Pág 2: Uchiha

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Cuando creí que llegaría a la Aldea me desesperé al ver que no había un camino realmente.

Entre árbol y árbol al final logré llegar a un tipo de campamento.

O al menos eso creí yo...

Al estar cerca un hombre alto se me acercó.

– ¿Por qué vienes tan tarde? – Me dijo este viéndome fijamente.

Por un momento casi me ahogo al  ver el logo en su camisa. Era un Uchiha. Con vestimentas realmente antiguas y con armas colgadas de la sintura.
Su cabellera larga caía hasta por debajo de sus hombros y sus ojos bien enmarcados por pestañas presumía unos bonitos ojos.

– Hee... si. He llegado un poco tarde. – dije viéndole tratando de ser convincente.

No me preguntó nada más y me dejó pasar. Supongo que en gran medida tengo la certeza que me ha dejado pasar al ver que en mis ojos tengo activado el sharingan.

Al entrar al lugar noté que realmente no era la Aldea. Eran todo Uchiha.... todos.

Yo era casi una bebé cuando la masacre del clan se dio, así que jamás en mi vida había visto a tantos de mi clan reunidos.

Habían casas armadas de manera simple y otras pareciendo solo de acampada. Yo agradecía que muchos ya prendían fogatas. Uno que otro me vio extrañado. Pero nadie dijo nada.

Yo al ver mi vestimenta casi me doy un ataque cardíaco propio. ¡Mi ropa no coincide! En nada.

Ni siquiera las sandalias se parecen.

Rápidamente corrí hasta un lugar con menos Uchiha.

Llegué hasta un lugar donde si había una casa decente. Bastante decente.

A través de las tradicionales puertas de papel observé algo que a mi parecer fue un hecho detonante en la historia de los Uchiha.

No pude evitar tomar la puerta y abrirla sin ningún cuidado viendo entonces a los dos protagonistas de la escena trágica.

Entonces le vi... Uchiha Madara. Casi una pesadilla para cualquier shinobi que participara en la 4ta gran guerra ninja.

Este al verme con el sharingan activado lo hizo también.

Temí por mi vida: si. Aseguro con toda certeza que temí muchísimo.
Ese hombre me aterra. Uno de los mayores asesinos de la historia...

Pero mi valentía de tres segundos me hizo soltar algo que en ese momento obviamente me beneficiaría.

– ¡Soy ninja médico y puedo salvar a Izuna Uchiha! – dije muy rápido sin verle realmente a los ojos con miedo a caer en un terrible genjutsu.

El me vio. Me sentí analizada... pero el tiempo corría e Izuna Uchiha casi dejaba de respirar por la herida que le atravesaba.

– Antes de ti alguien más me aseguró que no podía salvarle. – me dijo muy serio.

Yo asentí rápidamente.

– Si pero puede que yo pueda hacer algo. ¿Me deja entrar por favor?

Dije parada frente a la puerta corrediza que yo moví y que aún así jamás pisé por miedo a ver a aquel hombre.

Madara Uchiha asintió y yo con el miedo de mi existencia saqué mis sandalias y me apresuré a quitar el equipaje de mis hombros.

Tengo entendido que el ninjutsu médico que Tsunade me enseñó viene de la perfección de esta técnica del mismísimo primer Hokage. Y fui yo en persona quien desellé varios pergaminos de ese mismo hombre a la quinta Hokage. Así que mi ninjutsu médico en esta época es superior.

𝑳𝒂 𝑽𝒊𝒂𝒋𝒆𝒓𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora