Donate de esperma. (Wenrene) [G!P]

Capítulo 18 [+18]

[Advertencia: Este capítulo contiene escenas explícitas, si tiene algún inconveniente con esto, es mejor que evite la lectura del capítulo]

IRENE
El ascensor estaba cerca y pulse el botón 'bajar'. No pasó mucho tiempo antes de que el ascensor llegara y entramos en cuanto las puertas se abrieron pulsando ahora el botón que nos llevaría al restaurante del hotel.

Mis ojos nunca dejaron de ver a Wendy. Se veía tan bien, tan hermosa que me dieron demasiadas ganas de tocarla. Mi cuerpo se acercó más a ella, notando que mi chica se había dado cuenta de mis acciones y ahora me estaba observando con curiosidad en sus ojos, pero yo seguí con lo mío.

Mi mano se levantó a partir de su cuello, moviéndola lentamente hacia abajo, sintiendo la longitud de su suave zona hasta llegar a la curva de sus pechos. Oí su respiración engancharse cuando mi mano avanzó su camino bajando por su estómago, hasta llegar al muslo, justamente dónde se encontraba una de las aberturas de su vestido.

Mis ojos se alzaron de nuevo en el momento en que mi mano se movió más profundamente hacia su muslo. Los ojos de Wendy estaban cerrados y  su cabeza apoyada contra la pared del ascensor dándole paso a su respiración acelerada. Me encantaba verla así, de esta forma tan maravillosa cuando era tocada por mí. Era mi toque el que colocaba en su rostro aquellas expresiones. Era yo y nadie más. Eso me hacía tan feliz…

Mi mano se acercó con mayor peligrosidad, profundizándose aún más en su vestido. Llegué a sus bragas, sintiendo inmediatamente una erección, pero no me detuve y seguí recorriendo el área, terminando en la parte superior de las mismas en donde se asomaba su miembro o aún más que eso. Mi dedo índice dio vuelta en la punta de su pene, observándola mientras sus labios se abrieron para dejar salir un gemido aún más fuerte. Sonaba tan bien.

– I-Irene... – Jadeó ella mientras tomaba su eje en mi mano, a la vez que abrió sus ojos vidriosos hasta el borde. – Estamos... a punto de salir. –  Comento ella sin aliento, mientras que agarraba mi mano.

Un puchero llegó a mis labios mientras movía mi mano justo cuando el clásico sonido del ascensor se escuchó. – No eres divertida. – Le dije infantilmente, tomando la mano de Wendy de nuevo.

– ¡Y tú eres cruel por hacerme eso!. –  Un rubor llegó a su rostro mientras acomodaba, como podía, sus bragas por encima de su pene todavía erecto.

La puerta del ascensor se abrió y las dos salimos antes de que las puertas se cerraran de nuevo. Cuando entramos en el lugar notamos que había un señor allí, listo para recibirnos. Preguntó por el nombre del dueño de la reservación. Wendy le dio el suyo ya que ella fue la que reservó la cena para nosotras. Una vez confirmado aquello, nos llevaron a una habitación privada en la parte de atrás del restaurante.

La habitación era grande, con una ventana enorme y una vista maravillosa. Se podía ver toda la ciudad, embellecida por todas las luces de la misma. Había una mesa solitaria junto a la ventana, con unas velas encima. Me di cuenta de que en el suelo alrededor de la mesa había un montón de pétalos de rosas formando un corazón. La música suave se escuchaba de fondo para crear ese ambiente perfecto, que concordara con todo lo que mis ojos estaban viendo. Era simplemente hermoso. ¡Perfecto!.

– Disfruten de su noche, damas. –  El hombre hizo una reverencia antes de cerrar la puerta detrás de él.

Wendy se volvió hacia mí con una sonrisa deslumbrante. – ¿Vamos madame? – Su mano hizo un gesto hacia la mesa y con eso, nos dirigimos hacia a ella.

– Parece que te gusta que estemos solas ya que esta es la segunda vez que has hecho una cena privada. – Bromeé dibujando una curva con mis labios.