Esa pequeña siesta en esa tarde lluviosa, duró poco más de dos horas. Las dos chicas juntas, compartiendo el mismo aire en la misma habitación. Ninguna se veía con ganas de despertar de sus respectivos sueños, pero en algún momento debían hacerlo.
{Ding Dong}
Antes de levantarse e ir a atender soltó un gruñido. Era común que eso pasara ya que el timbre sonaba por toda su casa y siempre se olvidaba de desconectarlo antes de ir a dormir.
Sin darse cuenta de la rubia que estaba a unos centímetros de distancia, bajó escalón por escalón, casi saltándose algunos, hasta llegar a la gran puerta en la entrada de la casa.
Su piel muy pálida, sus labios rojos y gruesos, sus ojos achinados y sus ganas de seguir durmiendo se notaban. No le importaba que alguien la vea con ese aspecto, era lo que menos le importaba en ese momento.
Al abrir la puerta pudo ver a dos figuras muy familiares, sus mejores amigas.
- ¡Que cara de muerta! -Jisoo siempre diciendo lo que piensa. No le importan los sentimientos de los demás. Ella creció y pasó toda su vida con la idea de que si guardaba sus problemas, no decía lo que pensaba o mentía todo le iba a salir mal.
- Gracias -respondió Jennie sarcásticamente. No le gustaba que se burlen de su apariencia pero que podía hacer, eran sus mejores amigas.
Sin preguntar se adentraron al hogar de la castaña y fueron directo a la cocina.
- WOW! Gracias por prepararnos la comida, estoy muy hambrienta -dijo Lalisa refiriéndose a las manzanas, el café, ya bastante frío, y los panqueques en la pequeña mesa de la cocina.
- No te sientas especial Manoban, no son para tí -respondió la castaña.
- ¿Y para quién entonces? -esa pregunta activó el cansado cerebro de Jennie. Sus ojos se abrieron como platos y olvidándose completamente de sus amigas fue hacia el sofá, pero la rubia no estaba allí.
Sin contarle a sus compañeras que estaba pasando empezó a buscar por toda la casa. Lalisa y Jisoo no entendían ¿Su amiga se había vuelto loca? En el grupo, Jennie era la más tranquila de todas, la más organizada y más responsable de todas. Pero parecía haber sido endemoniada.
- ¿¡Qué están mirando!? Ayuden a buscar -dijo la castaña desesperada.
Sin saber que debían buscar, la coreana y la tailandesa empezaron a correr por todos lados, levantar almohadas y fijarse debajo de las mesas. Nunca habían visto ese lado de Jennie y les daba un poco de miedo.
La castaña soltó un suspiro y se rindió. Tal vez Rosé había vuelto a su casa sin haberle avisado.
Se dirigió a la mesita en la cocina y empezó a comer los pedazos de manzana. Las otras dos dejaron de buscar lo que sea que se supone que debían encontrar y se sentaron en las otras dos sillas al lado de Jennie.
- ¿Que era lo que teníamos que encontrar? -preguntó Jisoo.
- Nada, nada -respondió Jennie- ¿Por qué vinieron a molestar? -si, así se trataban.
- Primero que nada, gracias por darnos está tan cálida bienvenida -"agradeció" Lisa. La castaña respondió rodando los ojos para luego clavar la mirada en la pelinegra- Bueno, bueno. Yo vine para buscar el pequeño espejo que me olvidé ayer y Jisoo no lo sé, ella si quería molestar.
- El espejo está arriba en mi habitación. No pienso subir las escaleras para buscar algo que perdiste por ser irresponsable -dijo destacando la última palabra.
- Está bien, yo iré -
La pelinegra se levantó de su asiento para ir hacia las escaleras y llegar a la habitación de la castaña. Abrió la puerta y se encontró con la rubia quien seguía en un profundo sueño.
- ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaa!! -gritó. Las dos castañas que estaban comiendo los panqueques corrieron hacia donde estaba Lisa, Jennie con miedo de que haya una rata o cucarachas y Jisoo, sabiendo que Lalisa es la rata, solo para acompañar a la contraria.
La rubia estaba asustada y cansada. Se había despertado de repente por los ruidos que hizo la de flequillo.
- ¡¡HAY UNA CHICA DURMIENDO EN TU CAMA!! ¡¡Y ES RUBIA!! -gritó la pelinegra.
- No, no es eso -la cortó Jennie tranquila con la intención de aclarar las cosas. Aunque ella tampoco entendía por qué la australiana estaba durmiendo en la misma cama en la que ella durmió.
Lisa prefirió guardar silencio por unos segundos y Rosé aprovechó ese tiempo para presentarse.
- Me llamo Rosé -dijo aún con su cara de dormida y aturdida por lo que estaba pasando.
- Lindo nombre, soy Lisa -dijo la pelinegra aún con un poco de confusión.
- Yo soy Jisoo, un gusto -extendió su mano en dirección a la rubia siendo más respetuosa que la tailandesa.
Esa situación era muy rara para Rosé. Estaba en una habitación que no era la suya, con dos personas que no conocía y una castaña mirando al suelo mientras suspiraba.
Y eso no era todo, todavía quedaba un largo día.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
Para las dos personas que están leyendo esto:
Sinceramente, este capítulo me pareció una reverenda MIERDA, pero lo tenía que hacer para que el final de la historia tenga sentido.
La idea era que sea un capítulo largo, pero no tuve tiempo ni imaginación así que va a tener parte dos. Perdón por tanta cosa fea ✌🏻😗✌🏻😗✌🏻😗
Les regalo esta foto de Rosita hermosa como una disculpa 🌷
ESTÁS LEYENDO
Please - CHAENNIE
Fanfiction"¿No crees que se cansó de tanta insistencia?" ╰─►⸙͎ ✓ Chaennie ✓ Escribiendo ✓ Actualizaciones los domingos ✓ Historia 100% mía ✓ No se permiten copias ni adaptaciones