Cada mañana Camila se levantaba a las 6:00 a.m. para prepararse y salir a trabajar a la librería que se encontraba estratégicamente cerca de la universidad donde estudiaba, cuando terminaba su turno a eso de las 4:00 de la tarde asistía a sus clases, ya que esta se encontraba en último de año de Derecho y la verdad estaba ansiosa por culminar.
Ya había pasado una semana desde que publicó en su blog "Las cursilerías del amor" y quería hablar esta semana de un tema un poco más serio. Aunque tenía una especie de bloqueo mental en cuanto al mismo a elección. Llegó el fin de semana y como cada viernes se sentaba en su escritorio, encendió su laptop, colocó una taza de café a lado de esta, puso en su reproductor canciones de Adele y su pijama de color amarillo (lo llamaba el pijama de las alegrías e ideas geniales).
Tenía aproximadamente una hora y las ideas nada que le llegaban. En eso entró su hermana a su habitación como era de costumbre: a chismear un rato de los acontecimientos de cada una.
—Hola hermanita, ¿escribiendo la columna de mañana? —preguntó Amelia con un par de cervezas y unos muffins de chocolate a la habitación de esta.
—Hola, sí. Pero me encuentro con una especie de bloqueo escritor, lo cierto es que he estado muy estresada esta semana con las tareas de la universidad y el trabajo ha estado más demandante que nunca, desde que Nicolás renunció y me quedé yo por ahora cubriendo, ha sido agotador —soltó un largo suspiro, cerró su laptop para tomar un receso y hablar con su hermana.
—¡Uf!, en serio suena agotador. Creo que te comprendo, en el mío solo es: "Amelia, recuerda que esta semana debemos pagar la quincena y debes asegurarte que haya fondos suficientes en la cuenta de la empresa" o "Necesito un informe que me detalle los clientes morosos y cómo vamos actuar con ellos". Ser Tesorera al principio no lo vi tan difícil, pero ahora —suspira cansada—. Siento que entraré en un colapso nervioso con todo lo que hay que hacer por más que esté todo organizado. —Le pasó la lata de cerveza a su hermana y ella le dio un sorbo a la suya.
—Deberíamos irnos de farra, tenemos tiempo que no salimos, la veces que nos vemos siempre andamos ocupadas y si acaso nos vemos en las mañanas antes de cada una irse hacer sus asuntos. Por cierto, Amelia. ¿Cómo te fue con Ethan y la cena romántica que te preparó? —Miró a su hermana esperando una respuesta, mientras daba un mordisco a su muffin de chocolate.
—¿Qué te parece salir mañana en la noche?, tengo mi paga y un par de ropa nueva que recibí en mi cumpleaños que te puedo prestar, y te quedará muy bien. En cuanto a Ethan, me fue de Ma-ra-vi-lla —dijo deletreando esa última palabra y se echó a reír de manera pícara.
—Sabía que Ethan te daría tremendo postre, eres una golosa hermanita.—Le hizo un guiño y continuó—. Me siento inexperta a lado tuyo. La verdad tu novio está muchísimo mejor, que los anteriores que tuviste; no es perfecto a veces se ríe como si tuviera un cerdo adentro o ese otro cuando a veces le da por vestirse como horror de la moda, camisa de cuadros grandes con pantalones de rayas. Creo que lo salva su sonrisa, pero digo algún defecto debía tener. —Ambas se echaron a reír recordando cómo es aquel chico.
—Eres una exagerada, su risa de cerdo no tiene arreglo, pero la vestimenta sí. Gracias a mí, ha mejorado su estilo sin perder su esencia. Además, no creo en los hombres perfectos, ni siquiera yo soy perfecta. Lo importante es que nos queremos y respetamos el uno al otro, mientras haya eso podré seguir considerándolo como buen partido para matrimonio. —En ese punto Amelia quedó pensativa, como tratando de hacerse la idea de si en serio quería casarse ya o esperar un poco más.
—¡Oh, por Dios!, mi hermana ha hablado de matrimonio ¿en serio estás dispuesta ya?—exclamó Camila sorprendida—. La última vez que tocamos ese tema, me decías que preferías estar soltera de por vida. —Ambas soltaron las carcajadas.
—A veces me lo planteo, aunque no me lo creas. —Tomó un sorbo de su cerveza y añadió—: Hablando de eso, ya sé que puedes hablar en tu blog. —Puso cara de que tenía una gran idea en mente.
—¿Quieres que hable sobre casarse joven en estos tiempos? —Por la cara que le hizo intuyó de qué tema quería que escribiera.
—Sí, aunque podrías agregarle si consideraron casarse vírgenes o ya haber probado el postre —comentó Amelia en tono burlesco y tentada a abordar ese tema con ella.
—Creo que casarse joven en este siglo ya no es una prioridad, tú eres el vivo ejemplo Amelia; acabas de cumplir 27 años y, aunque te lo has planteado, sigues sin estar completamente lista. Es más, hasta yo tengo eso en mis planes a largo plazo, calculo que a los 35 años podría estar casada o siendo madre soltera o simplemente sola. No ha llegado ese indicado y las ganas para lanzarme a ese campo de batalla. Tampoco dudo que quieras a Ethan, sabes los veo casados y siendo buenos padres, claro si deciden tener hijos —acotó Camila buscando los mejores argumentos para empezar a debatir.
—Pues estamos de acuerdo con ese tema, lo mejor hermanita es que disfrutes tu soltería y si por alguna razón eres madre soltera, cuentas con todo mi apoyo. —Palmeó el hombro de su hermana con una sonrisa—. Ahora bien, agrégale al tema lo que te mencioné, ¿aún crees que llegar virgen al matrimonio sea indispensable? Digo ni tú ni yo vamos a llegar con el manto blanco sin ninguna mancha, pero siento que mientras se disfrute la sexualidad libremente sin tanto tabú y de manera responsable no debe haber problema. Me molesta el hecho de que la sociedad siempre nos critique por tenemos relaciones con la pareja que tengamos en ese momento, en cambio los hombres parecen penelandia. Quizás no todos, tampoco los voy echar en el mismo saco, sin embargo, es algo que me saca de mis casillas el no verlo como algo normal —exhaló dejando salir ese enojo reprimido de un tema que jamás deja un buen sabor de boca.
—Voy agregar ese nuevo término: "Penelandia". El libertinaje tiene sus riesgos si lo vemos desde la parte de que fuera normal, el problema radica que, si uno de los dos no está limpio y no es responsable en comunicárselo al otro, andarás enfermando a todas sus parejas sexuales a diestra y siniestra. Ahora, si lo vemos en la parte tranquila de simplemente tener tu pareja y ambos tienen ese compromiso con el otro de serle fiel, aparte de tener sexo sea un complemento, entonces estoy de acuerdo. Otra razón con el tema de la virginidad es que, desde pequeñas, mamá nos decía: "Yo sé cómo caminan" o lo otro "Llegar virgen, te da la tranquilidad de haber cumplido los designios de Dios".
—Camila, no estoy en contra de los designios de Dios, no obstante sigue sin estar la balanza en igualdad. Jamás he escuchado de que el hombre haya llegado puro al igual que su prometida, siempre es la mujer la que llega así o eso es lo que nos hacen creer. Mas que una sociedad machista, es una anarquía que quiere reprimir de todas formas a través de pensamientos poco fundamentados. Por otro lado, admiro a quienes sí llegan intactos tanto hombre como mujer, porque así lo decidieron y no por una doctrina.
Quedaron ambas en estado pensativo, pero de cierta forma satisfechas con el argumento de cada una. Al final es una decisión que solo uno puede tomar y no porque otro así te lo quiso imponer.
El tema de hoy es algo que nunca pasa de moda, y una vez lo llegué a discutir en frente de la clase cuando estaba en la universidad. Ustedes ¿Qué opinan?.
Saludos,
Jenny.
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El Blog de Camila [Completa]
Teen FictionCamila cansada de buscar blogs que no digan las cosas como en realidad son, sin tantas medias tintas, se propone a crear su propio espacio en la web abordando temas que nadie le gusta hablar. En medio de todo esto descubrirá que en la persona que má...