Epílogo

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WENDY
–Creo que está listo. – Comenté al ver qué todas las piezas a armar de la cuna para el bebé, ya estaban en su lugar.

–¡Oh vaya! Te ha quedado muy bien Wendy. Es hermosa. – Comentó Irene al entrar en nuestra habitación, la cual habíamos decidido que sería el lugar en el que dormiría el bebé los primeros meses. – Y yo que pensaba que tu fuerte era en la cama, pero ya veo que en este tipo de cosas también eres muy talentosa.

–Ja. Que graciosa. – La miré mientras rodaba los ojos. Está mujer no dejaba sus bromas.

–¿Y quién dijo que bromeaba? – Se acercó a mi mirándome fijamente, embriagándome con sus ojos en el proceso. Sus lentos y tortuosos pasos hacia mí me hicieron retroceder hasta quedar acorralada con la parte de atrás de mis rodillas chocando contra la cama. – Créeme que eres muy buena en ambas cosas. – Susurró lo último mordiéndose el labio inferior. Yo solo pude tragar pesado, mientras caía sentada sobre la cama.

–I-Irene… – Jadee, cuando empezó a pasar las yemas de sus finos dedos por mis labios, a la vez que se relamía los suyos propios. Segundos después le ví acercar su rostro al mío, e instintivamente cerré mis ojos en espera de aquellos besos que estaba segura que iban a ser subidos de tono.

–Wendy... – Su aliento rozaba contra mi piel, sintiendola tan cera... – Solo bromeaba. – Mis ojos se abrieron de par en par, solo para notar como su expresión había cambiado rotundamente. Ahora una gran curva de oreja a oreja, era la que se dibujaba en sus labios.

–¡Lo sabía! – Me quejé. – ¿Por qué eres así?

–¿Así cómo? No sé de qué me hablas amor. – Ella reía a carcajadas, con su falsa inocencia. Yo por mi parte, crucé mis brazos poniendo un marcado puchero en mis labios.

–Eres una mala mujer, Bae Joohyun.

–Pues esta mala mujer te trajo algo de limonada. – No lo había notado, pero todo el tiempo Irene tuvo una mano tras su espalda y resultaba que allí era donde tenía escondido aquel vaso de vidrio. Aún así yo no quise ceder tan fácilmente. – Ya quita esa expresión de bebé y tómalo antes de que el hielo se derrita por completo.

–¡Ahg! – Ella había puesto el frío vaso en mi mejilla, sorprendiéndome por la helada sensación.

–Anda. – Repitió por segunda vez aquella acción, dejándome sin escapatoria.

–Ahg... Está bien. – Suspiré a la vez que tomé el vaso de limonada, con la misma expresión, para no perder mi orgullo y dignidad.

–¿No me vas a perdonar, amor? – Su tono de voz cambió a uno más suave e infantil, y al verla pude notar esa mirada de cachorrito en ella. Aún así decidí guardar la compostura.

–No. – Sentencie luego de tomar todo el contenido del objeto de vidrio.

–¿Y si te doy un beso, me perdonarás? – Allí estaba de nuevo ese tono de voz. Esta vez la miré con el rabillo del ojo, pues pretendía reafirmarle que no caería fácilmente, pero lo planeado fue un completo fracaso... Ante mi vista se encontraba una Irene que se veía tan hermosa con esa suave expresión y sonrisa en su rostro, mientras su mano derecha estaba situada sobre la tela rosada de su bata la cual cubría el abultado vientre dónde yacía nuestro bebé. ¿Cómo podría decirle que no?

Donate de esperma. (Wenrene) [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora