Después de una tarde de charla, ya era momento de que Rosé dejara la casa. Siempre sentía esa sensación de vacío al tener que dejar de compartir el tiempo con Jennie. Era exactamente la misma sensación que sentía cuando era pequeña y sus amigas tenían que irse.
Y es verdad, ella si había tenido una vida social en el pasado. Cuando tenía aproximadamente ocho años invitaba a sus pocas amigas a jugar a su casa, con muñecas, disfraces o lo que sea. Cada vez que sonaba el timbre indicando que sus respectivas madres habían pasado a recoger a sus hijas, se decepcionaba y esa sonrisa pasaba a ser una cara triste.
Tal vez era por el miedo que le tenía a los zombies o directamente a morir sola. Le aterraba el hecho de pensar en eso. Podía sonar un poco extraño pero prefería mil veces morirse con cien personas mirándola (o acompañada de alguna otra persona) que morir sola.
Y aunque con el pasar de los años ese miedo fue disminuyendo (todavía no había desaparecido del todo) lo que actualmente le aterraba era morir mientras tomaba un baño. Su familia tendría que ver su cadáver completamente desnudo y eso sería vergonzoso. No tendría que avergonzarse ya estaría muerta, pero le incomodaba de todas formas.
No era algo de lo que había que preocuparse, sus miedos eran demasiados.
- Rosé -salió de su trance al escuchar la voz de Jennie intentando llamar su atención.
- Si, si. Ya me voy -en vez de despedirse como una persona normal lo haría, empezó a buscar objetos adentro de la casa de la castaña para usar como excusa y no tener que abandonar el lugar.
Su miedo había vuelto después de tanto tiempo. Al perder todo tipo de contacto con sus amigas de la infancia, ya casi había podido deshacerse del temor y la incomodidad que se formaba.
- Que linda camisa ¿Dónde la compraste? -esquivó a Jennie para alejarse de la puerta y adentrarse otra vez a la casa. Fue a "admirar" el pedazo de tela que se encontraba sobre una de las sillas que había en la sala.
¿Qué no se iba a ir? Confundida volvió a cerrar la puerta- Me la regaló mi representante ¿Te gusta? -preguntó aún desorientada.
- Me encanta -no encontraba tema de conversación así que preguntó lo primero que se le vino a la cabeza- ¿Cuál es tu color favorito? -pregunta estúpida.
- Te he respondido como tres veces desde que nos conocemos -
- ¿A sí? no lo recuerdo -intentó poner la cara menos tonta que se le ocurrió, pero no funcionó. Su sonrisa la delataba. Antes de que Jennie preguntara sobre lo que estaba pasando, volvió a hablar- ¿Puedes repetirme tus colores favoritos? -la coreana soltó un suspiro y sin pensar respondió.
- El verde, el celeste y el gris -
- Cierto -dijo alargando la 'e'- ¿Y por qué te gustan esos colores? -su comportamiento ya era demasiado raro e incómodo. Era imposible que la castaña no se diera cuenta de las verdaderas intenciones de la rubia.
- Rosé ¿Qué es lo que pasa? -alejó la silla de la mesa y apoyó su cuerpo en ella.
- Nada, nada. Todo normal -obviamente nada estaba normal.
- En serio Rosé ¿Qué es lo que pasa? -
Se dio por vencida y decidió responder con toda la sinceridad que había en su cuerpo. Bueno, no toda- Tengo miedo de que me asalten mientras voy a mi casa -cero porciento de sinceridad.
- No era tan difícil decir la verdad. Si quieres puedo llevarte en mi auto -esa sería una mejor opción, pero todavía no quería irse.
- Gracias, pero tengo hambre -hambre era lo que menos tenía en ese momento.

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Please - CHAENNIE
Fiksi Penggemar"¿No crees que se cansó de tanta insistencia?" ╰─►⸙͎ ✓ Chaennie ✓ Escribiendo ✓ Actualizaciones los domingos ✓ Historia 100% mía ✓ No se permiten copias ni adaptaciones