¿Puedes, puedes, puedes?

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Cliché.

¿Cómo sería habitar en la vida de otra persona solo por algunos días? sentirse parte de algo y no un mero desperdicio de oxígeno, un espectador de la vida mientras esta pasa sin detenerse por ti. ¿Sería reconfortante recibir genuina atención? Esta era la continua pregunta que se hacía Hange todos los días, ¿Podría alguna vez llegar a ser lo suficientemente importante para alguien al nivel de no querer perderla?

Retiro su telescopio del marco de la ventana, esa noche estaba nublado así que de todos modos no lograría ver nada, cerro con seguro esta misma y se acostó apagando su lámpara, suspiro resignada a vivir presa de sus pensamientos.

Entonces la mañana llego y con ella el molesto sonido de la alarma cuya música era la de un comercial de pudin japonés y lo detestaba pues pasaba gran parte de la mañana tarareando la dichosa canción.

-Cariño llegaras tarde –entro su madre abriendo la puerta de par en par y abriendo las cortinas dejando la luz del día colarse por todo el lugar- Hange... Sé que estas despierta.

-No iré hoy –dijo casi inaudible escondiéndose nuevamente bajo las sabanas- Y no hay alguna razón, solo no quiero ir.

-Es tu último año, ¿Enserio quieres perderte un día de tu último año de escuela?- dice apenada, mucho más apenada de lo que su propia hija podría estar bajo la premisa que eran los últimos meses en esa asquerosa escuela- El próximo año pensaras ¿"Porque no fui más a clases"?

-Madre es solo un día, ni que fueran los aliens a visitar la escuela, aunque...- sale de debajo de las sabanas—Ese sería el único motivo por el cual iría a la escuela.

-¿Qué pasa? ¿Alguien te molesta?

-Todo mundo, ¿Acaso no te enteras de las cosas que te converso?- dijo ofendida y su madre suspira cansada sentándose a los pies de la cama- Mamá no quiero una charla motivacional de que las cosas van a cambiar, que depende de mí el cómo me presento al mundo, pues te tengo noticas. El mundo no va a cambiar, mis compañeros serán unos cabrones este año también y yo no iré a clases hoy.

-Está bien- rueda los ojos cansada- Pero ¿Qué pasa con Nanaba? vas a dejarla sola en esa boca de lobo que describes.

-Nanaba sobrevivirá sin mí por un día, tal vez eso la ayude a avanzar las cosas con Mike. Créeme nada pasa porque falte un día.

-Eres incorregible ¿Lo sabias?

Y tal como lo había pronosticado Hange, no hubo ningún mensaje en su teléfono con cosas del tipo ¿"Porque no viniste hoy"? dudaba siquiera que sus propios profesores hubieran notado su ausencia y eso que era bastante activa con sus respuestas, un tipo de sabelotodo en las clases de ciencia lo cual le enorgullecía pero a la vez hacia que sus compañeros susurraran a su espalda.

Cada vez que se perdía en sus pensamientos se planteaba como seria que su vida sufriera un poco de un fenómeno llamado cliché, había visto un sinfín de películas americanas en donde la chica de anteojos mágicamente se transformaba en una mujer hermosa por el solo hecho de sacárselos, colocarse un poco de brillo en los labios y usar un maldito encrespador, cuando lo pensaba extrapolándolo a la vida real sonaba realmente estúpido pero tenía tantas ganas de que algo como eso le ocurriera a ella; pensó en el tipo de vida que envidiaba y se encontró pensando en su bajo compañero de clases, Levi.

No sabía que era lo que hacía tan especial al chico bajo de cabellos negros, pero era popular entre las chicas y los chicos, no era deportista pero se notaba que se mantenía en un buen estado físico demostrándolo en las clases de educación física, era muy inteligente y se rodeaba de gente popular y su actitud tsundere parecía elevarlo en un pedestal invisible del cual ella claramente no era parte ni quiera como una pelusa que ensuciara dicho pedestal. Se sentía totalmente estúpida envidiando a un chico con el cual había hablado muy pocas veces y al cual le sacaba cabeza y media de diferencia en estatura.

Cliché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora