Capítulo 15. Viejas Amistades

75 38 35
                                    


Las semanas pasaban rápido, tanto que ya se acercaba el tiempo en que Camila debía terminar su informe de la práctica profesional para presentar como su sustentación de grado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas pasaban rápido, tanto que ya se acercaba el tiempo en que Camila debía terminar su informe de la práctica profesional para presentar como su sustentación de grado. El estrés para ella se encontraba a flor de piel, pero a la vez se sentía animada de que pronto terminaría una etapa más en su vida. Mientras se encontraba en su habitación escribiendo aquel trabajo final su teléfono móvil empezó a sonar, vio la pantalla y se sorprendió de quién se trataba.

—Hola Romina, tiempo sin saber de ti amiga —saludó emocionada tras contestar la llamada.

—Hola Camila, hermana de otra madre. Sí, ha sido mucho tiempo sin tener contacto contigo; pero te he llamado para avisarte que he vuelto y esta vez para quedarme —dijo su amiga con la misma alegría.

—¡¿En serio?! Pensé que te quedarías en España más tiempo por lo del empleo de tu esposo —dijo Camila algo extrañada, pues sabía que su amiga no regresaría al país hasta dentro de unos años.

—Los planes cambiaron, así que quiero reunirme contigo para ponernos al día de todo. ¿Qué te parece vernos mañana a las 11:00 a.m. en el café de siempre? —preguntó Romina entusiasmada.

—Me parece perfecto, ahí estaré querida amiga. Te he extrañado un montón —respondió Camila con nostalgia.

—Oye chica, no estés triste. Ya te he dicho que estoy de vuelta. —Sonrío Romina—. Son muchas cosas que contar así que separa parte del día para hablar sin prisa.

—Ya me compuse, por eso no hay problema. Entonces nos vemos mañana como acordamos.

—Sí, te quiero amiga. Que descanses —se despidió Romina.

La mañana del sábado se levantó temprano, ya que no quería llegar tarde a la reunión con su mejor amiga, eran casi año y medio que tenían sin verse desde que se fue, porque su esposo le habían ofrecido una plaza de empleo en la casa matriz de una multinacional para la cual trabajaba. Siempre andaban ocupadas y eran pocas las veces que podían sentarse hacer una vídeo llamada sin que alguna fuera interrumpida por algo.

Llegó al establecimiento a la hora fijada y buscó dónde se había sentado su amiga, hasta que la vio al final del pasillo.

—Hola Romi, ¿cómo has estado? —saludó con un abrazo apenas llegó donde estaba ella.

—En lo que cabe puedo decir que estoy bien —contestó Romina sin perder la sonrisa que la caracterizaba desde que se conocían. Tenía el cabello más largo y de un castaño claro, su rostro se veía un poco opaco debido al cansancio, sin embargo; con el maquillaje que llevaba lograba disimularlo bastante bien para quienes no la conocían tanto como Camila—. Y a ti, ¿cómo te ha ido?

—Bastante bien, aunque ajetreado como siempre —contestó a su amiga acompañada de una sonrisa.

—Y eso que todavía no empiezas a ejercer. —Camila asintió y ambas tomaron u sorbo de sus bebidas—. Tus padres y Amelia, ¿cómo están? —preguntó Romina.

El Blog de Camila [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora