Recordaras mis palabras.

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En el capítulo anterior.

-A esta hora soy hasta Doraemon, déjame dormir, nos vemos mañana- entonces le colgó.

-Amigos...- repitió para sí misma quedándose en la oscuridad de su cuarto luego de bloquear el teléfono- Yo, ¿Amiga de Levi Ackerman?


                                                                                   ***

Una mañana más escuchando la endemoniada canción del pudin y Hange realmente se estaba planteando que rayos pasaba con ella, ya que prometía diariamente cambiarla y jamás ocurría. Se retorció entre las sabanas al ritmo de "Pudin, pudin" y fueron malas noticias para su cuerpo, todos los huesos le sonaron y el dolor en cada musculo de sus brazos y piernas la hizo quedarse inmóvil.

-Un día, un miserable día de ejercicio ¿Y me respondes de esta manera? –Se quejó en contra de su propio cuerpo- No puedes ser tan ineficiente- parecía que este se había vuelto contra ella porque la agarro un calambre en la pantorrilla que la hizo caer de la cama- Aun no empieza y este día para ser de mierda- resoplo mientras masajeaba su pierna y trataba de que las lágrimas de dolor no resbalaran por su cara.

-Hange...- era su madre entrando a la habitación sin golpear como si la puerta fuera invisible – ¿Qué haces revolcándote ahí?

-Un calambre- indico su pierna, estirando una de sus manos para que su madre la ayudara a ponerse de pie –Madre no es que no te tenga confianza, pero podrías golpear antes de entrar.

-¿Porque? conozco todo lo que hay en ti, recuerda que habitaste mi útero y saliste de mi- dijo con el típico tono de madre cuya defensa es "Yo te di la vida"- ¿Que podrías estar haciendo que yo no pueda ver?

-No lo sé, ¿Qué pasa si un día X me da por masturbarme y llegas y entras? –la verdad dijo lo primero que se le vino a la mente con tal de que su madre pensara en su privacidad.

-Para mí no sería vergonzoso, estas en una edad en donde puedes experimentar todo lo que quieras con tu cuerpo- Hange claramente no esperaba esa respuesta- De hecho en algún momento vas a empezar tu vida sexual, yo puedo traer del hospital condones, pero necesitare llevarte al ginecólogo para un tratamiento anticonceptivo.

-Mamá...- en la mente de su progenitora se había formado todo un plan de contingencia cuando ella solo había soltado una simple broma –Olvídalo, cuando llegue el momento hablare contigo.

-Eso es lo que te estoy diciendo cariño, ahora ve a bañarte iré a dejarte a la escuela.

-¿Tienes libre?

-Sí, tengo un par de trámites que hacer y pedí todo el día- la castaña se levantó del piso sin dolor pero con la pierna aun delicada- Así que te espero para desayunar.

*

Levi se encontraba abrochando el ultimo botón de su uniforme cuando sintió golpes en su puerta dando paso a la oscura cabellera de su madre que se asomaba por la puerta con una sonrisa muy pacifica en el rostro.

-Yo venía a despertarte- comento algo decepcionada –Aún queda mucho tiempo para que te vayas a la escuela- dijo mientras pasaba y se sentaba en la cama perfectamente tendida de su hijo.

-Desperté apenas salió el sol- comento sacudiendo alguna que otra pelusa de su ropa- Ven, tienes esto chueco- se dirigió a su madre arreglando el pañuelo rojo que hacia parte de su uniforme, trabajaba en el aeropuerto así que todos los días debía lucir de punta en blanco- Te ves muy linda hoy- comento finalmente.

Cliché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora