande se avecinaba, por lo que debería obtener respuestas rápido, ¿Cómo obtienes respuestas sin que nadie sospeche? No podía, tarde o temprano, todos se enterarían ¿Lo tomarán a mal? No lo sabía, pero si se lo tomaban bien o mal, no importaba, uno de esos malditos mató a mí padre, por lo que no descansaré hasta saber quien fue y porqué.

Encierralos...

Dijo una voz dentro de mí cabeza. Sabía que era mi instinto de lobo quien me hablaba, pero a veces lo cuestionaba por sus acciones.

Encierralos...

Insistió. Algo decía que nada de esto saldría bien si lo hacía, ¿Y si no conseguía las respuestas?

Confía en ti. Encierralos y que la verdad salga...

Algo era cierto, debía confiar en mí. ¿Y qué decía mi yo interior?

Matalos, hasta que digan quien fue.

La maldición Burchette©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora