Capítulo 20 [Final]

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IRENE
– Irene. – Mi madre hizo una pausa. – Yo creo que tenemos que hablar… – La preocupación en su voz llamó mi atención lo suficiente como para dejar el plato de comida que había frente a mí.

– ¿Qué pasa mamá? – Me sentí asustada de pensar que algo malo había sucedido. – ¿Esta todo bien? Nadie está herido ¿verdad? – Las palabras salieron de mi boca con tanta emoción, que sentía ganas de llorar.

– Cálmate Irene, todo está bien. No hay nada de que preocuparse… –  Suspiré de alivio y me limpié los ojos y nariz. Vaya, parece que después de todo si había llorado.

– Irene te pedí que vinieras porque estoy preocupada por ti. Todos lo están.

– ¿Eh? ¿Por mí? – Me quedé sorprendida. ¿Qué había hecho para que todos se preocuparan? No había problemas a afrontar ahora mismo, además la vida familiar ha ido por buen camino.

– Hija, he visto algunos cambios en ti durante el último mes. – Comenzó ella. – Y puedo ver que tú no los has notado. – El sarcasmo era evidente en su voz, además de esa mirada que me dirigía la cual no me hacía sentir mejor.

– ¿Te estás burlando de mi?

– No, por supuesto que no. – Ella me miró con cara seria durante unos minutos, antes de que unas risillas se le escaparan. – Bueno, tal vez si lo estaba haciendo.

– ¡Mamá, eres muy mala! – Y antes de darme cuenta ya estaba llorando.

– ¿Ves? – Me interrumpió con una risa. – ¡De esto es de lo que hablo!

– ¿Qué quieres decir? – Sollocé.

– Ya sabes – Comenzó de nuevo. – Sobre los cambios de los que ya te hablé. Hija, estás muy emocional y lloras por todo.

– ¡Claro que no es así! – Me defendí.

– Irene, lloraste por un comercial de pizza ayer.

– Yo estaba pasando por algo… –Resoplé.

Una ceja de su rostro se levantó. Obviamente, mi madre no estaba creyendo lo que le decía. – Entonces, ¿Qué pasó cuando lloraste porque tu vaso de agua se había terminado? ¿O cuando el perro del vecino usaba de baño un árbol?

– Bueno yo…

– ¿Se te olvidó? – Me interrumpió. – Ahora dime ¿Porqué lloraste cuando puse fruta en el carrito del supermercado? ¿O cuando un auto aplastó una lata vacía de soda? También recuerdo cuand-

– Está bien, ¡Está bien! Entiendo lo que tratas de decirme. –  Definitivamente me sentía avergonzada, ya que todo lo que decía en realidad pasó. No podía explicarle lo que sucedió en esos momentos a mi madre, sólo sé que me sentía muy emocional cuando esos hechos ocurrieron.

Mi madre meneó la cabeza y eso llamó mi atención. – Y mírate ahora… Ni siquiera te has dado cuenta de lo que estás comiendo.

– Eso es mentira… – Mordí.

– A ver dime, ¿Qué es lo que tienes en la mano?

En mi mano había un pedazo de pollo. Ni siquiera me gustaba el pollo, pero allí estaban los músculos de mi mandíbula comenzando a moverse, masticando lo que había en mi boca… ¿En qué momento llegó el pollo hasta aquí?

– Irene – Mi madre llamó mi atención. – ¿Finalmente has notado lo que tienes en la boca? ¡Pollo! Que yo sepa no te gustaba. – Yo podía ver el brillo burlón en sus ojos y sabía que lo que decía era verdad. – Baechu, me haces creer que realmente estas ciega. – Ella suspiró fuertemente. – ¿Acaso has visto todos los platos que hay en la mesa?…

Donate de esperma. (Wenrene) [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora